¿Asunción o las Afueras? : El Dilema de Quienes Buscan Casa Propia en un Mercado en Transformación
- Carlos E. Gimenez
- 2 jul
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 3 jul
El avance de los edificios en altura dentro de Asunción y el crecimiento sostenido de los barrios cerrados en la periferia plantea una elección cada vez más común entre los compradores: invertir en la ciudad o apostar por un terreno en zonas suburbanas.

Con el auge de los edificios en altura dentro de Asunción y el desarrollo cada vez más sofisticado de loteamientos suburbanos, la pregunta que hoy se hacen muchas familias paraguayas es tan simple como trascendental: ¿conviene comprar una casa en Asunción o invertir en un terreno para construir en las periferias? Esta disyuntiva ya no se limita al precio del metro cuadrado, sino que abre un abanico de criterios vinculados a calidad de vida, infraestructura, acceso a servicios y proyección de valorización.
Zonas como Luque, Limpio, Mariano Roque Alonso y Nueva Asunción se han consolidado como epicentros de la expansión suburbana, con barrios cerrados que incorporan diseño urbano, amenities de primer nivel y comunidad. Mientras tanto, Asunción sigue siendo el nodo institucional, laboral, educativo y cultural más importante del país. Ambas alternativas tienen ventajas y desafíos que vale la pena revisar en detalle.
Vivir en Asunción sigue representando una ventaja importante en términos de ubicación y proximidad a los principales centros de trabajo, salud, educación y servicios. La capital concentra la mayor parte de las oficinas corporativas, estudios jurídicos, entidades gubernamentales, bancos, clínicas privadas, universidades y colegios de prestigio. Barrios como Villa Morra, Recoleta, Las Lomas e Ycua Satí permiten resolver la vida cotidiana sin grandes desplazamientos.

Esta cercanía no es menor: quienes viven en la ciudad pueden evitar los traslados prolongados durante las horas pico, en las que un viaje desde zonas como Limpio o Mariano Roque Alonso hasta el Shopping del Sol puede tardar entre 20 y 35 minutos. Además, Asunción ofrece mejor conectividad a internet (especialmente por cobertura de fibra óptica), mayor cobertura de plataformas de movilidad como Uber o Bolt, servicios logísticos más eficientes y acceso rápido a delivery de prácticamente cualquier rubro.
Por otro lado, los desarrollos periféricos han elevado sustancialmente su propuesta de valor en los últimos años. Barrios cerrados en Luque, Mariano R. Alonso, Limpio o Nueva Asunción cuentan hoy con infraestructura de alta calidad: calles asfaltadas, veredas homogéneas, cableado subterráneo, paisajismo cuidado, seguridad privada 24 horas y planificación urbana integral. Algunos incluso suman lagunas naturales, clubes náuticos, canchas deportivas, supermercados 24/7 o lagunas cristalinas con tecnología Crystal Lagoons.
Estas urbanizaciones responden a una demanda creciente de quienes buscan mayor tranquilidad, contacto con la naturaleza y una vida familiar más contenida. Además, los precios siguen siendo muy competitivos: en Mariano Roque Alonso y Limpio es posible adquirir lotes desde USD 100 a 130 por m²; en Luque, donde ya existen barrios cerrados consolidados y en funcionamiento, los precios oscilan entre USD 225 y 300 por m², según ubicación y nivel de infraestructura; mientras que en Nueva Asunción se pueden encontrar proyectos en etapas iniciales desde USD 150 por m², llegando hasta los USD 300 por m² en desarrollos cercanos a inaugurarse. En comparación, en barrios consolidados de Asunción es difícil encontrar terrenos por debajo de los USD 500 por m², e incluso en algunos barrios los precios superan los USD 1.000 por m², particularmente en zonas con alta demanda y buena conectividad.

Asunción sigue ofreciendo oportunidades de valorización, especialmente en zonas donde la normativa urbanística se está flexibilizando y permite nuevos desarrollos verticales. Muchos terrenos hoy se comercializan por su potencial constructivo más que por su uso actual. Para compradores con un perfil inversor, ciertos sectores de la capital aún representan una apuesta sólida a largo plazo.
Sin embargo, la periferia también muestra signos de revalorización sostenida. La creación de asociaciones como Distrito Norte —integrada por desarrolladores que trabajan en forma coordinada con los municipios de Luque, Limpio y Mariano Roque Alonso— apunta a mejorar la infraestructura urbana del entorno, elevando el estándar general y atrayendo nuevas inversiones. Esta visión compartida aumenta la confianza de los compradores y contribuye a una valorización más estructurada del suelo.
Una diferencia práctica importante es la disponibilidad de viviendas terminadas. Mientras que en Asunción aún se pueden encontrar casas listas para habitar, en las zonas suburbanas la mayoría de las ofertas corresponden a terrenos. Solo en barrios cerrados en Luque existen opciones de casas ya construidas. En el resto de las zonas periféricas, la modalidad predominante es la construcción por cuenta propia o a través de alianzas con desarrolladores.
Esto implica asumir procesos de diseño, obra, permisos y plazos, lo cual puede representar una ventaja en términos de personalización, pero también un desafío para quienes necesitan mudarse en el corto plazo.
La capital ofrece una vida urbana intensa, con acceso a restaurantes, cafés, museos, galerías, cines y centros comerciales. Barrios como Las Mercedes, Recoleta, Villa Morra y el eje Corporativo han experimentado un renacimiento cultural que nutre la vida social y la diversidad.

Por su parte, los barrios cerrados en la periferia fomentan un estilo de vida más tranquilo, enfocado en la seguridad, el esparcimiento y la convivencia vecinal. El diseño de estos desarrollos busca que los residentes puedan realizar actividades recreativas, deportivas o sociales sin salir del perímetro del barrio. La comunidad y el sentido de pertenencia son ejes centrales de esta propuesta.
Aunque ya se encuentran en marcha planes para instalar hospitales satélites, nuevos colegios y eventualmente campus universitarios en zonas como Limpio y Mariano Roque Alonso, lo cierto es que muchos de estos proyectos aún están en fase de desarrollo. Esto obliga a muchas familias a seguir dependiendo de Asunción para cubrir necesidades esenciales en salud y educación. Sin embargo, la reciente inauguración del colegio Maple Bear en 2024 marcó un punto de inflexión para el panorama educativo de la zona. La institución, que forma parte de una red internacional con estándares de excelencia, tendrá un crecimiento progresivo: en el ciclo escolar 2025/2026 abrirá su sección primaria con el nivel Year 1, destinado a niños de seis años, y continuará incorporando grados año tras año hasta completar el currículo completo hasta Year 12.
Si bien la ciudad ofrece ventajas estructurales, también arrastra problemas crónicos: congestión vehicular severa, costos altos del suelo, inseguridad creciente, infraestructura obsoleta y contaminación ambiental. La presión constructiva en barrios residenciales tradicionales ha generado conflictos por edificios que afectan la privacidad, la iluminación y la tranquilidad del entorno.
En muchos sectores, las redes cloacales, el sistema de drenaje pluvial y el pavimento muestran niveles de deterioro que afectan directamente el confort residencial. Esta falta de mantenimiento y planificación contribuye a una percepción negativa sobre la habitabilidad urbana.
Otro de los atractivos clave de las zonas periféricas es la posibilidad de acceder a terrenos “en pozo”, es decir, en etapas tempranas de desarrollo. Esta modalidad permite a los compradores adquirir lotes a precios significativamente más bajos, con planes de financiamiento a corto o mediano plazo, en muchos casos sin intereses. Para quienes proyectan su vivienda a futuro, representa una oportunidad única: no es necesario realizar un gran desembolso inicial, sino que se puede comenzar a construir el proyecto de vida paso a paso. Comprar hoy un terreno amplio, rodeado de naturaleza y en un barrio con amenities de calidad, habilita la posibilidad de construir —en tres, cuatro, cinco o seis años— la casa soñada en un entorno planificado, con seguridad, comunidad y acceso a servicios recreativos sin salir del barrio.

Además del acceso anticipado a precios más bajos, una de las grandes ventajas de invertir en la periferia es la posibilidad de adquirir lotes de mayor superficie, en entornos naturalmente arbolados, donde el diseño urbanístico busca preservar tanto el orden como la privacidad. A diferencia de lo que ocurre en muchos barrios tradicionales de Asunción —donde el valor del terreno promueve la construcción de edificios en altura incluso en zonas residenciales—, los loteamientos suburbanos imponen normativas claras sobre densidad, altura y uso del suelo. Esto brinda a los propietarios la tranquilidad de saber que, al construir su casa, no verán afectada su calidad de vida por torres contiguas que generen sombra, ruidos o pérdida de intimidad. Esa previsibilidad en el entorno es uno de los elementos más valorados por quienes planifican su hogar a largo plazo.
La elección entre una casa en Asunción o un terreno en la periferia ya no se define solo por el precio del m². Se trata de una decisión que debe considerar el estilo de vida, la etapa familiar, la disponibilidad financiera, el horizonte de permanencia y la valoración personal sobre comunidad, conectividad y entorno.
Por primera vez, las zonas suburbanas compiten en condiciones más parejas frente a la ciudad capital. Su propuesta no se basa únicamente en el ahorro, sino en un nuevo modelo de hábitat que integra diseño, seguridad, naturaleza y vida en comunidad. Mientras tanto, Asunción sigue siendo el nodo funcional más denso del país, pero enfrenta desafíos estructurales que deben ser tenidos en cuenta.
Ambas alternativas ofrecen valor. La diferencia está en lo que cada familia busca construir como hogar.
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