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- Fiscalización de Obra en Paraguay: El Sistema Invisible que Define la Calidad de los Desarrollos Inmobiliarios
La supervisión técnica que ordena, controla y garantiza la calidad en un mercado que crece en escala y complejidad. En Paraguay, la imagen más visible del crecimiento del sector inmobiliario son las estructuras que suben, los edificios que se imponen en el skyline y el movimiento acelerado de máquinas y cuadrillas en los sitios de obra. Sin embargo, detrás de ese despliegue constructivo existe un componente menos conocido, menos visible pero absolutamente determinante para el éxito de cualquier proyecto: la fiscalización de obra. Este proceso técnico-administrativo acompaña silenciosamente cada etapa del desarrollo y se convierte en el mecanismo que ordena, verifica y garantiza que lo prometido comercialmente se traduzca en un edificio seguro, funcional y conforme a las normativas. La fiscalización en Paraguay se ha ido complejizando a medida que los proyectos migraron de escalas modestas a emprendimientos cada vez más sofisticados. Hoy, un edificio o un barrio cerrado no se sostienen solo sobre planos y contratos: se sostienen sobre un sistema de control que enlaza a la desarrolladora, a los proyectistas, a los directores de obra, a los contratistas, a los laboratorios, a las municipalidades y, en ciertos casos, a entidades financieras o fiduciarias. Aunque los roles varían según el tipo de proyecto y la estructura legal que lo acompaña, la lógica es la misma: verificar que la obra avance dentro de los estándares de calidad previstos, que las modificaciones se justifiquen técnicamente, que los materiales respondan a las especificaciones y que cada fase del proceso sea trazable. En un desarrollo inmobiliario típico, la fiscalización comienza incluso antes de que se ponga el primer ladrillo. La revisión técnica de los planos, la compatibilización entre disciplinas, la validación de memorias de cálculo, la planificación del cronograma y la preparación de procedimientos constructivos forman parte del primer gran filtro, un filtro que busca anticipar errores y reducir incertidumbres. Cuando la obra inicia, este trabajo pasa a un escenario más dinámico, donde la supervisión se vuelve diaria y donde se cruzan decisiones estructurales, ajustes de obra, ensayos de calidad, controles de seguridad y verificaciones normativas. El fiscal, sea interno o externo, se convierte entonces en un actor clave que transita entre el diseño y la ejecución, entre la teoría y la realidad del proceso constructivo. En los últimos años, algunas empresas del sector comenzaron a elevar el estándar nacional al institucionalizar sistemas propios de fiscalización que operan como unidades independientes dentro de sus grupos. Petra Urbana, por ejemplo, creó Cronos, una empresa que proyecta y fiscaliza sus desarrollos con autonomía operativa y metodologías propias, lo que permite una verificación técnica continua y una trazabilidad más rigurosa del proceso constructivo. En una línea similar, CIVIS impulsa FiscaPro, una firma dedicada específicamente a la verificación profesional de calidad, cumplimiento y plazos en proyectos inmobiliarios, ofreciendo un control externo que complementa los mecanismos tradicionales de supervisión. La aparición de estas estructuras especializadas muestra cómo los actores más avanzados del mercado están incorporando modelos donde la fiscalización deja de ser un área interna difusa para convertirse en un servicio profesionalizado, medible y transparente, que aporta confianza tanto a desarrolladores como a compradores. El modelo paraguayo combina tres grandes dimensiones de fiscalización que interactúan de forma simultánea. Por un lado, está el control interno de la desarrolladora, que en los proyectos de mayor escala se materializa en departamentos técnicos capaces de monitorear la calidad del hormigón, la ejecución de instalaciones críticas, el cumplimiento de planos, la seguridad en obra y la coherencia entre avance físico y cronograma. Aunque este control depende de la estructura de cada empresa, es generalmente el más cercano al día a día y el que permite corregir desviaciones antes de que se conviertan en problemas mayores. A esa dimensión se suma la fiscalización ejercida por los proyectistas y directores técnicos, cuya intervención define cómo se resuelven las incompatibilidades que surgen inevitablemente en cualquier obra. Ingenieros estructurales, arquitectos y especialistas en instalaciones deben validar decisiones que impactan tanto en la integridad del edificio como en su desempeño futuro. Su rol, aunque no siempre continuo, es crucial porque establece un puente entre la intención del proyecto y su ejecución física. La tercera dimensión aparece con fuerza en proyectos que utilizan estructuras fiduciarias o financiamiento bancario. Allí ingresa la figura de la fiscalización externa, cuyo objetivo es doble: garantizar la calidad técnica y asegurar la trazabilidad financiera de la obra. Cada desembolso que realiza el fiduciario o la entidad financiera depende de certificaciones de avance verificadas por un fiscal independiente, lo que reduce riesgos para todos los involucrados y obliga a mantener un nivel de transparencia y rigor que va más allá de la supervisión interna. Estos sistemas, cada vez más frecuentes en Paraguay, ofrecen al comprador un resguardo adicional y actúan como un contrapeso que protege el patrimonio afectado al proyecto. El alcance real de la fiscalización es más amplio de lo que suele imaginarse. No se limita a observar si una losa está terminada o si una mampostería está alineada, sino que atraviesa áreas fundamentales como la resistencia de los materiales, los ensayos de laboratorio, las pruebas de instalaciones eléctricas y sanitarias, los sistemas de protección contra incendios, la calidad de las terminaciones, la adecuación normativa y la coherencia entre presupuesto, avances y pagos. En un mercado donde los departamentos se venden mayoritariamente en preventa, cada una de estas fases adquiere un valor crítico: la fiscalización se convierte en el garante silencioso de que lo que se cobra corresponde a lo que realmente se ejecutó. A pesar de su importancia, el sistema de fiscalización paraguayo enfrenta desafíos estructurales. Las diferencias entre desarrolladoras son notorias. Algunas operan con controles robustos, procesos digitalizados, modelos BIM que permiten prever interferencias y equipos multidisciplinarios que evalúan la calidad en tiempo real. Otras delegan prácticamente toda la supervisión al contratista general, lo que genera un evidente conflicto de interés y abre la puerta a desviaciones que solo se evidencian al final del proyecto. A esto se suma la debilidad de la fiscalización municipal. Aunque las municipalidades cuentan con marcos normativos y realizan inspecciones, sus capacidades técnicas y operativas son limitadas, lo que convierte el control público en un proceso más documental que técnico. El comprador final, por su parte, suele desconocer qué implica la fiscalización y, en consecuencia, no incorpora este factor en su decisión de compra. Esta falta de cultura técnica permite que proyectos sin controles sólidos avancen con la misma rapidez comercial que aquellos construidos bajo estándares rigurosos, generando asimetrías que afectan la reputación del mercado en general. A ello se agrega la ausencia de estándares unificados que definan tolerancias, criterios de calidad y protocolos de entrega, lo cual provoca que dos proyectos del mismo segmento puedan presentar niveles sustancialmente diferentes de supervisión. Mirando hacia adelante, el fortalecimiento de la fiscalización se vuelve indispensable para sostener el crecimiento del mercado inmobiliario paraguayo. La tendencia internacional se orienta hacia modelos más integrados, donde la tecnología, especialmente el uso de BIM y plataformas de control de obra, permite registrar cada decisión, cada inspección y cada ensayo con trazabilidad. Estos modelos generan un ecosistema más profesional y reducen la discrecionalidad que históricamente caracterizó a muchos procesos constructivos. Profesionalizar la fiscalización implica no solo fortalecer la supervisión técnica y mejorar las capacidades públicas, sino también promover una mayor transparencia hacia el comprador. Implica que el mercado pueda diferenciar entre proyectos con sistemas de control sólidos y aquellos en los que la fiscalización es mínima. Y, sobre todo, implica comprender que la calidad de un edificio no se define únicamente por sus terminaciones visibles, sino por un proceso continuo de decisiones verificadas, documentadas y ejecutadas con rigor. En un país que está viviendo uno de los ciclos inmobiliarios más dinámicos de su historia reciente, la fiscalización de obra es mucho más que un proceso técnico: es el pilar silencioso que sostiene la confianza del mercado, la seguridad de los habitantes y la solidez del activo inmobiliario. Su fortalecimiento no solo es necesario, sino inevitable para construir un sector que combine competitividad, calidad y transparencia en la misma línea de crecimiento que proyecta para las próximas décadas.
- Ciudad del Este: Frontera, Comercio y un Nuevo Ciclo Urbano-Inmobiliario en el Este del Paraguay
Un territorio que pasó de ser un puesto estratégico en la frontera a consolidarse como la segunda ciudad más importante del Paraguay, articulando comercio, infraestructura, crecimiento demográfico y un mercado inmobiliario en plena expansión dentro de un sistema metropolitano que une a Ciudad del Este, Hernandarias, Presidente Franco y Minga Guazú. Ciudad del Este nació como un puesto fronterizo estratégico y con el tiempo se transformó en un nodo urbano y económico cuya influencia trasciende las fronteras del país. Fundada como Puerto Flor de Lis en 1957, y rebautizada más tarde como Puerto Presidente Stroessner, la ciudad se consolidó desde sus primeras décadas como un punto de conexión entre Paraguay y Brasil, apoyada en la movilidad que generó el Puente Internacional de la Amistad y en un dinamismo comercial que no ha dejado de crecer. Hoy es la capital del departamento de Alto Paraná, se encuentra a 327 kilómetros de Asunción por la Ruta PY02 ya duplicada casi en su totalidad, y forma parte del extenso ecosistema urbano de la Triple Frontera, integrada con Foz do Iguaçu y Puerto Iguazú, un espacio transnacional de casi un millón de habitantes que comparte comercio, turismo, infraestructura energética y un flujo constante de personas y capital. El censo paraguayo de 2022 confirma la magnitud demográfica del distrito, con 325.819 habitantes dentro de sus límites y más de medio millón si se considera el área metropolitana que incorpora a Hernandarias, Presidente Franco y Minga Guazú. Este conjunto urbano ha evolucionado hacia un sistema policéntrico donde cada ciudad cumple un rol complementario: la capital departamental conserva su liderazgo comercial y logístico; Hernandarias concentra energía, industria, vivienda y grandes urbanizaciones privadas; Presidente Franco emerge como un corredor residencial y turístico con acceso directo al río Paraná; y Minga Guazú se posiciona como un nodo industrial y aeroportuario, impulsado por el aeropuerto Guaraní y numerosos parques logísticos. La posición geográfica de Ciudad del Este la convirtió desde temprano en un espacio de encuentro económico y cultural. Miles de personas cruzan a diario el Puente de la Amistad, principalmente desde Brasil y Argentina, atraídas por el modelo de comercio minorista, mayorista y tecnológico que distingue a la ciudad dentro del país. A ello se suma un creciente turismo de compras que sostiene un flujo constante de visitantes en temporada alta y baja, generando un ecosistema donde conviven galerías tradicionales, centros comerciales contemporáneos y operadores que atienden tanto al consumidor final como al mercado regional. La infraestructura fronteriza atraviesa un proceso de transformación que reconfigurará los patrones de movilidad del área metropolitana. El nuevo Puente de la Integración, que unirá Presidente Franco con Foz do Iguaçu, comenzará a operar en diciembre de 2025 de manera progresiva, descongestionando el Puente de la Amistad, canalizando el transporte de carga hacia un corredor específico y creando un nuevo eje logístico al sur de Ciudad del Este. Esta obra se complementa con la duplicación de la Ruta PY02, concluida en 2023 en sus últimos tramos, que redujo tiempos, mejoró la seguridad vial y fortaleció la integración entre la capital del país y el Este, facilitando tanto el transporte comercial como el flujo de trabajadores, estudiantes y turistas. La consolidación de Ciudad del Este como segunda ciudad más importante del Paraguay., en términos económicos, poblacionales y de influencia regional, no solo se explica por su comercio, sino también por la aparición de nuevas funciones urbanas. La industria liviana crece en las periferias; emergen nuevas centralidades corporativas como el World Trade Center inaugurado en 2021; y el sector inmobiliario experimenta un ciclo de expansión con proyectos residenciales, corporativos y de gran escala que aprovechan un mercado en transformación, impulsado por la demanda local y metropolitana. Uno de los pilares del desarrollo urbano del área es el Paraná Country Club, en Hernandarias, un proyecto pionero que sentó las bases del concepto de urbanización privada de gran escala en Paraguay. Nacido en los años 80 sobre unas 450 hectáreas, el PCC combinó desde sus inicios infraestructura deportiva, club house, golf y un contacto directo con los ríos Paraná y Acaray, en un entorno natural privilegiado. Con el tiempo evolucionó hacia un “distrito socioeconómico” que articula más de 2.700 inmuebles, integrando sectores residenciales consolidados, comercios de cercanía, equipamientos urbanos y una comunidad que mezcla residentes permanentes con propietarios de viviendas de fin de semana. Su influencia sobre el desarrollo urbano del Este fue decisiva: impulsó la valorización de Hernandarias, atrajo servicios y generó un estándar que otras urbanizaciones buscaron replicar. Costa del Lago en Hernandarias En esa línea de proyectos que redefinen el crecimiento del área se destaca Costa del Lago, desarrollado por Raíces Real Estate también en Hernandarias. Con 380 hectáreas y una laguna cristalina de entre 3 y 3,5 hectáreas con tecnología Crystal Lagoons®, el proyecto consolidó el concepto de “country de playa” en el Este del país. Su propuesta, que incluye marina con salida al lago Itaipú, áreas deportivas, senderos, piscinas, canchas y un club house de nivel internacional, introdujo un estilo de vida orientado al agua y al ocio, en una combinación que atrajo tanto a residentes locales como a compradores de otras ciudades, especialmente Asunción. Su inauguración en 2023 marcó un punto de inflexión en la adopción de grandes espejos de agua artificiales en proyectos inmobiliarios de Paraguay. Vivo Los Naranjos y Vivo Los Guayabos de Codas Vuyk La llegada de desarrolladoras con trayectoria nacional reforzó aún más el posicionamiento del Este como un mercado inmobiliario en expansión. Codas Vuyk y CRESIA desembarcaron en Ciudad del Este en 2024 con el inicio de la construcción de Vivo Los Guayabos y el lanzamiento de Vivo Los Naranjos , dos desarrollos ubicados en uno de los corredores residenciales más tradicionales de la ciudad. La zona, históricamente vinculada a familias de Itaipú, se caracteriza por viviendas amplias, árboles frondosos y una identidad barrial marcada, lo que convierte a estos proyectos en una evolución natural del mercado residencial hacia tipologías verticales. Vivo Los Guayabos , con seis pisos y unidades que van de 40,43 a 135,24 m², propone un producto con fuerte foco en consumidor final, articulando opciones de uno a tres dormitorios con diseño contemporáneo y entrega prevista para 2026. El ritmo comercial del proyecto supera el 90% de unidades vendidas, lo que confirma la demanda latente de vivienda vertical de calidad en la ciudad. Vivo Los Naranjos , también de seis pisos, se orienta a un público similar pero con superficies más amplias, de 80 a 150 m², respondiendo a dos tendencias claras del mercado: jóvenes que buscan independizarse dentro del barrio donde crecieron y familias que encuentran en el departamento una alternativa más funcional y práctica que una casa tradicional. Su entrega está prevista para 2027. Paseo Boquerón de Codas Vuyk A estos proyectos se suma Paseo Boquerón , ubicado casi en primera línea del Lago de la República, una de las zonas más emblemáticas de Ciudad del Este. Con 84 unidades aptas para alquiler temporario, el proyecto fue concebido a partir de un perfil de demanda muy particular: residentes y turistas que buscan departamentos versátiles en áreas estratégicas con alta movilidad peatonal, acceso a espacios verdes y proximidad a gastronomía, universidades y equipamientos urbanos. Sus amenities, coworking, sala de estudio, salón gourmet, sala de juegos, quincho, piscina, solárium y gimnasio, responden a un público que valora la experiencia integral de vivienda. Más del 75% de las unidades están comercializadas y la entrega está prevista para abril de 2028. Riviere de Metrika Metrika, por su parte, fue una de las primeras desarrolladoras de Asunción en desembarcar con fuerza en el Este. Tras el lanzamiento de Fronterra en 2022, hoy finalizado e inaugurado, la firma inició en 2024 la construcción de Riviere , un proyecto de escala sobria pero de gran sofisticación arquitectónica ubicado en la nueva extensión del distrito comercial del Paraná Country Club. Sobre un predio de 2.000 metros cuadrados y a pocos metros del borde ribereño, Riviere integra tipologías residenciales de gran amplitud: penthouses de 295 m², unidades de tres dormitorios de 205 y 195 m², y departamentos de dos dormitorios desde 117 hasta 147 m². La arquitectura prioriza la relación con el paisaje del río Paraná y la flexibilidad interior, con una entrega prevista para julio de 2027. La presencia de Metrika en la ciudad no solo amplía la oferta residencial, sino que eleva el estándar de diseño y sostenibilidad en el mercado local. Lofty City Hub de Metrika El dinamismo inmobiliario del Este se refleja también en la aparición de propuestas conceptuales que interpretan las nuevas formas de habitar de una generación joven, móvil y conectada. Lofty City Hub , lanzado en 2025 en el corazón de Barrio Boquerón 1, constituye un ejemplo claro de esta transición. Pensado como un ecosistema vertical que combina vivienda, comercio y espacios colaborativos, el proyecto se inserta en el corredor gastronómico y universitario más activo de la ciudad, a una cuadra del Lago de la República y con vistas permanentes gracias a la ubicación sobre una calle sin salida. Lofty City Hub representa la consolidación de un nuevo modelo urbano en Ciudad del Este: edificios híbridos que buscan integrar usos, promover la vida a pie y crear una experiencia habitacional asociada al tiempo compartido, la versatilidad y la proximidad con los servicios. Todo este entramado urbano, económico e inmobiliario hace de Ciudad del Este un caso singular en el Paraguay contemporáneo. Su evolución no responde a un crecimiento espontáneo, sino a una acumulación de infraestructuras, decisiones políticas, inversiones y patrones migratorios que redefinieron su territorio. Hoy, la ciudad combina su identidad de polo comercial con un progresivo desarrollo industrial, con la presencia decisiva de Itaipú como actor regional, con un movimiento inmobiliario cada vez más sofisticado y con una red metropolitana en expansión. A medida que el nuevo puente abra un segundo acceso internacional y que los proyectos residenciales y corporativos ganen escala, es probable que Ciudad del Este profundice un proceso de transformación urbana que ya se siente en sus barrios, en su borde ribereño y en la forma en que miles de personas la habitan, la recorren y la imaginan como una ciudad de frontera en pleno siglo XXI.
- Cómo Funciona un Edificio: La Gobernanza, la Copropiedad y la Administración que Sostienen el Valor Inmobiliario
Una exploración del régimen de copropiedad, la gobernanza edilicia y las responsabilidades compartidas que definen el futuro de los activos inmobiliarios, más allá de la arquitectura y la ubicación. En el imaginario de muchos compradores de departamentos, la inversión inmobiliaria se reduce a una ecuación simple: adquirir, alquilar, cobrar una rentabilidad y esperar la valorización con el paso del tiempo. Sin embargo, detrás de esa visión simplificada existe un sistema estructural complejo, profundamente normado y absolutamente determinante para el valor de cualquier inmueble. Un sistema que, paradójicamente, es desconocido por la gran mayoría de propietarios e inversionistas: la administración del edificio y el régimen de copropiedad que regula su funcionamiento. En el Paraguay urbano contemporáneo, donde la verticalización avanza a un ritmo acelerado, el desconocimiento sobre estos temas es generalizado. Los propietarios rara vez comprenden que, desde el momento en que adquieren una unidad, pasan a formar parte de una comunidad con reglas específicas, responsabilidades compartidas y una estructura de gobernanza que define la salud financiera y física del edificio. También desconocen que la forma en que se administra el inmueble es uno de los factores que más incide en la preservación del valor, en la calidad de vida de los residentes y en la rentabilidad futura. Creen que basta con pagar una expensa mensual, como si se tratara de una cuota fija sin mayor profundidad, sin preguntarse qué se está haciendo realmente con ese dinero, cómo se planifica el mantenimiento o qué mecanismos existen para tomar decisiones. El punto de quiebre suele darse cuando un propietario curioso comienza a notar ciertas inconsistencias: cables sin revisar, sistemas contra incendio sin mantenimiento, obras que nunca se ejecutan, facturas poco claras, o simples señales de deterioro que evidencian la falta de planificación. Ese primer malestar abre, para algunos, una puerta hacia un mundo que nunca habían considerado. Con el deseo genuino de entender cómo funciona el edificio y cómo se administra la inversión colectiva, muchos comienzan a investigar: preguntan cómo se rige la administración, cuáles son los procesos de una asamblea, quién toma realmente las decisiones, qué obligaciones tiene el administrador y de qué manera se controlan los gastos. En ese camino descubren que existe una estructura jurídica que regula todo el funcionamiento: el reglamento de copropiedad. El reglamento de copropiedad es un documento clave que se redacta antes del nacimiento del edificio y que se inscribe en Registros Públicos. Es, en términos simples, la carta orgánica del inmueble, un equivalente a los estatutos de una sociedad anónima. Allí se establecen los porcentajes de copropiedad de cada unidad, las bases de administración, las relaciones entre los propietarios y la forma en que deben tomarse las decisiones. A partir de ese reglamento se determina cómo se constituye la asamblea, cómo se elige un consejo de administración y cuáles son las obligaciones y límites tanto del administrador como de los propios propietarios. Nada de eso es opcional. Nada es informal. Todo responde a un marco legal preciso. A pesar de su relevancia, este documento es prácticamente desconocido para la mayoría de los compradores. Muchos propietarios jamás lo leen y, por lo tanto, desconocen por completo cuáles son sus derechos y obligaciones. No saben que, según el reglamento de copropiedad, debe existir un consejo de administración elegido en asamblea, conformado por propietarios y encargado de supervisar todo lo que ocurre en el edificio. Tampoco saben que la administración contratada debe responder a ese consejo, que funciona como un directorio, y no tomar decisiones por cuenta propia. En muchos edificios ocurre exactamente lo contrario: la administración opera sin supervisión, decide contrataciones, realiza compras, maneja presupuestos y ejecuta obras sin la validación formal del órgano que debería dirigir el edificio. Es una distorsión tan común que muchos residentes creen que es la forma normal de funcionamiento, cuando en realidad implica un incumplimiento tanto del reglamento como del sentido básico de gobernanza de una propiedad compartida. Cuando los propietarios empiezan a involucrarse, descubren también que el buen funcionamiento del edificio no depende solamente de la voluntad del administrador, sino de un equilibrio ordenado entre roles. El consejo de administración, compuesto por personas que deben ser necesariamente copropietarias, tiene la responsabilidad de controlar el presupuesto mensual, aprobar los gastos, supervisar la contratación de proveedores, evaluar proyectos de mejora, garantizar la transparencia de las decisiones y velar por el estado general del inmueble. La administración, por su parte, debe ejecutar lo que el consejo define, asegurar el cumplimiento de la normativa, mantener registros claros, presentar informes periódicos y actuar siempre bajo directivas, no por iniciativa unilateral. Cuando este sistema falla, los edificios experimentan problemas que erosionan silenciosamente su valor. Las compras se realizan sin control, los proveedores no son evaluados adecuadamente, el personal de mantenimiento no está calificado, los sistemas de emergencia quedan desatendidos, las tareas preventivas se postergan indefinidamente y las pequeñas fallas se acumulan hasta convertirse en problemas mayores. La falta de transparencia genera desconfianza, la ausencia de planificación encarece los gastos y la degradación física impacta tanto en el valor de reventa como en la capacidad del edificio para atraer buenos inquilinos. En términos prácticos, una mala administración puede destruir más valor que cualquier fluctuación del mercado. El desconocimiento generalizado sobre estos aspectos tiene un efecto adicional: muchos propietarios creen que no tienen derecho a involucrarse. Suponen que la administración “se encarga de todo” y que ellos no tienen voz más allá de pagar las expensas. Lo cierto es que cualquier propietario, incluso aquel que no participa activamente en las asambleas, tiene derecho a solicitar todas las facturas del mes, revisar los movimientos de caja, conocer a los proveedores, verificar si los precios están alineados al mercado y entender en qué se está utilizando cada guaraní. Es dinero de todos y, por lo tanto, está sujeto a control de todos. La administración no puede negarse a entregar información, porque forma parte de un consorcio que tiene el deber de rendir cuentas. A medida que los edificios crecen en complejidad, la dimensión legal cobra aún más relevancia. Las asambleas deben realizarse respetando estrictamente lo que establece el Código Civil, tanto en términos de convocatoria como de quórum y validez de las resoluciones. Cuando esto no ocurre, cualquier decisión puede ser impugnada e incluso dar lugar a responsabilidades legales. Por eso, en muchos casos es recomendable que un abogado acompañe los procesos de asamblea, revise el reglamento de copropiedad, verifique el cumplimiento de las formalidades y garantice que las decisiones estén respaldadas legalmente. No se trata de burocracia: se trata de proteger al edificio, a los propietarios y a la inversión colectiva. La cultura de involucramiento que muchos edificios comienzan tímidamente a desarrollar demuestra que, cuando los propietarios se organizan y se conocen entre sí, el funcionamiento mejora de forma inmediata. Las decisiones se vuelven más estratégicas, la transparencia aumenta, los gastos se optimizan y la conservación del edificio se vuelve una prioridad compartida. La administración, lejos de ser un actor autónomo, se convierte en un ejecutor eficiente de un proyecto común. De esa interacción se desprende un beneficio doble: quien vive en el edificio disfruta de un entorno más cuidado y armónico, mientras que quien alquila su unidad obtiene una rentabilidad más estable y previsible gracias a un inmueble bien gestionado y apreciado por el mercado. En definitiva, involucrarse no es un acto de sobrecarga, sino de protección. La inversión inmobiliaria no termina en la entrega de llaves; comienza allí. Un edificio bien administrado es un edificio que conserva su valor, que envejece con dignidad, que se mantiene competitivo frente a nuevas ofertas y que transmite confianza al mercado. Uno mal administrado, por el contrario, pierde valor, aumenta su vacancia, genera conflictos internos y se convierte con el tiempo en un activo problemático. Conocer el reglamento de copropiedad, comprender el rol del consejo, supervisar a la administración, exigir transparencia, participar en las decisiones y mantener un diálogo entre propietarios no es opcional: es parte esencial del negocio inmobiliario moderno. En un mercado cada vez más vertical y sofisticado, la salud administrativa de un edificio es uno de los pilares más sólidos para sostener rentabilidades reales y aumentar la vida útil del activo. Lo que ocurre puertas adentro, en las decisiones, en las reuniones, en los balances y en los mantenimientos, es, muchas veces, lo que determina si una inversión prospera o se deteriora. Gestión, trasparencias y control, es la clave para el buen desarrollo de una administración efectiva en un edificio. El Inmobiliario agradece a Lincoln González por la información proporcionada para la elaboración de este artículo.
- Los Desarrollos Residenciales Privados De Gran Escala Más Grandes Del Paraguay
Un recorrido por los desarrollos residenciales privados de mayor escala del país, donde la combinación de lagunas, golf, servicios integrados y planificación a largo plazo comienza a redibujar el mapa urbano del Paraguay. En menos de dos décadas, Paraguay pasó de contar con unos pocos countries pioneros a desplegar un mapa de desarrollos residenciales privados de escala inédita en la región. Barrios cerrados, urbanizaciones y verdaderas “microciudades” que combinan vivienda, deporte, comercio, educación, entretenimiento y, cada vez más, agua: ríos, lagunas naturales y grandes espejos cristalinos. Este ranking reúne a algunos de los desarrollos residenciales privados de gran escala más grandes del país, ordenados por superficie aproximada, a partir de información proporcionada por las propias desarrolladoras y datos públicos. Las cifras de hectáreas son aproximadas y pueden variar levemente según la fuente o la etapa del masterplan. Más allá de las diferencias de ubicación o modelo de negocio, todos comparten un patrón: escala territorial, fuerte presencia del agua, amenities por encima del estándar histórico del mercado y una mirada de largo plazo sobre cómo se habita, se invierte y se construye ciudad. 1. El Delta – 1.600 hectáreas (Nueva Asunción) El Delta es, hoy, el desarrollo privado de mayor escala del Paraguay. Ubicado entre el Puente Remanso y el Puente Héroes del Chaco, sobre la margen derecha del río Paraguay, se despliega sobre unas 1.600 hectáreas en la llamada Nueva Asunción; un territorio que está llamado a convertirse en el gran laboratorio urbano del país. Con masterplan de BMA y conceptualización urbana de Solaria City Makers, El Delta se presenta como una ciudad planificada donde el agua organiza el paisaje: 6 kilómetros de costa sobre el río, 23 kilómetros de canal navegable y 16 kilómetros de lagunas internas. Esa infraestructura hídrica no es solo un recurso escénico, sino un eje de valor: vistas, marinas, actividades náuticas y una distribución de barrios que se vinculan constantemente con el agua. Dentro del masterplan, La Isla Del Delta fue el primer desarrollo residencial: una isla conectada por puente, con 66 lotes de alrededor de 2.000 m² cada uno, que instala un concepto de exclusividad muy poco común en el mercado local. A ella se suman propuestas como Riverside, un conjunto de edificios de media densidad de hasta ocho niveles con vistas al río y al golf; Barrio Norte, con 300 lotes en 100 hectáreas y un clubhouse deportivo diseñado por Christian Gould; y Barrio Náutico, que condensa el ADN acuático del proyecto con 68 hectáreas, 200 lotes y marinas privadas para embarcaciones. El Delta , además, integra una capa corporativa y de servicios que lo acerca a la idea de “ciudad en sí misma”: Las Palmas Street Mall, un centro comercial de 55.000 m² con oferta gastronómica y de servicios cotidianos; un Centro de Negocios con edificios como Alkan, Navis y Navis II; y la primera zona franca de servicios del país, con tres torres de oficinas orientadas a empresas nacionales e internacionales. Completan el ecosistema el complejo náutico Marina del Delta y Tarumá Golf, un campo de 18 hoyos diseñado por Stirling & Martin, que consolidan al proyecto como referente regional en el cruce entre urbanismo, vida náutica y real estate de alto estándar. 2. Paraná Country Club – 450 hectáreas (Hernandarias / CDE) Si El Delta representa la nueva generación de mega-desarrollos, el Paraná Country Club es el gran pionero. Nacido en los años 80 como emprendimiento de la inmobiliaria homónima, el proyecto se extiende sobre unas 450 hectáreas en Hernandarias, sobre la confluencia de los ríos Paraná y Acaray, y se ha consolidado con el tiempo como una de las urbanizaciones privadas más prestigiosas y consolidadas del país. Originalmente concebido como un club de campo, con golf, club house y piscina como imanes comerciales, el PCC evolucionó hacia una urbanización privada con tres áreas bien diferenciadas: sector comercial, área residencial y el club propiamente dicho, articulando hoy 2.700+ inmuebles entre viviendas, lotes y emprendimientos complementarios. La primera cancha de golf y el club house marcaron el inicio de un estilo de vida asociado al deporte, la sociabilidad y el contacto con la naturaleza, en un entorno de bosques frondosos a pocos minutos de Ciudad del Este. Con los años, el Paraná Country Club se convirtió en un verdadero “distrito socioeconómico”: actividades deportivas que marcaron época, vida social intensa, comercio de cercanía y una comunidad consolidada de residentes permanentes y de fin de semana. En términos urbanos, es el antecedente directo de muchos proyectos actuales: una gran extensión de suelo privado, con infraestructura interna, gobernanza propia y una identidad muy fuerte, que terminó influyendo en la manera en que se piensa el desarrollo suburbano en el Alto Paraná y en el país. 3. Costa del Lago – 380 hectáreas (Hernandarias) Costa del Lago, desarrollado por Raíces Real Estate en Hernandarias, con 380 hectáreas, se configura como uno de los countries más extensos de la región. El corazón del proyecto es una laguna cristalina de aproximadamente 3 a 3,5 hectáreas con tecnología Crystal Lagoons®, que recrea una experiencia de playa caribeña con arena blanca en plena meseta de Alto Paraná. La propuesta se completa con áreas verdes, marina con salida al lago de Itaipú, área deportiva con canchas de tenis, pádel, fútbol y piscinas, senderos para bicicletas y un club house con servicios de primer nivel. Inaugurado en 2023 en su amenity principal, Costa del Lago consolidó el formato “country de playa” en el este del país y anticipó el boom de proyectos anclados en grandes espejos de agua artificiales, que luego se replicarían en otras ciudades. 4. Agua Vista – 307 hectáreas (San Juan del Paraná / Itapúa) Agua Vista es el gran exponente del sur del país. Ubicado en San Juan del Paraná, frente al río Paraná y a pocos minutos de Encarnación, se desarrolla sobre unas 307 hectáreas que combinan topografía natural, vista al agua y una infraestructura deportiva muy robusta. El emprendimiento cuenta con más de 1.100 lotes de entre 800 y 1.400 m² y un paquete deportivo poco habitual en el mercado local: campo de golf profesional de 18 hoyos sobre 57 hectáreas, dos canchas de fútbol profesional, canchas de tenis, pádel, básquet, ciclovía de 10 km, circuito de mountain bike y gimnasio equipado. A esto se suma una zona náutica privilegiada con 36 muelles, guardería de embarcaciones, canal de navegación y playa privada, con quinchos y áreas de apoyo para el uso recreativo del río. Agua Vista se posiciona como un “country ribereño” que integra el paisaje del Paraná, deporte de alto nivel y vivienda de baja densidad. Es también uno de los casos donde el componente turístico y de segunda residencia se mezcla con una comunidad cada vez más estable de residentes permanentes, aprovechando el dinamismo económico de Encarnación y su área de influencia. 5. Aquadelta – 200 hectáreas (Distrito Norte / Limpio) Aquadelta es una de las apuestas más fuertes de Raíces Real Estate en el corredor norte de Asunción. Desarrollado sobre más de 200 hectáreas a orillas del riacho San Francisco, a unos 25–30 minutos del eje corporativo de la capital, se concibe como una comunidad planificada que combina vida náutica, amenities de alto nivel e integración con servicios educativos y comerciales. La escala es su gran diferencial: costanera de 600 metros, laguna de olas de más de 3 hectáreas, seis barrios residenciales, dos barrios náuticos y un barrio Wave, además de más de 4 hectáreas y media de áreas deportivas, clubhouse deportivo, guardería náutica y equipamientos pensados para un uso intensivo del agua como amenity cotidiano. El masterplan reserva más de ocho hectáreas para áreas comerciales y de servicios: del lado derecho, un clúster educativo con colegio (International Smart School), universidad y espacios de cowork; del lado izquierdo, retail, gastronomía y servicios de conveniencia. La idea es reducir la necesidad de desplazamientos largos y permitir que la vida familiar, académica y social se desarrolle en el mismo entorno. En términos de mercado, Aquadelta aparece como respuesta a una tensión creciente: familias que valoran la conectividad con Asunción pero buscan patio, verde, amenities y vida al aire libre, en un contexto donde el stock de departamentos de la capital ya alcanzó una masa crítica. El proyecto se posiciona como una especie de “ciudad-parque” náutica, donde el tiempo de traslado se convierte en un factor de calidad de vida más que en una carga diaria. 6. Rialto – 192 hectáreas (Nueva Asunción) Rialto es otra pieza clave del rompecabezas de Nueva Asunción. Desarrollado sobre unas 192 hectáreas al otro lado del Puente Héroes del Chaco, se presenta como un barrio cerrado de gran escala, con 42 hectáreas de lagunas integradas al diseño urbanístico y un enfoque marcado en la combinación de naturaleza, diseño contemporáneo e infraestructura soterrada. El proyecto se ubica a pocos minutos del aeropuerto y del eje corporativo, lo que lo vuelve especialmente interesante para quienes buscan cercanía a las centralidades de Asunción sin resignar un entorno de baja densidad, verde y agua. La etapa actualmente en desarrollo contempla el primer barrio con 248 lotes unifamiliares, soporte de amenities como salón de eventos, club house, gimnasio, bicisenda, cancha de pádel y piscina con deck, además de calles pavimentadas y servicios totalmente subterráneos. 7. Los Pingos – 100 hectáreas (Surubi’í / Limpio) Los Pingos – Club de Campo es un desarrollo de 100 hectáreas dentro de la tradicional urbanización Surubi’í, a orillas del riacho San Francisco y a solo 3,2 km de la avenida Aquino. El proyecto, impulsado por Altius Group y con el respaldo de Peninsula Investments Group, apuesta por un diseño fuertemente curado: el masterplan urbanístico fue desarrollado por el Estudio Robirosa, referente en barrios privados en Argentina, y el diseño de accesos y áreas comunes por Ezequiel Gil, del estudio Pacífica. Esa combinación da como resultado un barrio cerrado donde la arquitectura, el paisaje y el agua tienen un protagonismo central. Uno de los diferenciales de Los Pingos es su sistema de lagunas naturales con tratamiento ecológico, que permite mantener la calidad del agua a bajo costo y habilita usos recreativos con muelles privados en los lotes sobre laguna. El club house sobre el riacho, con playa y marina, se suma a una infraestructura deportiva completa y a la proximidad con clubes y asociaciones de exalumnos como el Centenario, CURDA, San José y Goethe, reforzando su posicionamiento en el segmento de familias que combinan vida profesional activa, sociabilidad intensa y búsqueda de naturaleza. El proyecto también integra componentes de centralidad como Los Mimbres Open Mall y su cercanía colegio Maple Bear Surubi’í, que anclan comercio y educación dentro del propio entorno urbano y elevan el nivel de servicio de toda la zona. 8. Highlands – 90 hectáreas (San Bernardino) Highlands Park & Lagoon , desarrollado por Petrohué Real Estate en el acceso antiguo a San Bernardino, es uno de los proyectos que más ha capturado atención en el mercado por su combinación de arte, naturaleza y tecnología Crystal Lagoons®. Se levanta sobre un predio de 90 hectáreas, con 469 lotes, 75 townhouses y un conjunto futuro de edificios residenciales y hotel boutique. Su gran protagonista es una laguna cristalina con 100% de perímetro de playa, que según la desarrolladora alcanza cerca de 28.000 m² de agua y más de 21.000 m² de arena. El diseño arquitectónico, a cargo de Gould Arquitectura, trabaja con una doble lectura: fachadas ligeras y sutiles hacia la playa y volúmenes más marcados hacia el exterior, dando una identidad contemporánea al conjunto. Highlands incorpora además un cuidado paisajismo con especies autóctonas y ornamentales, club house con bar de playa, gimnasio, área de parrillas y juegos infantiles. El proyecto se desarrolla en dos etapas: la primera, enfocada en lotes, townhouses y laguna; la segunda, destinada a macrolotes para edificios, paseo comercial, propuesta gastronómica y un hotel boutique con playa propia. El inicio de obras de la primera etapa fue en 2023 y su entrega se proyecta para 2026. 9. Blue Lagoon – 86 hectáreas (Pedro Juan Caballero) Blue Lagoon Amambay es un caso paradigmático de cómo el modelo de barrio cerrado con laguna cristalina se expandió más allá del eje Asunción–Cordillera y el Alto Paraná. Ubicado a minutos del centro de Pedro Juan Caballero, este proyecto de Raíces Real Estate ocupa unas 86 hectáreas, con áreas verdes, senderos y una laguna Crystal Lagoons® de alrededor de 4 hectáreas como protagonista. El concepto replica, adaptado al contexto de Amambay, la lógica de “resort residencial”: playa, deportes, bar de playa y amenities en un entorno controlado y seguro. En una ciudad históricamente marcada por el comercio de frontera, Blue Lagoon introduce un producto residencial aspiracional que agrega una nueva capa al tejido urbano y turístico de la zona. 10. Aquabrava – 65 hectáreas (Altos / Cordillera) Aquabrava , también de Raíces Real Estate, esta ubicado sobre la ruta San Bernardino–Altos, a 3 km de Aquavillage, se desarrolla sobre 65 hectáreas con 463 lotes residenciales, nueve macrolotes y dos edificios de departamentos, configurando un barrio cerrado de nueva generación orientado a la sustentabilidad. El corazón del masterplan es una laguna cristalina con tecnología de olas artificiales Wavetech, la primera de su tipo dentro de un barrio cerrado en Paraguay. Rodeada de más de 9.000 m² de playas de arena en casi 360 grados, concentra el programa recreativo: club house, wet bar, gimnasio, canchas de tenis, pádel, fútbol y usos múltiples. El paisaje se complementa con un vivero propio (Garden Market) para aclimatación de especies y un diseño que pone énfasis en vegetación nativa y resiliencia. En términos de infraestructura, Aquabrava integra soluciones de drenaje pluvial avanzadas, con captación de escorrentía hacia un cañadón natural, reservorio y reutilización para riego, lo que lo posiciona como el primer barrio cerrado del país en aspirar a certificación LEED a escala de urbanización y no solo de edificio. La tipología multifamiliar se incorpora con los edificios MAUI, residencias de playa de baja altura frente a la laguna, que amplían el espectro de público incorporando vivienda en propiedad horizontal sin resignar acceso directo a las amenidades. Un nuevo mapa de ciudad: tendencias y desafíos Vistos en conjunto, estos diez desarrollos ayudan a leer el momento que vive el mercado residencial privado de gran escala en Paraguay: La escala ya no es la del loteo tradicional, sino la del masterplan territorial: proyectos de 60, 80, 200 o 1.600 hectáreas que funcionan como ciudades en sí mismas, con vivienda, comercio, educación, deporte y recreación integrados. El agua se consolidó como eje estructurador del valor inmobiliario: ríos, lagunas naturales y espejos cristalinos con tecnología de última generación son el hilo conductor entre El Delta, Costa del Lago, Agua Vista, Aquadelta, Highlands, Blue Lagoon y Aquabrava. El deporte y el bienestar pasan de ser “amenities” a ser parte del concepto central: golf de 18 hoyos, canchas profesionales, clubes deportivos completos y circuitos aeróbicos que definen estilos de vida y comunidades. La mezcla de usos, residencial, comercial, educativo, corporativo, se vuelve cada vez más sofisticada, especialmente en proyectos como El Delta, Aquadelta, Los Pingos o Highlands, donde el colegio, el open mall o el centro de negocios están pensados desde el inicio. Al mismo tiempo, estos desarrollos plantean desafíos clave para la planificación urbana pública: cómo acompañar con infraestructura vial, transporte, servicios básicos y normativa un crecimiento privado que se adelanta a los tiempos del Estado; cómo integrar estas “microciudades” al tejido urbano más amplio para evitar enclaves desconectados; y cómo garantizar que la ciudad compacta no pierda competitividad frente al atractivo de los barrios cerrados. Lo cierto es que, con sus distintas escalas, historias y modelos de negocio, estos proyectos ya están reescribiendo el mapa residencial del Paraguay. Y, en el camino, están instalando una nueva conversación sobre qué significa hoy “vivir bien” en el país: más espacio, más naturaleza, más agua, más comunidad y más planificación de largo plazo.
- Distrito Perseverancia Celebra Su Inauguración en un Acto que Marca el Inicio de un Nuevo Barrio para Asunción
La presentación oficial abrió al público la primera fase del desarrollo, con su red de calles, áreas verdes y edificios iniciales en funcionamiento. La noche del miércoles 26 marcó un momento decisivo para Asunción: la inauguración oficial de Distrito Perseverancia, un proyecto que no solo presenta nuevas residencias, comercios y espacios públicos, sino que introduce un modelo de barrio contemporáneo pensado para devolverle a la capital una manera de vivir que parecía perdida. El acto contó con la presencia del presidente de la República, Santiago Peña, la primera dama Leticia Ocampos, autoridades nacionales, propietarios, colaboradores y clientes, quienes acompañaron el inicio formal de una nueva etapa en la vida urbana de la ciudad. Desde el inicio del masterplan, el equipo detrás del proyecto tuvo claro que la inauguración debía centrarse en el barrio como sistema completo, y no únicamente en edificios individuales. Por eso, lo que se habilitó este miércoles es la trama urbana en sí: las calles, las veredas, los parques, las plazas, los senderos peatonales y todo el tejido común, listos para ser utilizados desde el primer día sin convivir con grandes áreas en obra. En total, se pusieron en funcionamiento más de 30.000 m² de parques y plazas, además de un circuito para caminar que atraviesa el corazón del desarrollo y que refleja la intención de crear una experiencia urbana continua, cómoda y agradable. A esta apertura del espacio público se sumaron las primeras piezas del componente comercial de Distrito Perseverancia. Durante el evento quedaron inauguradas las primeras tiendas, restaurantes y el supermercado Casa Rica, marcando el comienzo de una activación progresiva que continuará durante las próximas semanas. Paralelamente, se dio inicio a la entrega de las dos primeras torres residenciales, al tiempo que la primera torre corporativa comenzó a recibir a los inquilinos responsables de ejecutar las adecuaciones internas de sus oficinas, con la vista puesta en su inauguración definitiva antes de fin de año. Si algo marcó la filosofía del proyecto, desde sus etapas iniciales, fue la decisión de que Distrito Perseverancia no fuera un oasis, una isla moderna y aislada del resto de la ciudad. El objetivo fue exactamente el contrario: construir un barrio que actúe como catalizador de una nueva Asunción, recuperando cualidades que alguna vez definieron a la capital. La vida de barrio, la caminabilidad, la proximidad entre vivienda y servicios, la posibilidad de ir a pie a restaurantes, cafés y tiendas, y la experiencia de un entorno verde y humano formaron el núcleo conceptual del plan. La idea no fue inventar una ciudad nueva, sino devolver a Asunción atributos que siempre fueron valiosos, y que con el tiempo se volvieron más difíciles de encontrar. La mirada también se extendió a la dimensión ambiental. Asunción se caracteriza históricamente por su densidad de árboles y su condición verde, un rasgo que el equipo consideró irreemplazable. Por esa razón, una parte fundamental del trabajo consistió en trasplantar árboles existentes, reubicarlos dentro del proyecto y complementar esa base con nuevas especies, de modo a aumentar la cobertura vegetal respecto a la condición previa del terreno. Este equilibrio entre arquitectura y naturaleza se traduce en un barrio donde las sombras, la vegetación, los materiales seleccionados y la orientación de las calles actúan en conjunto para crear un microclima propio, reduciendo la sensación térmica y favoreciendo la circulación de aire. La ingeniería del microclima guió decisiones como la elección de pavimentos poco absorbentes de calor, la dirección de los vientos que se busca recibir y los ejes de sombra que recorren el proyecto. En Distrito Perseverancia, las expresiones estéticas también cumplen un rol estructurante en la forma de habitar el barrio. El arte se integra al espacio urbano no como un adorno, sino como un reflejo vivo del sentir colectivo, construyendo puentes que conectan a las personas con su entorno y fortalecen la identidad del lugar. A través de Artivation, el proyecto incorpora instalaciones, exposiciones, muestras y colaboraciones con artistas nacionales e internacionales, haciendo del barrio un escenario cultural en permanente movimiento. Esta vocación artística se profundiza con la Huella Edith Jiménez, un concepto que ancla el ADN visual de Distrito Perseverancia en la memoria de la artista paraguaya y de Don Pedro Zuccolillo. El logotipo del barrio está inspirado en Los Troncos , la serie creada por Jiménez a finales de los años sesenta utilizando maderas de la antigua propiedad La Perseverancia. Estas piezas, que recorrieron bienales y exhibiciones internacionales, incluyendo la IX Bienal de São Paulo, y forman parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York, aportan textura, simbolismo y continuidad histórica a la identidad del proyecto. Hoy, una de esas piezas originales fue incorporada físicamente en el proyecto y puede encontrarse en Distrito, integrando ese legado artístico al espacio cotidiano del barrio. La magnitud del trabajo acumulado para llegar a esta noche se entiende al observar la escala humana detrás de la obra. A lo largo de estos seis años de desarrollo, participaron más de 4.380 obreros, más de 650 ingenieros y arquitectos, equipos administrativos y comerciales, y más de 1.500 proveedores, que en conjunto representan 14 nacionalidades. Para quienes lideraron el proyecto, el secreto estuvo en no tratarlo como una megaobra, sino como una sumatoria de obras pequeñas, donde cada edificio, cada esquina y cada espacio fue diseñado con la misma atención y el mismo cuidado. Ese nivel de detalle se percibe hoy en las texturas, en la iluminación, en los recorridos, en la disposición de los árboles y en la forma de habitar el espacio público. El evento del miércoles también fue el marco elegido para anunciar una nueva etapa del desarrollo: el lanzamiento de Cedros, la sexta torre del masterplan. Los desarrolladores no esperaban llegar a este punto tan pronto, pero la confianza del mercado aceleró el calendario. Distrito Perseverancia ya cuenta con más de 220 clientes residenciales, familias que comenzarán a mudarse en los próximos meses. Se estima que estas primeras ocupaciones sumarán alrededor de 600 personas, y que en conjunto las primeras etapas residenciales reunirán entre 1.200 y 1.400 habitantes. El perfil del público es claro: familias que buscan espacios amplios, buena materialidad y un entorno integrado, con servicios y espacios verdes a pasos de su hogar. Cedros mantiene esa línea, con una arquitectura propia pero coherente con la identidad del barrio. El miércoles 26 no solo fue la apertura de un espacio, sino la presentación al público de un proyecto que llevó años de diseño, planificación y ejecución. Los asistentes recorrieron senderos, plazas y rincones donde el arte, la iluminación y la vegetación permitieron entender la filosofía detrás del barrio. Cada fachada, cada árbol y cada sendero fue pensado para ser vivido, no simplemente transitado, y esa intención comenzó a materializarse en los gestos cotidianos de quienes caminaron por el desarrollo por primera vez. Todo este proceso marca un nuevo capítulo para La Perseverancia, la histórica empresa fundada en 1936 por Pedro Zuccolillo, que evolucionó durante décadas desde la industria forestal y la exportación hacia un portafolio diversificado que incluye producción, comercialización, logística y desarrollos inmobiliarios. Distrito Perseverancia representa la visión de la tercera y cuarta generación, que retoman el espíritu innovador de su fundador y lo proyectan hacia una escala urbana contemporánea, con un proyecto que busca elevar la experiencia de ciudad y aportar una pieza significativa al Asunción del futuro. Con el barrio oficialmente inaugurado y abierto al público, las próximas semanas estarán marcadas por nuevas aperturas comerciales, el avance de las mudanzas residenciales y los preparativos finales para poner en marcha la primera torre corporativa. Distrito Perseverancia inicia así su vida como barrio: un espacio creado para caminar, habitar, convivir y redescubrir la idea de vida urbana en Asunción. Para consultas comerciales y detalles sobre cómo adquirir tu unidad residencial en el proyecto, podés contactar con Amy Acosta , comercializadora oficial de Distrito Perseverancia, al +595 984 110354.
- Che Róga Porã 2.0 Centro Se Lanzaría en Diciembre Con la Intención de Repoblar el Microcentro de Asunción
Una versión especial del programa permitiría ampliar el acceso a vivienda en zonas céntricas, acompañando los incentivos fiscales y el plan de revitalización del casco histórico. El Gobierno prepara un giro estratégico en su política habitacional y urbana: el lanzamiento de Che Róga Porã 2.0 – Centro, una modalidad diseñada exclusivamente para la ciudad de Asunción, con la mira puesta en un objetivo claro y largamente postergado: atraer nuevamente a las familias hacia la capital, facilitar el acceso a viviendas bien ubicadas y acompañar el proceso de revitalización del centro histórico. El anuncio fue realizado por el ministro de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), Juan Carlos Baruja. El elemento más visible de esta nueva versión del programa es la ampliación del tope de financiamiento, que pasará de los actuales ₲ 608–609 millones a aproximadamente ₲ 700 millones por familia. El ministro adelantó que la medida será oficializada a más tardar en diciembre, como parte de un paquete de políticas orientadas exclusivamente a Asunción. La decisión responde a una realidad estructural del mercado: el costo del suelo y de la oferta residencial en la capital históricamente dejó fuera a miles de familias que sí calificaban para el programa, pero no para los precios del microcentro y de los barrios consolidados. Baruja explicó que la intención del Gobierno es “lograr que la gente opte por las ciudades más urbanas”, destacando que Asunción, Fernando de la Mora y Luque concentran servicios, infraestructura vial, transporte público y equipamientos que reducen los costos de vida y mejoran la calidad urbana. Sin embargo, Asunción tiene un desafío adicional: el vaciamiento progresivo del centro histórico, un proceso de varias décadas que ahora se busca revertir mediante incentivos fiscales, nuevos proyectos de vivienda y un esquema piloto de alquiler social. La versión 2.0 Centro de Che Róga Porã no surge aislada. Forma parte de una agenda más amplia impulsada por la Oficina de la Primera Dama de la Nación y la Municipalidad de Asunción, que incluye la reducción del impuesto inmobiliario en el microcentro a partir de enero de 2026, norma ya aprobada por la Junta Municipal. Esta política fiscal representa uno de los incentivos más directos y tangibles para atraer desarrollos inmobiliarios residenciales, y ya empieza a mostrar sus primeros efectos: en diciembre, una desarrolladora iniciará la construcción de una torre de departamentos ubicada a apenas tres o cuatro cuadras del Puerto de Asunción que, de confirmarse su ejecución, podría convertirse en catalizador de nuevas inversiones en la zona. El Gobierno busca que este tipo de proyectos se multiplique. El ministro señaló que el programa está diseñado para “lograr que más familias puedan ingresar y acercarse a la ciudad, hacia los servicios”, subrayando que el microcentro es uno de los lugares donde la infraestructura urbana ya está disponible: calles consolidadas, redes de transporte, cercanía a instituciones públicas, establecimientos educativos y una oferta cultural y comercial que, aunque debilitada en las últimas décadas, mantiene un potencial urbano significativo. Uno de los anuncios más relevantes, y quizás menos discutidos hasta ahora, es la preparación de un sistema de alquiler social, que se incluirá dentro del presupuesto 2026. La propuesta consiste en otorgar un subsidio directo a familias que decidan vivir en el centro de Asunción, un modelo utilizado en ciudades de la región para reocupar áreas urbanas estratégicas y evitar la expansión periférica. Aunque aún no se conocen los detalles técnicos, su inclusión en la política presupuestaria indica que el Gobierno busca combinar compra y alquiler dentro del mismo paraguas programático, reforzando la idea de que el repoblamiento del centro es una prioridad nacional. En términos de alcance, Che Róga Porã 2.0 Centro se apoyará en los primeros USD 100 millones disponibles, suficientes, según el ministro, para financiar unas 4.000 soluciones habitacionales. Sin embargo, el MUVH y la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) ya gestionan líneas adicionales para duplicar o incluso triplicar la capacidad del programa hasta llegar a entre 8.000 y 10.000 viviendas. Si se concreta, se trataría del mayor esfuerzo de política habitacional urbana de la última década. El programa mantiene sus condiciones generales: tasas desde 6,5%, plazos de hasta 30 años y disponibilidad a través de todas las entidades financieras adheridas. También continúan los créditos para ampliación o terminación de viviendas ya existentes. Más allá del atractivo de los incentivos y de la ampliación del tope de financiamiento, persiste una pregunta clave para el sector inmobiliario: ¿la ciudadanía está lista para endeudarse a largo plazo y adoptar el crédito hipotecario como mecanismo habitual? La falta de crédito hipotecario fue, durante décadas, uno de los mayores déficits del mercado inmobiliario paraguayo. Ahora que finalmente existe una herramienta financiera robusta, la duda se desplaza hacia la demanda: ¿habrá suficiente confianza económica y estabilidad familiar para asumir préstamos a 20 o 30 años? ¿La cultura de inversión y la preferencia por compras al contado o por unidades en pozo seguirá predominando? El desempeño que tenga Che Róga Porã 2.0 Centro durante 2026 será determinante para medir si el mercado hipotecario paraguayo está listo para madurar. El lanzamiento de esta versión urbana del programa marca un momento bisagra. Si logra articularse con las obras del MOPC en el Centro Histórico, con la hoja de ruta de la Comisión “Asunción 500 Años” y con la reducción del impuesto inmobiliario, podría significar el comienzo de un ciclo de repoblamiento que altere la dinámica inmobiliaria de la capital, impulsando no solo nuevos desarrollos, sino también incrementos de demanda en barrios aledaños, revitalización comercial y un uso más eficiente de la infraestructura urbana existente. Asunción, una ciudad con décadas de estancamiento demográfico, podría finalmente entrar en un nuevo ciclo donde vivir en la capital vuelva a ser una aspiración accesible y no un privilegio restringido por el precio del suelo.
- La Expansión del Mercado de Oficinas Corporativas en Asunción: Presente y Futuro
A medida que Asunción y la economía del país continúan creciendo, la demanda de espacios corporativos se ha intensificado, reflejando un dinamismo económico sostenido y un creciente interés por parte de inversores nacionales e internacionales. En este contexto, el Banco Central del Paraguay reportó un crecimiento acumulado del Producto Interno Bruto (PIB) del 4,3% en 2024, consolidando la estabilidad del sector económico. Durante el período 2003-2023, la economía paraguaya experimentó un crecimiento promedio del 3,6% anual, superando a muchas economías de la región y posicionando al país como un destino atractivo para la inversión y el desarrollo empresarial. Este avance permitió que Paraguay alcanzara el grado de inversión otorgado por Moody’s en julio de 2024, fortaleciendo su credibilidad en los mercados internacionales. En paralelo, el mercado de oficinas corporativas en Asunción ha mostrado un crecimiento acelerado. A mediados de 2024, alcanzó los 257.000 m², ubicándose entre los más pequeños de la región, pero con un notable ritmo de expansión y modernización según el Reporte de Mercado de Oficinas de América Latina de JLL. Este panorama resalta el potencial de crecimiento y consolidación del sector inmobiliario corporativo en la ciudad, impulsado por la creciente demanda de empresas en busca de ubicaciones estratégicas y modernas infraestructuras. Originalmente, la mayoría de las empresas de la ciudad se ubicaban en "El Centro" de Asunción. La población se concentraba principalmente en el centro y en barrios aledaños como Las Mercedes, Barrio Obrero, Ciudad Nueva y Sajonia. Los primeros grandes edificios comenzaron a construirse en 1960, después de que el presidente Stroessner impusiera un gravamen más alto a las casas antiguas de la zona. A partir de entonces, el centro de Asunción creció en altura hasta la década de 1980, impulsado por el boom de la hidroeléctrica de Itaipú. Paralelamente, zonas antes dominadas por grandes casas quintas comenzaron a urbanizarse, como Los Laureles, Villa Morra, Santísima Trinidad, Las Lomas e Ycua Satí. Las crisis económicas de 1995 y 2002 impactaron en la población y la actividad corporativa del centro de Asunción. Las empresas optaron por alquilar casonas, más económicas que las oficinas en edificios corporativos. El centro comenzó a experimentar problemas de tráfico, aumentos en los precios de alquileres y mayor inseguridad. Durante la primera década de los 2000, las oficinas corporativas predominaban en edificios de bajo porte y casas adaptadas hacia las nuevas zonas urbanizadas de Asunción. En 2010, la empresa GA&W y la desarrolladora Capitalis iniciaron la construcción de edificios corporativos de mediano porte sobre la Avenida Aviadores del Chaco, promoviendo la zona como "El Nuevo Eje Corporativo de Asunción". No fue hasta 2011, con el anuncio del World Trade Center Asunción, seguido por Paseo La Galería en 2013, que la zona se consolidó como el principal distrito corporativo. Luego se sumaron proyectos como Sky Park, Park Plaza, Torres AYMAC I, II y III, The Top, Torre Aviadores y Trading Park. Hoy en día, este eje alberga miles de empresas y oficinas. Muchas de las firmas que antes operaban desde casas o el centro de Asunción migraron hacia esta zona, mejorando la conectividad entre colaboradores y proveedores, fomentando la colaboración y el networking. Aunque el crecimiento en metros cuadrados se ha desacelerado, proyectos como Matter y Link Aviadores aún aportan propuestas innovadoras a la zona. Además, el Shopping del Sol, el principal centro comercial, gastronómico y de entretenimiento de la zona, sigue evolucionando para adaptarse al mercado. Sin embargo, nuevas zonas de la ciudad están emergiendo como polos corporativos. Aunque aún no han desplazado al Eje Corporativo, han captado la atención de desarrolladores e inversionistas. Recoleta/Barrio Mariscal Uno de los barrios con mayor crecimiento en metros cuadrados residenciales y corporativos en los últimos años es el Barrio Recoleta, también conocido como Barrio Villa Morra. Su desarrollo corporativo fue más lento que el del Eje Corporativo, con el primer edificio empresarial, Citi Center, inaugurado en 2001. No fue hasta 2009 cuando BBVA (hoy sede del Banco GNB) construyó el segundo edificio en la zona, seguido en 2012 por Mariscal Center y en 2013 por el edificio del Banco Continental. En 2016, el Shopping Mariscal amplió su infraestructura con la incorporación del Atlas Center de Banco Atlas, su primera torre corporativa, y en 2017 se inauguró la Torre de las Américas, fortaleciendo el posicionamiento de la zona como un polo empresarial en crecimiento. More Mariscal El 2022 marcó un punto de inflexión en la transformación de la Recoleta con el lanzamiento de Central Mariscal, actualmente en construcción, y la creación de la Asociación del Barrio Mariscal. Para potenciar los atractivos de la zona, un grupo de empresarios creó el 'Barrio Mariscal', una iniciativa que ha generado un impacto significativo en la comunidad. Durante más de dos años de trabajo conjunto, la Asociación del Barrio Mariscal ha implementado múltiples mejoras urbanísticas para hacer de la zona un espacio más accesible y atractivo. Entre estas acciones destacan la eliminación de rejas, la modernización de espacios públicos, la optimización de la señalización vial, así como la limpieza y mantenimiento continuo de veredas. Además, se han llevado a cabo intervenciones en los jardines de la vía pública y la pintura de cordones de veredas para fortalecer la identidad y estética del barrio. Gracias a estos esfuerzos, la Recoleta se ha consolidado como un barrio moderno y funcional, con un entorno dinámico y atractivo tanto para residentes como para empresas. En este marco de crecimiento, Central Mariscal se perfila como un proyecto clave para la consolidación del distrito, impulsando el desarrollo urbano y corporativo en la zona. Desarrollado por Altius Group Paraguay, incluirá un edificio de oficinas, dos torres residenciales MORE, un paseo gastronómico y comercial, y estacionamientos, reforzando aún más la infraestructura corporativa y residencial de la zona. Penta SA, inversionista clave en la zona, ha adquirido una torre de 14 pisos de oficinas, el paseo gastronómico y 260 cocheras. Otros proyectos incluyen New World Tower, futura sede de AGB, y Asunción Trading Center, con más de 6.000 m2 de oficinas. Sudameris Bank también planea un edificio corporativo muy importante en la esquina donde operaba Tigo. Con estos desarrollos, el Barrio Recoleta se consolidará como un distrito financiero y corporotavo acercandose cada vez mas a la cantidad de metros cuadrados que existen en el Eje Corporativo de Avidores del Chaco. Distrito Perseverancia Distrito Perseverancia, el complejo de usos mixtos más grande del país, contará con 10 edificios en la parte corporativa del proyecto, incluyendo espacios dedicados a oficinas, hotelería, salud, educación y servicios. Este desarrollo está diseñado para convertirse en un espacio catalizador, integrando distintas áreas para fomentar la productividad y el bienestar empresarial. La primera torre en construcción, La Torre Marfil, marcará el inicio del campus corporativo de Distrito Perseverancia. Con un diseño enfocado en maximizar la experiencia corporativa, mejorar el bienestar laboral y estimular la creatividad, este edificio será un punto clave dentro del proyecto. IWG, líder mundial en espacios de trabajo flexible, formara parte de Torre Marfil con su marca Spaces, ofreciendo oficinas totalmente equipadas y áreas de coworking en la Torre Marfil. Estos espacios están diseñados para atraer empresas emergentes y profesionales que buscan ambientes de trabajo dinámicos y modernos. Con la llegada de IWG, muchas empresas más pequeñas encontrarán en Distrito Perseverancia un entorno ideal, ya que estos espacios ofrecen contratos flexibles y soluciones eficientes para compañías en crecimiento. Torre Marfil en Distrito Perseverancia Un ejemplo que ilustra los beneficios de los desarrollos de uso mixto es la reubicación de las oficinas de Boston Consulting Group (BCG) en Hudson Yards, Nueva York. La reubicación permitió a BCG aumentar su espacio de colaboración en un 176% y reducir los costos por empleado en un 55%, gracias a un uso más eficiente del espacio y un diseño moderno. Además, la elección de Hudson Yards les permitió aprovechar las comodidades del desarrollo, como centros comerciales, restaurantes y acceso al metro, convirtiéndose en una extensión de su cultura corporativa. Este caso demuestra que un desarrollo de uso mixto bien planificado, como Distrito Perseverancia, no solo mejora la experiencia de los empleados, sino que también optimiza costos y fomenta un ecosistema empresarial más conectado y eficiente. El Delta El Delta se encuentra estratégicamente ubicado entre el Puente Remanso y el Puente Héroes del Chaco, al sur de la Ruta Transchaco. Este moderno desarrollo incluye un barrio residencial finalizado, dos en construcción, dos complejos de edificios terminados y dos oficinas corporativas: Alkan y Navis. Además, cuenta con un centro comercial en desarrollo y una cancha de golf, consolidándose como un proyecto integral con múltiples servicios. Si bien El Delta es reconocido principalmente por sus barrios residenciales, está evolucionando hacia un hub corporativo en crecimiento. Su Centro de Negocios, ubicado a orillas del río Paraguay, alberga los edificios Alkan, Navis y el futuro Navis II, ofreciendo un entorno estratégico para empresas nacionales e internacionales. En 2021, la zona se convirtió en la primera Zona Franca de Servicios del país, atrayendo compañías con importantes beneficios económicos gracias al Decreto 5965/21. Este marco legal permite a la desarrolladora atraer empresas de servicios de alto valor agregado, replicando modelos exitosos de Costa Rica y Uruguay. Entre los sectores clave se incluyen investigación biotecnológica, desarrollo de software, diseño arquitectónico, asesorías técnicas y financieras, junto con otras actividades reguladas por la legislación vigente. Con un enfoque en innovación y crecimiento empresarial, El Delta busca consolidarse como un polo clave para el desarrollo corporativo y comercial en la región. A medida que el sector inmobiliario corporativo sigue evolucionando, Paraguay se posiciona como un destino cada vez más atractivo para la inversión internacional, especialmente para empresas de Bolivia y Argentina que buscan expandirse en un entorno estable y favorable. Sin embargo, la clave para el futuro del mercado corporativo en Asunción no solo radica en la expansión de metros cuadrados, sino en la capacidad de ofrecer espacios especializados y adaptados a las necesidades de cada industria. Las tendencias globales indican que la personalización y flexibilidad de los espacios de trabajo serán determinantes. Modelos de oficinas híbridas, coworking premium y desarrollos de usos mixtos están marcando el futuro del sector. En este contexto, los inversores y desarrolladores tienen la oportunidad de diferenciarse e innovar, captando a empresas que buscan entornos estratégicos, modernos y eficientes. Con esta evolución, Asunción no solo consolidará su crecimiento como hub empresarial en Paraguay, sino que también reforzará su posición en la región, compitiendo con mercados más desarrollados y atrayendo nuevas oportunidades de inversión.
- Paraguay Frente a Latinoamérica: Cómo se Reposiciona Asunción en el Ciclo del Mercado Corporativo Regional
Un mercado pequeño en escala, pero uno de los que más rápido crece: Asunción se reposiciona en la región con nuevas centralidades corporativas, precios en alza y proyectos de estándar internacional. El mercado de oficinas corporativas en Latinoamérica atraviesa en 2025 un punto de inflexión decisivo. Tras varios años de ajuste y reconfiguración posteriores a la pandemia, la región finalmente muestra señales claras de un nuevo ciclo de crecimiento, con una absorción más dinámica, precios en recuperación y una demanda que vuelve a privilegiar la calidad, la sostenibilidad y la eficiencia operativa. Según el Informe del mercado de oficinas de América Latina de JLL, la base técnica sobre la cual se desarrolla este análisis, las principales capitales del continente han dejado atrás la fase de corrección y hoy avanzan hacia una etapa marcada por mayor competencia entre submercados, consolidación de hubs estratégicos y una revalorización del espacio de trabajo como herramienta para atraer talento. Aunque las empresas están retomando posiciones más estables en sus portafolios, la nueva oferta aún no acompaña plenamente la velocidad de recuperación de los indicadores, lo que se traduce en una desaceleración en la aparición de nuevos proyectos a escala regional. Casi uno de cada cuatro metros cuadrados se encuentran en Ciudad de México. En caso de sumar a los siguientes dos mercados más grandes, São Paulo y Santiago, se verifica que entre ellos se concentra el 50% de toda la oferta de la región. La absorción neta creció un 50% interanual, impulsada principalmente por los mercados de Sao Paulo y Ciudad de México. En prácticamente todas las capitales analizadas se observa un movimiento claro: el retorno a la oficina ya es un proceso consolidado en toda la región; la competencia hoy se da en torno a qué edificios ofrecen la mejor experiencia y cómo cada empresa utiliza su portafolio inmobiliario como herramienta para atraer talento. En paralelo, los mercados de Latinoamérica continúan registrando descensos graduales en sus tasas de vacancia, reflejo de una demanda más activa y de la absorción de espacios En este contexto regional tan exigente, Paraguay presenta un caso singular. Con un inventario de apenas 278.000 m², Asunción es uno de los mercados más pequeños de la región, pero también uno de los que más rápido crece. Según el informe de JLL, entre 2025 y 2026 se sumarán 28.000 m², el equivalente al 11% del stock actual, y los proyectos en planificación avanzada podrían elevar la oferta en al menos 70.000 m² adicionales en los próximos cinco años. Este ritmo de expansión proporcional sitúa a Paraguay por encima de varios mercados maduros que ya operan con inventarios estabilizados y con menor capacidad de crecimiento físico. A la diferencia de escala se suma una diferencia geográfica. Mientras ciudades como Santiago, Bogotá o Ciudad de México cuentan con una extensa red de submercados consolidados, Asunción mantiene aún una fuerte concentración: el 88% del inventario se ubica en Aviadores del Chaco y Villa Morra. Sin embargo, el mercado ya muestra señales de transición hacia un ciclo más amplio, con nuevos desarrollos avanzando hacia el oeste de la ciudad y con la llegada de proyectos de mayor sofisticación técnica, incluido el primer edificio corporativo diseñado localmente por el estudio de Norman Foster. Esta ampliación y diversificación marcan un punto de inflexión en la estructura urbana y corporativa de Asunción, que comienza a alinearse con las lógicas de crecimiento que antes se observaban únicamente en plazas de gran escala. Los precios reflejan esta transformación. En la comparación interanual, Asunción fue el mercado con mayor incremento de renta Clase A en toda la región: un crecimiento del 23,6%, pasando de USD 14,8/m²/mes a USD 18,3/m²/mes . Esto coloca a la capital paraguaya por encima de varias ciudades con mercados más antiguos, como Lima, Río de Janeiro o San José, y la acerca a valores propios de corredores premium de Bogotá, Guadalajara o incluso Santiago. Es un posicionamiento notable para una ciudad cuyo mercado, hasta hace pocos años, competía esencialmente por precio y no por atributos diferenciadores. En paralelo, la región muestra oportunidades críticas que también repercuten en Paraguay. La demanda insatisfecha de espacios flexibles ya alcanza los 2,3 millones de metros cuadrados a nivel latinoamericano, una señal de que la flexibilidad dejó de ser una solución táctica para convertirse en un componente estructural del portafolio corporativo. Los edificios sustentables, por su parte, registran una ocupación 12% superior y rentas 8 a 15% más elevadas que los activos tradicionales, lo que revela una preferencia clara por productos que reduzcan costos operativos y mejoren el bienestar del talento. Y la integración tecnológica, particularmente en control de accesos, eficiencia energética y servicios inteligentes, se consolida como un factor de competitividad en los mercados más maduros, una brecha que Asunción tiene la oportunidad de cerrar más rápidamente que ciudades con inventarios más envejecidos. La vacancia también muestra una diferencia estructural que favorece a Paraguay. Mientras Río de Janeiro continúa con una disponibilidad de casi 29%, Buenos Aires ronda el 18%, Ciudad de México supera el 19% y Santiago se estabiliza apenas por debajo del 9%, Asunción opera en condiciones más equilibradas, sin señales de sobreoferta y con una demanda que acompaña la nueva producción. La ausencia de un stock antiguo de gran magnitud, un desafío central en mercados como São Paulo, Bogotá o Lima, le permite a Paraguay concentrarse en expandir su oferta moderna sin tener que enfrentar procesos masivos de reconversión o desvalorización. El análisis regional también sugiere algunas recomendaciones estratégicas para empresas con presencia o interés en Paraguay. La primera es evaluar modelos híbridos que combinen espacios propios en mercados centrales con soluciones flexibles en mercados secundarios, permitiendo expandir operaciones sin comprometer grandes superficies fijas. La segunda es priorizar la consolidación geográfica, teniendo en cuenta que los hubs con mejor conectividad y mayor disponibilidad de talento mantienen niveles de absorción mucho más altos. Y una tercera es integrar sostenibilidad y tecnología como pilares de decisión, dado que sus efectos en productividad, eficiencia energética y costos operativos ya son medibles y forman parte del diferencial competitivo más claro en todos los mercados analizados. Las perspectivas hacia 2025-2027 son de crecimiento sostenido en toda la región, aunque con dinámicas diferenciadas entre los mercados maduros, que ingresan en un ciclo de renovación y modernización, y los mercados emergentes, donde la nueva oferta está construyéndose con estándares internacionales desde el inicio. Paraguay, por su escala y su etapa de desarrollo, pertenece claramente a esta segunda categoría: un mercado joven, ágil, con espacio para crecer y con una calidad de proyectos que ya no compite con la región desde una posición periférica, sino como un actor que consolida su propio modelo de modernización. Este artículo se basa en datos del “Informe del mercado de oficinas de América Latina – Noviembre 2025” de JLL, que analiza 15 mercados corporativos de la región.
- Hacia Una Nueva Generación de Amenities: La Exploración de Servicios Tercerizados en Desarrollos Residenciales
Mientras el mercado paraguayo ingresa en una etapa de mayor madurez, distintos desarrolladores comienzan a evaluar un modelo donde gimnasios, espacios de wellness, restaurantes y otras áreas comunes podrían ser operados por especialistas, ofreciendo más calidad y menor carga de mantenimiento para los residentes. El desarrollo inmobiliario paraguayo entra en una etapa en la que las preguntas sobre cómo se vive, cómo se usan los espacios comunes y qué espera realmente el comprador comienzan a ser tan importantes como el propio diseño arquitectónico. En ese proceso, algunos desarrolladores ya empiezan a explorar un modelo que podría marcar una diferencia en los próximos años: la incorporación de amenidades tercerizadas, operadas por especialistas, dentro del propio edificio. Se trata de una idea que está ganando terreno en mercados más maduros de la región y que, lentamente, comienza a aparecer en las conversaciones estratégicas de proyectos en Asunción. Durante mucho tiempo, el gimnasio del edificio fue un espacio concebido casi por inercia: una sala pequeña, con pocas máquinas y una propuesta que, en la práctica, tenía un uso limitado. Ese formato convencional presenta un dilema evidente: el residente termina pagando por un espacio que no siempre responde a sus expectativas, mientras que el edificio asume el costo total de su mantenimiento. Ante ese escenario, comienza a plantearse la posibilidad de un giro conceptual. ¿Y si, en vez de un gimnasio básico, el edificio contara con un espacio operado por un tercero especializado, con equipos de nivel comercial, entrenadores disponibles y un servicio comparable al de un gimnasio profesional? La idea aparece en conversaciones técnicas como un posible camino para proyectos que buscan agregar valor sin aumentar la carga de expensas. En este modelo, el residente accede a un servicio profesional a pocos metros de su departamento, mientras que el edificio reduce su responsabilidad de mantenimiento y asegura un estándar de calidad difícil de lograr internamente. Una lógica similar surge en torno a otros espacios. Restaurantes en planta baja o niveles superiores que no pertenezcan al consorcio, sino que sean operados por marcas gastronómicas con identidad propia, ofrecen una alternativa a los salones multiuso que muchas veces quedan subutilizados. Esta idea, que empieza a ganar interés entre algunos desarrolladores, podría transformar ciertos edificios en lugares con vida propia, aportando actividad al entorno urbano y mejorando la experiencia de quienes viven allí. No se trata solo de tener un restaurante cerca, sino de contar con un operador profesional cuya presencia eleve la estética, el servicio y la continuidad del espacio, algo difícil de sostener con una gestión interna. Restuarante Kessel en Petra Tower También comienzan a explorarse conceptos ampliados: áreas de wellness gestionadas por especialistas en bienestar, coworks operados por firmas de oficinas flexibles que ofrecen membresías adaptadas a los residentes, clubes infantiles con personal capacitado o incluso servicios de administración de eventos para áreas comunes. Son ideas que aparecen cada vez con más frecuencia en las conversaciones sobre futuros proyectos y que reflejan una intención clara: pasar de tener “espacios disponibles” a tener “servicios reales con uso garantizado”. Detrás de estas exploraciones existe una motivación compartida: la búsqueda de un equilibrio entre calidad de vida y eficiencia en el costo de mantenimiento. Cuando un operador externo asume la gestión de un servicio, el edificio no solo evita gastos, sino que también asegura una experiencia profesional que puede convertirse en un diferencial de mercado. Las expensas se vuelven más predecibles, mientras que el proyecto ofrece más valor sin recurrir a incrementos de mantenimiento difíciles de justificar. El interés en este modelo también dialoga con lo que se observa en otras capitales de la región. En mercados como Santiago, Bogotá o Buenos Aires se ha demostrado que los edificios que integran servicios operados por terceros suelen tener mejores tasas de ocupación y una experiencia residencial más robusta. En Paraguay, este enfoque aún está en etapa de análisis y adopción temprana, pero su sola aparición en las discusiones estratégicas indica una tendencia que podría consolidarse a medida que el comprador se vuelve más exigente y el mercado más competitivo. Al final, la conversación gira en torno a un mismo punto: cómo ofrecer mayor calidad de vida sin aumentar la carga operativa del edificio. Explorar la tercerización de amenidades puede ser una de las respuestas a ese desafío. Menos espacios subutilizados, más servicios profesionales; menos improvisación, más continuidad; menos presión sobre las expensas, más valor percibido. Si esta tendencia se consolida en los próximos años, podría redefinir la forma en que se conciben los proyectos residenciales en Paraguay, dando paso a un modelo donde la experiencia del residente se construye no solo desde el diseño, sino desde la calidad real de los servicios que forman parte de su vida cotidiana.
- Tendencias del Mercado Inmobiliario Paraguayo para 2026
Un mercado que deja atrás la condición emergente y avanza hacia un ciclo donde la competencia, el diseño, la ejecución y la claridad conceptual determinan qué proyectos se consolidan en un entorno más informado, más profesional y más exigente que en años anteriores El mercado inmobiliario paraguayo ingresa en 2026 con un conjunto de transformaciones que ya se venían gestando, pero que este año terminan de consolidarse como un cambio estructural. El crecimiento de la demanda, la profesionalización de los actores, la diversificación geográfica y la presión sobre los costos y los precios configuran un escenario más competitivo, donde la calidad de los proyectos y la claridad del concepto importan más que nunca. Precio por m² al alza en Asunción La tendencia de los precios por m² al alza en Asunción probablemente continúe en 2026. El aumento del costo de la tierra en zonas con alta demanda, la inflación en materiales de construcción, la suba gradual de costos laborales y la profesionalización de las constructoras empujan los valores de venta hacia arriba. A esto se suma un ciclo natural de madurez del mercado: Asunción ya no es una plaza emergente donde los precios estaban artificialmente contenidos, sino un mercado que empieza a alinearse, lentamente, con capitales de la región. Sin embargo, el comprador de 2026 ya no convalida cualquier precio en cualquier ubicación. El mercado se vuelve más selectivo y más informado. Proyectos con mala implantación urbana, amenities de baja calidad, tipologías repetidas o conceptos poco claros empiezan a sufrir resistencia en preventa. En contrapartida, los proyectos con buena ubicación, diseño sólido, amenities usables y desarrolladores con trayectoria mantienen, y en algunos casos mejoran, su valor por m². Esto abre un escenario cada vez más evidente de “dos Asunciones”: por un lado, la ciudad que paga el precio de su consolidación, Villa Morra, Carmelitas, Recoleta, Trinidad, Las Lomas, donde la revalorización se sostiene; y por otro, sectores donde la oferta se multiplicó sin un concepto diferencial y donde las preventas empiezan a depender de descuentos, promociones agresivas, planes de pago extendidos o beneficios temporales. La consecuencia más importante es que 2026 puede ser el año en que se marque con mayor claridad la diferencia entre el precio pedido y el precio efectivo de cierre. Los proyectos que tienen lógica de producto, buena lectura del usuario y ubicación estratégica defenderán su valor. Los que no, tendrán que reajustar expectativas. Para los inversores y compradores, el mensaje es claro: el precio ya no se explica solo por el barrio, sino por la coherencia global del proyecto. Salto cuantitativo entre desarrolladoras con experiencia y desarrolladoras sin experiencia A medida que el mercado se complejiza, se amplía la brecha entre las desarrolladoras con trayectoria, equipo profesional, acceso a financiamiento institucional y procesos sólidos, y aquellas que encaran su primer o segundo proyecto sin estructura robusta. Lo que antes era una diferencia “técnica”, en 2026 se convierte en una diferencia visible, con impacto directo en la velocidad de preventa, la calidad constructiva, el cumplimiento de plazos y la experiencia final del cliente. Las desarrolladoras consolidadas logran mejores condiciones financieras, manejan cronogramas con menos desvíos, presentan documentación clara y poseen equipos estables. Esto les permite sostener un pipeline de proyectos más confiable y mantener una reputación que se traduce en confianza del comprador. Por el contrario, las desarrolladoras emergentes o poco experimentadas enfrentan mayores dificultades: financiamiento más caro, preventas más lentas, obras con variaciones de costo difíciles de absorber, equipos sin procesos definidos y problemas de posventa que afectan la imagen de la marca. En un mercado donde la información se comparte con velocidad, estas fallas ya no quedan ocultas. El impacto para el inversor es evidente: cada vez importa más quién está detrás del proyecto. El nombre del desarrollador se convierte en un indicador de riesgo, calidad y estabilidad a largo plazo. Y en 2026, donde el mercado es más sofisticado y la competencia más fuerte, esa diferencia se vuelve determinante. Mejoramiento en la atención y la experiencia de compra Si algo marca 2026 es la brecha creciente entre quienes profesionalizan la experiencia de compra y quienes siguen en modo improvisado. El comprador, local, extranjero o institucional, llega a la reunión con un nivel de información que hace cinco años era impensable: compara metros cuadrados, calcula expensas, revisa referencias del desarrollador, analiza etapas, verifica permisos y pregunta por temas que antes ni figuraban en el guion de ventas. Esa evolución obliga a los equipos comerciales a elevar su nivel técnico y su capacidad de respuesta. Los procesos de contacto, seguimiento, envío de información, reserva, firma y postventa dejan de ser un “backstage” y se convierten en parte del producto. Para el cliente, la experiencia no empieza en la obra ni termina en la entrega: comienza con el primer mensaje y se extiende durante la administración del edificio. La atención improvisada, los mensajes sin responder, las promesas que no se cumplen y la información confusa ya no tienen lugar en un mercado donde la reputación corre por WhatsApp y grupos de inversores. Empiezan a posicionarse las empresas que invierten en CRM, trazabilidad de leads, scripts claros de comunicación, seguimiento postvisita y material de presentación profesional, desde brochures digitales hasta visitas virtuales bien producidas. El cliente valora procesos claros: recibir la información correcta desde el inicio, entender exactamente qué está comprando, conocer plazos reales y saber qué esperar en cada etapa. La transparencia se convierte en un atributo comercial, y la claridad de los procesos, en un factor que acorta la preventa y mejora significativamente la conversión. La atención y la posventa dejan de ser un “extra” opcional para convertirse en un activo estratégico. En un mercado más competitivo, la experiencia completa, desde el primer contacto hasta la entrega de llaves, marca la diferencia entre un proyecto que se coloca con fluidez y uno que necesita constantes promociones para atraer interesados. La profesionalización de esta etapa no solo mejora la venta: construye confianza, fideliza al cliente e influye directamente en la capacidad del desarrollador de sostener su pipeline a largo plazo. Edificios pensados para un nicho en particular Otra tendencia fuerte para 2026 es la especialización. El mercado deja atrás la idea del “edificio para todos” y avanza hacia proyectos concebidos desde el inicio para un público específico, con propuestas que responden a modos de vida concretos y expectativas cada vez más diferenciadas. Esta segmentación surge tanto por demanda real como por la necesidad de los desarrolladores de construir productos con identidad propia en un mercado donde la oferta genérica ya no convence. Aparecen proyectos diseñados para jóvenes profesionales que buscan unidades compactas con excelentes amenities funcionales y una ubicación estratégica; edificios orientados a estudiantes, especialmente en zonas con instituciones educativas y buena conectividad urbana; productos para parejas jóvenes que priorizan servicios como coworking, gimnasio y terrazas; desarrollos pensados para familias con niños pequeños, con patios comunes, juegos, espacios verdes reales y unidades más amplias; e incluso propuestas enfocadas en adultos mayores, con criterios de accesibilidad, seguridad y apoyo operativo. La segmentación también se ve del lado del inversor. Crecen los edificios creados para renta administrada, con unidades estandarizadas, operación centralizada, servicios de limpieza, mantenimiento, solución de problemas 24/7 y modelos híbridos entre alquiler tradicional y temporal. En paralelo, aparecen proyectos dirigidos a nómadas digitales, viajeros corporativos y perfiles que buscan un estilo de vida flexible, con coworkings reales, internet de alta velocidad, áreas comunes con horarios amplios y amenities que funcionan durante la jornada laboral. Esta lógica de nicho impacta en todas las decisiones del proyecto: desde los metrajes, la distribución interior y los materiales, hasta la estética del hall, la selección de amenities y el modelo de gestión de alquiler. El edificio deja de ser un conjunto de departamentos para transformarse en una propuesta de vida coherente, diseñada para un segmento con expectativas definidas. Amenities En 2026 la conversación sobre amenities deja de ser una lista decorativa en el brochure y se convierte en una pieza central de la propuesta de valor. El mercado empieza a distinguir entre amenities que realmente sostienen el precio de alquiler y reventa y aquellos que son puro marketing y quedan subutilizados. Este cambio es consecuencia directa de un comprador más exigente y de un aumento de la competencia entre proyectos que apuntan, muchas veces, a segmentos similares. La presión obliga a los desarrolladores a dejar atrás el “combo básico” y a justificar por qué cada espacio existe, qué necesidad resuelve y cómo se integra al uso cotidiano del residente. La tendencia también está impulsada por la realidad de las expensas: los usuarios se vuelven más sensibles a los costos, por lo que ya no basta con sumar metros cuadrados comunes sin un propósito claro. En cambio, se valoran amenities eficientes, diseñados para funcionar con una operación profesional y con un mantenimiento sostenible en el tiempo. Un gimnasio no es solo un gimnasio: debe tener equipamiento de calidad, ventilación adecuada, un layout pensado para distintos tipos de entrenamiento y horarios de uso coherentes con la vida laboral del público objetivo. Coworkings, salas de reuniones, terrazas con sombra y buena orientación, patios internos con vegetación real, semicubiertos aprovechables todo el año y parrilleros que funcionan como extensión del departamento comienzan a construir un nuevo estándar. Incluso se empieza a ver la tercerización de ciertos espacios, un paso propio de mercados más maduros: gimnasios operados por marcas especializadas, cafeterías en manos de operadores gastronómicos o espacios de bienestar gestionados por terceros. Este modelo garantiza calidad, uso real y continuidad operativa sin cargar innecesariamente sobre los vecinos. En síntesis, los amenities bien pensados pasan de ser un adorno aspiracional a convertirse en infraestructura esencial. Ya no son un argumento decorativo, sino el componente que determina que un departamento pequeño funcione, que una renta se sostenga en el tiempo y que el proyecto compita en un mercado donde el usuario compara cada detalle. Más proyectos de usos mixtos Los proyectos de usos mixtos llegan a 2026 como una de las respuestas más sólidas a la nueva forma de habitar la ciudad. Propuestas que combinan vivienda, oficinas, consultorios, comercios de planta baja y espacios públicos o semi-públicos empiezan a diferenciarse frente al edificio monofuncional. La lógica es clara: reducir tiempos de desplazamiento, concentrar servicios, generar flujo permanente y, al mismo tiempo, construir identidad urbana en contextos donde la movilidad se vuelve cada vez más compleja. Durante años, este tipo de desarrollos se concentró casi exclusivamente en megaproyectos capaces de sostener distintas funciones sin comprometer la operación del conjunto. Ejemplos como Paseo La Galería, More Mariscal, Distrito Perseverancia o Palmanova Center mostraron que, cuando los usos se integran adecuadamente, el proyecto gana vitalidad, resiliencia y mayor valor inmobiliario. Sin embargo, 2026 marca un punto de inflexión: esa lógica deja de ser patrimonio de los grandes complejos y comienza a trasladarse a proyectos de mediana escala, especialmente en Villa Morra, Las Lomas, Recoleta y sectores emergentes del AMA. Edificios que históricamente hubieran sido 100% residenciales ahora integran coworkings internos, locales gastronómicos curados, consultorios, microoficinas y servicios de cercanía que funcionan como extensiones del departamento. Este cambio responde tanto a la demanda del usuario, que busca resolver su vida diaria en distancias cortas, como a una mayor sofisticación del inversor, que entiende que un mix adecuado de usos mejora la ocupación, diversifica el rendimiento y genera un flujo más estable de personas. También se vuelve un elemento de diferenciación en mercados donde abundan los proyectos residenciales sin una propuesta conceptual clara. Para los desarrolladores, el desafío pasa a ser el diseño urbano y operativo: elegir qué comercios sumar, cómo convivirán los distintos usos, qué circulaciones deben separarse, cómo se gestiona el estacionamiento y qué nivel de curaduría comercial sostendrá el valor a largo plazo. El modelo de “poner cualquier local en planta baja” deja de ser viable. La selección de operadores se convierte en una decisión estratégica que define no solo la experiencia del residente, sino la percepción del proyecto en su entorno. En definitiva, los usos mixtos ya no son la excepción para grandes complejos: empiezan a convertirse en la norma para los proyectos que buscan diferenciarse en un mercado más competitivo y orientado a la experiencia urbana. Demanda creciente por oficinas clase A La llegada de multinacionales y empresas internacionales genera una presión clara en el segmento de oficinas clase A. A diferencia de los mercados más maduros, donde el trabajo híbrido redujo la demanda, en Paraguay la instalación de nuevas firmas, la profesionalización del sector tecnológico y financiero, y la consolidación de empresas regionales impulsan una búsqueda de espacios de alta calidad que acompañen la expansión operativa de estas compañías. El mercado empieza a exigir oficinas que cumplan con certificaciones ambientales, plantas eficientes, flexibilidad en el layout, sistemas HVAC de mejor desempeño, accesos controlados, cafeterías internas, salas de reunión equipadas tecnológicamente y estándares globales de conectividad. Al mismo tiempo, la ubicación vuelve a tener un peso determinante: corredores corporativos como Aviadores del Chaco, Santa Teresa, Villa Morra y zonas emergentes de Trinidad y La Recoleta concentran la mayor demanda, mientras que otras áreas de la ciudad comienzan a quedar rezagadas. La presión viene también del lado de las empresas paraguayas que empiezan a competir por talento con firmas globales. Espacios más luminosos, mejor ventilados, con servicios integrados y conocimientos ergonómicos ya no son un lujo, sino un factor de retención laboral. En este contexto, varios desarrolladores empiezan a reinterpretar el concepto de oficina postpandemia: plantas más chicas pero mejor diseñadas, áreas flexibles, espacios colaborativos y soluciones tecnológicas implementadas desde el diseño. El resultado es un mercado que, lejos de contraerse, empieza a segmentarse: oficinas de baja calidad pierden competitividad, mientras que los espacios de clase A bien ejecutados mantienen alta ocupación y valorización. Para 2026, la tendencia indica que la demanda se moverá hacia edificios con infraestructura sólida, gestión profesional y servicios corporativos integrados, alineando a Asunción con estándares internacionales. Encarnación y Ciudad del Este: Encarnación y Ciudad del Este se consolidan hacia 2026 como los dos grandes laboratorios de expansión inmobiliaria fuera del Área Metropolitana de Asunción, cada uno con su dinámica propia. Encarnación continúa apalancándose en el frente costero, el turismo y un estilo de vida más relajado: departamentos con vista, barrios cerrados y proyectos que mezclan segunda residencia con inversión en renta. La discusión pasa por cómo lograr una ciudad que atraiga inversión sin perder calidad paisajística y sin caer en un uso estacional del parque inmobiliario. Ciudad del Este, por su parte, se perfila cada vez más como un hub urbano y comercial de escala regional. La densificación de barrios como Área 1, el desarrollo de proyectos residenciales y de oficinas, al comercio y, en el mediano plazo, a una mejor conectividad con Brasil y Argentina, abren espacio para productos de vivienda media, edificios de renta y proyectos de uso mixto. El reto en ambas ciudades será coordinar desarrollo inmobiliario con infraestructura, movilidad y planeamiento, para que el crecimiento no sea meramente cuantitativo. Diversificación hacia centros logísticos, naves industriales y data centers La expansión del rubro inmobiliario hacia centros logísticos, naves industriales y data centers se convierte en una de las tendencias más relevantes del 2026. El crecimiento de empresas internacionales, la consolidación de Paraguay como plataforma regional y el dinamismo industrial del Este del país generan un nuevo eje de inversión que hasta hace pocos años era marginal dentro del sector. En el Gran Asunción, la necesidad de espacios logísticos se acentúa por dos factores: el aumento del comercio y las restricciones del Plan Regulador de Asunción, que limita depósitos y actividades de logística dentro del casco urbano. Esto empuja la migración natural de operadores hacia Luque, Mariano Roque Alonso, Limpio y zonas periféricas, donde el suelo es más accesible, los accesos viales son más amplios y existe margen para desarrollos de escala. Este desplazamiento también abre oportunidades para parques logísticos planificados, con infraestructura adecuada, seguridad, manejo de flujos de carga y oferta de servicios integrados. Paraguay todavía está lejos de los estándares de parques logísticos de países vecinos, lo que deja un espacio considerable para desarrolladores capaces de articular proyectos de alto nivel, incluso con participación de fondos institucionales. En paralelo, Ciudad del Este y Hernandarias emergen como polos estratégicos para data centers y proyectos vinculados a infraestructura tecnológica. La disponibilidad de energía de Itaipú, la estabilidad de costos eléctricos, la cercanía a Brasil, la conectividad internacional y las ventajas impositivas posicionan a esta región como una de las más competitivas del Cono Sur para este tipo de inversiones. Lo que antes se asociaba únicamente a minería cripto ahora se reconfigura hacia data centers corporativos, infraestructura de nubes híbridas y servicios para empresas tecnológicas que buscan expandirse en la región. Este fenómeno no solo redefine el mapa inmobiliario industrial y tecnológico del país, sino que también introduce nuevos estándares técnicos: redundancia eléctrica, sistemas de refrigeración especializados, seguridad física y lógica, y normativas que hasta ahora no formaban parte del día a día de la mayoría de los desarrolladores locales. En suma, el 2026 marca un desplazamiento del sector hacia productos más sofisticados, altamente demandados por cadenas de suministro modernas y por empresas tecnológicas que apuestan por Paraguay como hub de crecimiento. Los primeros saltos a IA Los primeros pasos hacia la inteligencia artificial en el sector inmobiliario paraguayo serán visibles en 2026, aunque todavía en una fase inicial. La adopción comienza en áreas más cercanas al marketing y la gestión comercial: segmentación de bases de datos, clasificación automática de leads, análisis del comportamiento del usuario, priorización de prospectos con mayor probabilidad de conversión y generación de piezas comerciales personalizadas. Los chatbots atienden consultas básicas 24/7, permiten agendar visitas, envían materiales de proyecto e incluso pueden aplicar filtros simples para distinguir entre un cliente curioso y un interesado real. Esto libera tiempo a los equipos comerciales y mejora la velocidad de respuesta, un factor clave en un mercado más competitivo. De forma gradual, la IA empezará a integrarse en etapas más técnicas: lectura automatizada de normativas municipales, análisis comparativo de precios en tiempo real, simulaciones de tipologías, optimización de metrajes, cálculos predictivos de demanda, estimación de cap rates, detección temprana de morosidad en carteras de renta y apoyo en la administración de edificios. Incluso la posventa puede beneficiarse de sistemas que detectan patrones de reclamos, predicen problemas y ayudan a organizar mantenimiento preventivo. La clave estará en que las empresas entiendan que la IA no reemplaza al equipo humano: lo amplifica. Permite trabajar con más precisión, reducir tareas repetitivas, tomar decisiones con datos y mejorar la experiencia del cliente. Y quienes la integren de forma seria, no como un truco de marketing, tendrán una ventaja competitiva real en costos, en eficiencia y en velocidad de reacción frente a un mercado que se mueve más rápido cada año. Nuevos instrumentos financieros para el rubro Finalmente, para 2026 se profundiza un cambio silencioso pero clave: el mercado empieza a hablar más de estructuras financieras que de simples unidades. Fideicomisos de desarrollo, fondos de inversión inmobiliaria, vehículos de titulización, modelos de preventa más sofisticados y productos diseñados específicamente para pequeños y medianos inversores empiezan a ganar espacio en la conversación. Esto abre la posibilidad de que el inversor deje de ver al inmueble solo como “un departamento que compro y alquilo por mi cuenta” y pase a participar en carteras diversificadas o instrumentos listados en mercado de valores. Para que esto se consolide, será fundamental la transparencia, la regulación adecuada, la educación financiera del público y una comunicación clara desde desarrolladoras, agentes y medios especializados. El 2026 se perfila como un año en el que varias de las transformaciones que ya venían desarrollándose en el mercado inmobiliario paraguayo comienzan a asentarse con mayor claridad. No se trata de cambios abruptos, sino de una evolución gradual hacia un sector más ordenado, más profesional y más consciente de las demandas reales del usuario. La competencia se vuelve más técnica, las decisiones de diseño más deliberadas y la gestión, desde la preventa hasta la operación, adquiere un peso que antes no tenía. En este contexto, los proyectos que logran integrar ubicación, concepto, operación y calidad constructiva de manera coherente son los que encuentran mejores niveles de aceptación. El comprador y el inversor, cada vez más informados, observan no solo el producto final, sino la trayectoria del desarrollador, la lógica de los espacios comunes, la sostenibilidad de los costos y el funcionamiento a largo plazo del activo. Más que un giro dramático, 2026 representa un reacomodamiento progresivo del mercado hacia estándares más exigentes y prácticas más consistentes. Una etapa en la que prevalece la claridad conceptual, la planificación y la capacidad de responder a un entorno urbano y económico que continúa madurando. En esa línea, los proyectos que mejor entiendan el momento no serán necesariamente los más grandes, sino aquellos que se ajusten con precisión a la nueva forma de habitar, invertir y operar en Paraguay.
- CAPADEI Dialoga 2025: Una Conversación Estratégica Sobre Ciudad, Vivienda e Inversión
Una reflexión gremial sobre infraestructura, financiamiento, planificación urbana y el rol del sector ante el nuevo ciclo de crecimiento inmobiliario. La CAPADEI convocó el pasado 19 de noviembre a sus miembros en el Hotel La Misión para una nueva edición de “CAPADEI Dialoga 2025”, un espacio de conversación interna que busca algo más que un simple balance de coyuntura: definir en conjunto cuáles serán los ejes de trabajo del gremio en un contexto donde el sector inmobiliario ha sido exitoso, pero opera sobre una base frágil en términos de infraestructura, financiamiento y políticas públicas. Además de su rol institucional, la CAPADEI es hoy un espacio que articula a un conjunto amplio y diverso de actores del desarrollo inmobiliario paraguayo. Entre sus miembros se encuentran empresas consolidadas que representan distintas escalas, enfoques y trayectorias dentro del sector: AGB, Codas Vuyk, Blok SRL, Constructora Gómez Núñez S.A., Inmobiliaria del Este S.A., Arq. Gustavo Masi Constructora S.A., Itasã, Romanach & Mercado Arquitectos, Miaterra, Delgado Arquitectos, GONU Desarrolladores Inmobiliarios, Tierra Alta, Blue Tower Ventures, Paraguay Development, Grupo Barcelona, Petra Urbana, Gómez Abente, Eminent, Fortaleza, Escala Desarrollos, San Gerardo Inmobiliaria S.A., Acostruir, CCI, Salum & Wenz, Creo Inmuebles, Urban Domus, EYDISA Desarrollos Inmobiliarios, AZ Inversiones, Insignia, Aquino+, Genus, Vivabien, Raíces Real Estate, Altamira Group, Matrisa Desarrollos, Habitalis, Urbanica Bienes Raíces, Altius Group Paraguay, y ZUBA, conformando un ecosistema empresarial que abarca desde desarrolladoras de gran escala hasta firmas especializadas en arquitectura y la construcción. Este conjunto diverso es parte del valor diferencial del gremio: la capacidad de reunir miradas distintas bajo una agenda común, fortaleciendo la representatividad del sector en la conversación pública. Uno de los grandes objetivos que se perfila para el próximo año es robustecer a la CAPADEI como un actor de referencia en la construcción de un entorno más seguro y confiable para la creciente ola de inversión y migración extranjera que hoy impacta sobre el mercado inmobiliario. Paraguay se ha convertido en un destino atractivo tanto para inversores como para familias que deciden radicarse y emprender en el país, y el gremio entiende que ese flujo no debe verse solo como una oportunidad comercial coyuntural, sino como un fenómeno estructural que puede redefinir la economía urbana y el tejido social. La hoja de ruta del gremio contempla trabajar en estándares de calidad, mecanismos de transparencia y posibles sellos o certificaciones que permitan distinguir a desarrolladores con prácticas serias y sostenibles, de modo que el inversor, local o extranjero, perciba al mercado formal como un espacio ordenado, predecible y alineado a buenas prácticas. El objetivo no es únicamente proteger capitales, sino cuidar la reputación del sector y del país como destino de inversión inmobiliaria. La agenda del gremio para el próximo año también incorpora de manera central la discusión sobre infraestructura y planificación urbana. CAPADEI entiende que el éxito del desarrollo inmobiliario de los últimos años se ha construido muchas veces “a pesar” de la infraestructura existente y no “gracias” a ella. La Cámara aspira a pasar de la mera constatación de carencias, energía insuficiente para nuevos proyectos, sistemas de desagüe y cloacas al límite, calles deterioradas, falta de soluciones de transporte, centro histórico degradado, a la formulación de propuestas concretas de intervención. Entre sus objetivos se encuentra impulsar modelos de revitalización de áreas, promover esquemas de densificación responsable y colaborar en el diseño de criterios técnicos para futuras ordenanzas que eviten decisiones tributarias o normativas desconectadas de la lógica del desarrollo urbano sostenible. La visión de fondo es clara: sin infraestructura y planificación, el crecimiento inmobiliario pierde sustentabilidad y limita su capacidad de seguir generando bienestar y valor económico. En materia de financiamiento, CAPADEI se propone reforzar su papel de articulador entre el sector privado y las instituciones públicas y financieras. La Cámara no parte de la premisa de que “no hay crédito”, sino de que los modelos actuales no están logrando el alcance y la escala necesarios para transformar el acceso a la vivienda y dinamizar la demanda interna. La dirección para 2026 incluye impulsar mesas de trabajo efectivas con el Ministerio de Vivienda, la AFD, el sistema bancario y otros organismos, con el fin de rediseñar instrumentos de crédito, revisar techos, plazos y esquemas de garantía, y explorar soluciones como estructuras de financiamiento más flexibles, mecanismos de recuperación de unidades y modelos inspirados en experiencias internacionales exitosas. La meta es contribuir a un ecosistema donde desarrolladores, bancos y Estado compartan una visión común sobre cómo escalar el financiamiento de la vivienda y del desarrollo inmobiliario sin trasladar riesgos desmedidos a ninguna de las partes. CAPADEI también visualiza como prioritario fortalecer la coordinación intergremial y la capacidad de incidencia conjunta en la política pública. Para el próximo año, la Cámara busca avanzar hacia una mayor articulación con otros actores corporativos del sector construcción, banca, proveedores y servicios relacionados. La intención es que las grandes discusiones, infraestructura urbana, crédito a la vivienda, incentivos a la formalidad, regulación de la construcción, protección del inversor y el consumidor final, se aborden desde una agenda compartida y no desde posiciones aisladas. La unión de gremios, desde esta perspectiva, no se concibe como un frente político partidario, sino como una plataforma técnica y sectorial capaz de proponer soluciones, cuestionar modelos ineficientes y acompañar al Estado en el diseño de políticas más alineadas con la realidad del mercado y las necesidades de las ciudades. El encuentro cerró con una reflexión sobre el rol del sector en la economía y en la sociedad paraguaya. El desarrollo inmobiliario no solo ha generado edificios y nuevos barrios; también ha impulsado cadenas de valor completas, fortaleciendo proveedores, incorporando nuevos materiales, creando empleo calificado y contribuyendo a modernizar la imagen urbana del país. Sin embargo, ese éxito viene acompañado de una responsabilidad: no basta con seguir construyendo contra viento y marea; es necesario incidir en la calidad de la ciudad, en la infraestructura que la sostiene, en la formalización del mercado y en la protección del ahorrista que apuesta por el ladrillo. “CAPADEI Dialoga 2025” dejó claro que el gremio no desconoce los desafíos, y que el gran reto para el próximo año será transformar este diagnóstico compartido en una hoja de ruta concreta, con menos dispersión, más información, mayor coordinación y propuestas sólidas que puedan ser llevadas, en conjunto, a las autoridades y a la sociedad.
- Asunción 500 Años: El Nuevo Ciclo de Transformación Integral del Centro Histórico Avanza con Obras, Lineamientos Técnicos y una Agenda Coordinada Hacia 2037
Una visión urbana articulada entre instituciones, criterios técnicos y acciones culturales marca el inicio de la mayor recuperación histórica y patrimonial de Asunción en décadas. La Comisión Nacional “Asunción 500 Años” celebró su V Sesión de Coordinación General con una hoja de ruta cada vez más definida para el legado urbano, histórico y cultural que Paraguay entregará a su ciudadanía en 2037. En esta instancia, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), la Municipalidad de Asunción, la Oficina de la Primera Dama (OPD) y organismos multilaterales presentaron un avance conjunto de obras, lineamientos técnicos y proyectos que buscan transformar estructuralmente el Centro Histórico y preparar a la capital para su quinto centenario. La Comisión, liderada por la Primera Dama de la Nación, Leticia Ocampos, se ha consolidado como el principal espacio institucional donde convergen las políticas públicas, los criterios técnicos y las iniciativas multisectoriales que orientan el futuro del casco histórico. Este esfuerzo plantea un cambio profundo respecto a las intervenciones aisladas del pasado: por primera vez se trabaja bajo una visión articulada, escalonada y con un enfoque integral que combina infraestructura urbana, restauración patrimonial, dinamización social y participación ciudadana, entendiendo que la revitalización del Centro Histórico debe ser tan física como cultural. Durante la sesión, el MOPC presentó el Subcomponente Centro Histórico de Asunción del Proyecto de Mejoramiento de la Resiliencia Urbana, junto con el lanzamiento oficial del nuevo Manual de Diseño Urbano para el Centro Histórico, considerado uno de los instrumentos técnicos más relevantes de los últimos años. Este manual no se limita a proponer mejoras estéticas: establece los estándares obligatorios que regirán todas las obras públicas y privadas en el área, con el objetivo de asegurar coherencia, continuidad urbana, accesibilidad universal y una identidad arquitectónica respetuosa del patrimonio. Sus definiciones abarcan tipologías de calles y veredas, materiales permitidos, esquinas y cruces peatonales, mobiliario urbano, infraestructura verde, drenaje sostenible y criterios paisajísticos, además de directrices estrictas para intervenciones sobre edificios patrimoniales y espacios de alto valor cívico. En paralelo, el MOPC anunció que el Centro Histórico recibirá una inversión inicial de USD 10,5 millones destinada a intervenir corredores estratégicos y espacios emblemáticos. El Corredor Cívico de Paraguayo Independiente, la Plaza Uruguaya, la Plaza Mayor y la Plaza de los Desaparecidos encabezarán las primeras obras, junto con la restauración de la Estación del Ferrocarril. Además, se priorizará una serie de edificios clave por su relevancia institucional y patrimonial: el Palacio de López, la Comandancia de la Policía Nacional, la Catedral Metropolitana, el Colegio La Providencia, el eje México–Mcal. Estigarribia y distintos nodos de conexión cívica. Esta etapa inicial sienta las bases de un corredor urbano de alta calidad, capaz de articular movilidad peatonal, uso público, actividades culturales y un entorno restaurado que incentive también la inversión privada. Para consolidar un diagnóstico completo, la Secretaría Nacional de Cultura, el MOPC, el MEF y la Municipalidad presentaron un inventario actualizado de obras culminadas, en ejecución y proyectadas, elaborado con apoyo de la OPD. El relevamiento incluye más de 40 edificios y espacios patrimoniales, una cifra inédita que demuestra la magnitud del proceso de actualización histórica en curso. Las obras ya culminadas evidencian un impulso sostenido de recuperación edilicia. La restauración integral del Palacio Alegre como sede del Ministerio de Economía y Finanzas, la revitalización del Edificio Staudt para albergar dependencias culturales de la SNC y la puesta en valor del Ueno Bank Palma se suman a intervenciones en la Casa Ardissone, el Palacete Netto, viviendas italianizantes, el Bar Nacional, edificaciones comerciales de 25 de Mayo, la vivienda histórica de Humaitá, los Talleres Cusmanich y áreas sensibles del Puerto de Asunción. Estas acciones, muchas financiadas mediante esquemas mixtos público–privados, marcan un precedente para la reactivación del casco histórico como espacio residencial, administrativo y cultural. A esas intervenciones ya finalizadas se suman más de quince obras actualmente en ejecución que consolidan un corredor patrimonial activo. Entre ellas destacan la conservación del Archivo Nacional de Asunción y la primera fase de mejoras en la Casa de la Independencia, impulsadas por la SNC. Avanza también la reconversión de los Galpones del Puerto para uso gastronómico y cultural, la restauración del Hotel Embajador, del Palacete Duarte y del edificio de la Cooperativa FFAA. El Eje Paraguayo Independiente y las Plazas de Armas están recibiendo intervenciones arqueológicas y de puesta en valor, mientras que el Parque Caballero se encuentra en fase de diseño ejecutivo. El Cine Victoria, aunque actualmente en pausa, forma parte del inventario estratégico y cuenta con protocolos técnicos definidos. En conjunto, estas obras reactivan la vida urbana en áreas históricas cuya renovación nunca había avanzado de manera tan simultánea y coordinada. El horizonte proyectado hacia 2025–2037 incluye un paquete de intervenciones que apunta a consolidar un Centro Histórico plenamente recuperado. La restauración de La Recova mediante el Programa Tekorendá–Itaipú, la rehabilitación del Palacio Patri, el Patio Norte del Teatro Municipal y los palacetes Heyn, Zanotti y Ligier figuran entre las prioridades. También se prevén intervenciones en CAPASA, la Casa de Serafina Dávalos, la Ex Cervecería y la Ex Yerbatera Segundo Ybarra, además de un proyecto de refuncionalización de la Comandancia de la Policía Nacional en un museo cívico que devuelva a la ciudadanía uno de los edificios más simbólicos de la historia contemporánea del país. La restauración de la Estación del Ferrocarril avanza bajo estudios técnicos definidos, mientras que el MOPC e Itaipú proyectan la recuperación integral de la Catedral Metropolitana, una obra de alto impacto para el corazón espiritual y arquitectónico de la ciudad. Muchos de estos proyectos ya cuentan con dictámenes técnicos consolidados y se encuentran en la etapa crítica de búsqueda de financiamiento. Un aspecto central de la estrategia es el componente social y cultural impulsado desde la Oficina de la Primera Dama. Bajo el liderazgo de Leticia Ocampos, iniciativas como la Feria Palmear han reactivado la calle Palma e incentivado nuevas inversiones privadas en restauración, mostrando que la recuperación del Centro Histórico no puede limitarse a obras de infraestructura. La agenda complementa el trabajo físico con acciones de dinamización comunitaria, entre ellas Palma Brilla y Navidad Florece en Paraguay, que han devuelto la vida familiar y la apropiación ciudadana a espacios del microcentro. La OPD también impulsa circuitos culturales históricos como Loma San Jerónimo, la Casa de la Independencia y el Panteón de los Héroes, además de acompañar inventarios, ordenamiento y puesta en valor de edificios emblemáticos como el Palacio de López. Esta dimensión social resulta clave para que la restauración urbana trascienda la arquitectura y se convierta en un proceso de reconstrucción del lazo entre comunidad, identidad y espacio público. Con todas estas acciones, la transformación del Centro Histórico comienza a tomar forma como uno de los proyectos urbanos más ambiciosos en la historia reciente de Asunción. La coordinación entre instituciones, el rigor técnico del nuevo Manual de Diseño Urbano, la inversión inicial ya aprobada, la magnitud del inventario patrimonial y la articulación de obras físicas con actividades culturales muestran un cambio estructural en la manera de planificar la ciudad. Hacia 2037, la capital paraguaya podría recuperar no solo sus edificios históricos, sino su vocación original como centro cívico, cultural, turístico y de encuentro ciudadano. Lo que está en marcha no es únicamente un conjunto de obras: es la construcción de un legado.











