Paraguay Lidera el Crecimiento del Turismo Mundial: Oportunidades para el Mercado Inmobiliario
- Carlos E. Gimenez
- 15 jul
- 4 Min. de lectura
Paraguay lidera el crecimiento turístico global en el primer trimestre de 2025, abriendo nuevas oportunidades para el mercado inmobiliario y el desarrollo de infraestructura.
En un contexto global de recuperación y reconfiguración de flujos turísticos, Paraguay emerge como una de las sorpresas más notables del primer trimestre de 2025. Según los últimos datos publicados por UN Tourism, el país lidera el ranking mundial de crecimiento en llegadas de turistas internacionales, con un aumento interanual del 53% respecto al mismo período de 2024. El dato no solo posiciona a Paraguay por encima de destinos tradicionalmente consolidados como Brasil, Chile o Japón, sino que también marca un quiebre significativo respecto a sus propias tendencias históricas de recepción turística.

Este crecimiento no es anecdótico ni marginal. En los primeros tres meses del año, Paraguay experimentó un desempeño turístico que superó ampliamente las previsiones del sector. La curva ascendente de llegadas —visible en el gráfico comparativo de la UN Tourism— muestra cómo el país no solo recuperó el terreno perdido durante la pandemia, sino que está abriendo una nueva etapa de posicionamiento en el mapa turístico regional.
A diferencia de otras economías de la región que venían con bases más sólidas y estrategias ya consolidadas, el caso paraguayo se destaca por el efecto acumulado de varios factores que, en conjunto, han creado un escenario favorable para el crecimiento turístico.
Detrás del boom se entrelazan diversos elementos coyunturales y estructurales. Por un lado, se observa una mejora significativa en la conectividad aérea regional, con nuevas rutas y frecuencias que han facilitado la llegada de visitantes desde países vecinos y otros mercados en expansión. Las aerolíneas de bajo costo y los acuerdos bilaterales han jugado un rol clave.
A esto se suman eventos internacionales —deportivos, culturales y corporativos— que han atraído flujos de visitantes en los primeros meses del año, así como campañas de promoción turística más agresivas por parte del gobierno y actores privados, con presencia en ferias internacionales y acciones de marketing digital que han logrado visibilidad inédita para el país.
En el plano de los atractivos, Paraguay ha capitalizado su perfil de destino de naturaleza y cultura, con circuitos como las Misiones Jesuíticas, el Pantanal paraguayo, el Chaco y el ecosistema en torno a Itaipú. Estos destinos, aún poco masificados, se ajustan perfectamente a la demanda actual de turistas que priorizan la autenticidad, la sostenibilidad y las experiencias inmersivas.
Otro aspecto no menor es el tipo de cambio competitivo, que convierte a Paraguay en un destino accesible en comparación con sus vecinos. Esto ha favorecido particularmente al turismo de compras, salud y bienestar, que encuentra en ciudades como Ciudad del Este, Encarnación y Asunción una oferta de servicios con buena relación precio-calidad.
Por último, el país goza de una imagen de mayor seguridad y estabilidad política en el contexto regional, lo cual se traduce en una ventaja comparativa frente a competidores donde las convulsiones internas afectan la percepción externa.
Este crecimiento turístico tiene implicancias directas y profundas para el mercado inmobiliario local, tanto en el segmento residencial como en el comercial y hotelero.
Uno de los efectos más inmediatos se da en el mercado de alquiler temporal, que experimenta una creciente demanda en plataformas como Airbnb y Booking. Zonas como recoleta y el eje corporativo de Asunción, el eje Encarnación–Jesús–Trinidad, el área de Ciudad del Este y Saltos del Guairá, y San Bernardino–Altos–Areguá están viendo un auge sostenido en la ocupación y valorización de propiedades orientadas al alquiler turístico.
Esto a su vez impulsa una nueva ola de inversiones inmobiliarias con lógica híbrida, donde el perfil del comprador ya no es exclusivamente un usuario final, sino un pequeño o mediano inversor, muchas veces extranjero o expatriado, que ve en Paraguay un mercado incipiente con buena rentabilidad.
Otro segmento en expansión es el de infraestructura hotelera y comercial. A medida que crece la llegada de visitantes, crece también la demanda por alojamientos diferenciados: hoteles boutique, residencias operadas, glampings, eco-lodges y hostales de diseño aparecen como nichos aún poco explorados. Esto abre oportunidades para desarrolladores con visión de mediano plazo que puedan integrar arquitectura, hospitalidad y sostenibilidad en un solo producto.
Además, el incremento de turistas internacionales genera también una mayor necesidad de servicios complementarios, como locales gastronómicos, centros culturales, espacios de coworking y galerías de arte, todo lo cual retroalimenta la revitalización urbana en ciudades intermedias.

El segundo gráfico publicado por UN Tourism, que muestra las llegadas internacionales a Paraguay en miles, ilustra con claridad cómo el crecimiento registrado en este primer trimestre de 2025 no solo supera el mismo período del año anterior, sino también las cifras de 2019, antes de la pandemia. Mientras muchos países aún luchan por recuperar sus niveles prepandémicos, Paraguay ya los dejó atrás.
Este cambio de curva sugiere que lo que estamos viendo no es un simple rebote coyuntural, sino una reconfiguración estructural de la industria turística nacional, con efectos derrame que alcanzan de lleno al mercado inmobiliario.
Si este ritmo se sostiene, Paraguay podría consolidarse en los próximos años como un destino emergente de referencia en Sudamérica. Pero para capitalizar esta ventana de oportunidad, será clave alinear políticas públicas, inversión privada y visión estratégica. El sector inmobiliario, por su parte, tiene un rol central: no solo como receptor de capital turístico, sino como generador de infraestructura, calidad urbana y experiencias que den soporte a esta nueva etapa.
Como ha ocurrido en otras geografías donde el turismo detonó transformaciones urbanas profundas —desde Medellín hasta Tulum—, el desafío será crecer sin perder identidad, y desarrollar sin saturar.