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Hacia Una Nueva Generación de Amenities: La Exploración de Servicios Tercerizados en Desarrollos Residenciales

  • Foto del escritor: Carlos E. Gimenez
    Carlos E. Gimenez
  • hace 12 horas
  • 3 Min. de lectura

Mientras el mercado paraguayo ingresa en una etapa de mayor madurez, distintos desarrolladores comienzan a evaluar un modelo donde gimnasios, espacios de wellness, restaurantes y otras áreas comunes podrían ser operados por especialistas, ofreciendo más calidad y menor carga de mantenimiento para los residentes.


Amenities de edificios PARAGUAY

El desarrollo inmobiliario paraguayo entra en una etapa en la que las preguntas sobre cómo se vive, cómo se usan los espacios comunes y qué espera realmente el comprador comienzan a ser tan importantes como el propio diseño arquitectónico. En ese proceso, algunos desarrolladores ya empiezan a explorar un modelo que podría marcar una diferencia en los próximos años: la incorporación de amenidades tercerizadas, operadas por especialistas, dentro del propio edificio.


Se trata de una idea que está ganando terreno en mercados más maduros de la región y que, lentamente, comienza a aparecer en las conversaciones estratégicas de proyectos en Asunción. Durante mucho tiempo, el gimnasio del edificio fue un espacio concebido casi por inercia: una sala pequeña, con pocas máquinas y una propuesta que, en la práctica, tenía un uso limitado. Ese formato convencional presenta un dilema evidente: el residente termina pagando por un espacio que no siempre responde a sus expectativas, mientras que el edificio asume el costo total de su mantenimiento.


Ante ese escenario, comienza a plantearse la posibilidad de un giro conceptual. ¿Y si, en vez de un gimnasio básico, el edificio contara con un espacio operado por un tercero especializado, con equipos de nivel comercial, entrenadores disponibles y un servicio comparable al de un gimnasio profesional? La idea aparece en conversaciones técnicas como un posible camino para proyectos que buscan agregar valor sin aumentar la carga de expensas. En este modelo, el residente accede a un servicio profesional a pocos metros de su departamento, mientras que el edificio reduce su responsabilidad de mantenimiento y asegura un estándar de calidad difícil de lograr internamente.


Una lógica similar surge en torno a otros espacios. Restaurantes en planta baja o niveles superiores que no pertenezcan al consorcio, sino que sean operados por marcas gastronómicas con identidad propia, ofrecen una alternativa a los salones multiuso que muchas veces quedan subutilizados. Esta idea, que empieza a ganar interés entre algunos desarrolladores, podría transformar ciertos edificios en lugares con vida propia, aportando actividad al entorno urbano y mejorando la experiencia de quienes viven allí. No se trata solo de tener un restaurante cerca, sino de contar con un operador profesional cuya presencia eleve la estética, el servicio y la continuidad del espacio, algo difícil de sostener con una gestión interna.


Restuarante Kessel en Petra Tower
Restuarante Kessel en Petra Tower

También comienzan a explorarse conceptos ampliados: áreas de wellness gestionadas por especialistas en bienestar, coworks operados por firmas de oficinas flexibles que ofrecen membresías adaptadas a los residentes, clubes infantiles con personal capacitado o incluso servicios de administración de eventos para áreas comunes. Son ideas que aparecen cada vez con más frecuencia en las conversaciones sobre futuros proyectos y que reflejan una intención clara: pasar de tener “espacios disponibles” a tener “servicios reales con uso garantizado”.

Detrás de estas exploraciones existe una motivación compartida: la búsqueda de un equilibrio entre calidad de vida y eficiencia en el costo de mantenimiento. Cuando un operador externo asume la gestión de un servicio, el edificio no solo evita gastos, sino que también asegura una experiencia profesional que puede convertirse en un diferencial de mercado. Las expensas se vuelven más predecibles, mientras que el proyecto ofrece más valor sin recurrir a incrementos de mantenimiento difíciles de justificar.


El interés en este modelo también dialoga con lo que se observa en otras capitales de la región. En mercados como Santiago, Bogotá o Buenos Aires se ha demostrado que los edificios que integran servicios operados por terceros suelen tener mejores tasas de ocupación y una experiencia residencial más robusta. En Paraguay, este enfoque aún está en etapa de análisis y adopción temprana, pero su sola aparición en las discusiones estratégicas indica una tendencia que podría consolidarse a medida que el comprador se vuelve más exigente y el mercado más competitivo.


Al final, la conversación gira en torno a un mismo punto: cómo ofrecer mayor calidad de vida sin aumentar la carga operativa del edificio. Explorar la tercerización de amenidades puede ser una de las respuestas a ese desafío. Menos espacios subutilizados, más servicios profesionales; menos improvisación, más continuidad; menos presión sobre las expensas, más valor percibido. Si esta tendencia se consolida en los próximos años, podría redefinir la forma en que se conciben los proyectos residenciales en Paraguay, dando paso a un modelo donde la experiencia del residente se construye no solo desde el diseño, sino desde la calidad real de los servicios que forman parte de su vida cotidiana.

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