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- Opciones de Financiamiento para la Vivienda en Paraguay: Del Crédito Estatal al Financiamiento en Pozo
En Paraguay, el acceso a una vivienda propia se sostiene en un abanico de mecanismos de financiamiento que van desde programas estatales de la AFD hasta préstamos de la banca y propuestas directas de desarrolladoras. En Paraguay, el acceso a una vivienda propia cuenta con distintos mecanismos de financiamiento que buscan atender a diversos perfiles de familias y niveles de ingreso. Desde programas estatales articulados a través de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), hasta préstamos con fondos propios de bancos y desarrolladoras, el abanico de opciones es amplio y responde tanto a necesidades de primera vivienda como a alternativas de inversión o refacción de inmuebles ya existentes. El sistema financiero ha canalizado ₲ 8,39 billones en préstamos para vivienda, equivalentes a US$ 1.130 millones. Este volumen representa alrededor del 2,6 % del PIB nacional, una proporción relevante que pone en perspectiva el peso de la vivienda dentro de la economía paraguaya. Sin embargo, aunque el crecimiento en los últimos años ha sido sostenido y significativo, Paraguay aún se ubica entre los países de Sudamérica con menor participación del crédito hipotecario sobre el PIB, lo que refleja tanto el margen de expansión pendiente del sistema financiero como la oportunidad de profundizar la inclusión en el acceso a la vivienda. Uno de los productos más relevantes es AFD Mi Casa, un crédito orientado a la adquisición, construcción, refacción, ampliación o terminación de viviendas. Pueden acceder asalariados, profesionales independientes, comerciantes, microempresarios y cuentapropistas, siempre que califiquen como sujetos de crédito a través de una institución financiera intermediaria. Este préstamo permite financiar hasta dos viviendas, con un máximo de Gs. 1.500 millones cada una, y ofrece plazos que van desde 84 meses con garantía a sola firma hasta 30 años con garantía fiduciaria. Las cuotas no pueden superar el 40% del ingreso familiar global y existe la posibilidad de incluir equipamientos para el hogar hasta el equivalente a 20 salarios mínimos. El crédito puede otorgarse en guaraníes o dólares y permite financiar el 100% del valor del inmueble, con una tasa final que combina la tasa base de la AFD más el margen de la entidad financiera. Por su parte, el programa AFD Primera Vivienda está diseñado para familias que buscan acceder a su primer hogar. En este caso, los beneficiarios no pueden poseer un inmueble a su nombre y sus ingresos no deben superar los ocho salarios mínimos. Se financia la compra de viviendas terminadas, en preventa o en construcción, así como terrenos con proyecto de edificación y refacciones. El préstamo ofrece plazos de hasta 30 años con garantía fiduciaria, pudiendo cubrir hasta Gs. 753 millones aproximadamente, con una tasa final cercana al 10,4% para beneficiarios. Además, contempla la adquisición de viviendas con área comercial siempre que esta no supere el 30% del valor total, y permite financiar equipamientos hasta 15 salarios mínimos. Un aspecto distintivo del programa es la exigencia de pólizas de caución en casos de compra en pozo, lo que brinda al comprador garantías frente a incumplimientos de los desarrolladores. Otra alternativa es el programa Che Róga Porã, dirigido a personas y familias con ingresos de hasta cinco salarios mínimos que buscan acceder a su primera vivienda. El plan financia la compra de unidades en proyectos inmobiliarios aprobados por el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), así como la construcción en terreno propio, compra de terrenos con construcción, refacciones y ampliaciones bajo la versión 2.0 del programa. El crédito tiene un plazo de hasta 30 años, se otorga exclusivamente en guaraníes y alcanza un máximo de 180 salarios mínimos (alrededor de Gs. 503 millones en abril de 2025). La tasa es fija y preferencial, de 6,5%, lo que convierte a este producto en uno de los más accesibles del mercado formal para familias de ingresos medios y bajos. Más allá de los programas estatales, las entidades financieras también ofrecen préstamos habitacionales con fondos propios. Estos productos no suelen tener un monto máximo preestablecido, aunque suelen partir de Gs. 100.000 como mínimo, con plazos de entre 10 y 20 años. Las tasas de interés empiezan en el 10% en guaraníes, aunque algunos bancos disponen de líneas en dólares. Dependiendo de la institución, pueden requerir garantía hipotecaria o fiduciaria, mientras que otras admiten operaciones sin garantías reales. Generalmente exigen ingresos mínimos demostrables, relación cuota-ingreso adecuada, antigüedad laboral, impuestos al día y la contratación de seguros de vivienda y de cancelación de deuda. Además, los inmuebles deben ser tasados periódicamente, lo que introduce un componente de control adicional en el proceso. Finalmente, en el sector inmobiliario se ha consolidado la opción del financiamiento directo en pozo, ofrecido por los propios desarrolladores. En este caso, las empresas financian la compra de departamentos en construcción mediante fondos propios o capital tercerizado. Los esquemas suelen requerir entregas iniciales de entre el 10% y el 35% del valor, con tasas que varían en función del plazo, siendo más bajas a corto plazo y alcanzando hasta el 10% en planes de más de diez años. Esta modalidad, si bien no siempre ofrece la misma seguridad que el crédito bancario, se ha posicionado como una alternativa flexible y atractiva para quienes buscan adquirir unidades en preventa, especialmente en proyectos de alto dinamismo en zonas de crecimiento urbano. En síntesis, el mercado paraguayo de créditos para vivienda combina programas estatales con subsidios implícitos en tasas preferenciales, préstamos tradicionales de bancos y opciones más dinámicas impulsadas por desarrolladores. La elección entre una u otra alternativa dependerá del perfil del comprador, su nivel de ingreso, el tipo de propiedad buscada y el horizonte de financiamiento deseado, conformando un abanico que va desde productos altamente regulados y protegidos hasta esquemas más flexibles pero con mayores riesgos.
- Matter: Un Nuevo Modelo de Oficinas para el Eje Corporativo de Asunción
Con balcones aterrazados en cada nivel, amenities de gran escala y una ubicación estratégica frente al Shopping del Sol, Matter introduce al mercado un modelo de oficinas abiertas, luminosas y sostenibles, diseñado para responder a las nuevas dinámicas laborales y elevar el estándar corporativo en Paraguay. El Consorcio JGL Casatua presentó el día de ayer Matter, una torre de oficinas que busca redefinir el estándar corporativo en Paraguay. El proyecto, distinguido con el International Property Awards 2025 como Mejor Desarrollo de Oficinas de América , se emplaza en la intersección de San Juan XXIII y Dr. Cirilo Cáceres Zorrilla, frente al Shopping del Sol, consolidándose en uno de los puntos más estratégicos del nuevo eje corporativo de Asunción. Con 20 niveles y categoría AAA, el edificio introduce al mercado local un concepto innovador de oficinas que dialoga con las nuevas formas de habitar el trabajo. La concepción de Matter responde a un cambio profundo en la manera de entender los espacios de trabajo. Tras la pandemia quedó claro que la oficina tradicional, cerrada y rígida, había perdido vigencia frente a un modelo más abierto, saludable y adaptable a nuevas dinámicas laborales. Con esa premisa, el proyecto se diseñó para ofrecer ambientes que privilegian la flexibilidad y el bienestar. Cada nivel incorpora balcones aterrazados y ventanales de piso a techo, que garantizan ventilación natural, abundante ingreso de luz y vistas de 360 grados sobre la ciudad. Este recurso, lejos de ser un simple detalle estético, se convirtió en el sello distintivo del edificio y en un valor agregado que lo diferencia en el mercado corporativo de Asunción. Esa innovación arquitectónica se potencia con su localización estratégica. Los desarrolladores subrayan que el nuevo eje corporativo detrás del Shopping del Sol se ha consolidado como un lugar privilegiado para contar con un espacio de trabajo de calidad y diseño. Su ubicación frente al shopping lo convierte en uno de los edificios más atractivos para empresas que buscan reducir tiempos de desplazamiento, multiplicar sus oportunidades de networking y operar en un entorno dinámico y estimulante, en contacto directo con servicios gastronómicos, financieros y comerciales. El diseño, a cargo del estudio Atelier Saizieu, se inspira en el racionalismo y modernismo de los años 30 en Buenos Aires, reinterpretados con un lenguaje contemporáneo. La propuesta incluye hormigón visto, dobles vidrios con aislación térmica y acústica, barandas vidriadas y terminaciones de alta precisión. Se buscó lograr un producto sofisticado que combine materialidad de excelencia, eficiencia energética y estética corporativa, con un resultado que trasciende la simple oferta de oficinas y se plantea como un espacio integral de trabajo y encuentro. Matter ofrece un conjunto de amenities y prestaciones que refuerzan su posicionamiento en el segmento premium. Cuenta con un hall de acceso exclusivo en doble altura y sistemas de seguridad de última tecnología, más de 250 cocheras con un índice de asignación superior al estándar del mercado, un auditorio con capacidad para más de 90 personas y un hub de networking y esparcimiento con patio común. Entre sus propuestas más destacadas figura un restaurante de categoría internacional ubicado en el penúltimo piso, con vistas panorámicas sobre Asunción, pensado para reuniones de alto nivel y experiencias gastronómicas de primer orden. En la planta baja se incluye un local comercial de más de 250 m², mientras que la climatización se resolverá mediante sistemas VRF y la provisión eléctrica estará asegurada por un generador de cobertura total. La apuesta de sus desarrolladores también se refleja en la elección de materiales y tecnologías constructivas por encima de la media local, con el objetivo de ofrecer un producto final de calidad internacional. Matter será entregado con núcleos húmedos completos, cocinas y baños totalmente equipados, pisos técnicos, cielorrasos con conexiones integradas, cortinas domotizadas y aislamiento térmico y acústico de alto nivel, lo que asegura una experiencia inmediata de uso y reduce costos de adecuación futura. El proyecto contempla además la obtención de certificación LEED, que garantiza criterios de sostenibilidad y eficiencia energética. La integración de luz natural en todos los espacios reducirá el consumo eléctrico, mientras que los materiales seleccionados buscan un uso responsable de recursos, asegurando un desempeño ambiental superior al promedio del mercado. Las oficinas se comercializan en dos formatos: semipisos de 250 m² promedio con seis cocheras incluidas en el precio, y plantas completas de entre 450 y 550 m² con doce cocheras. El plan de comercialización contempla una entrega inicial mínima del 20% y financiación durante los 48 meses que durará la obra sin intereses, iniciada en marzo de 2025 y con un plazo estimado de cuatro años. Un aspecto diferencial del proyecto es su esquema de gestión operativa. El equipo de administración y mantenimiento de Matter garantizará que el edificio se mantenga en perfectas condiciones en todo momento, priorizando la atención rápida a cualquier solicitud de los inquilinos o propietarios y asegurando que la experiencia sea siempre de primera clase. Esta filosofía de servicio complementa la calidad arquitectónica con un estándar de operación alineado a las mejores prácticas internacionales. El proyecto es desarrollado por el Consorcio JGL Casatua, integrado por Jiménez Gaona Lima y Casatua Real Estate, alianza que ya ha consolidado proyectos como Casa M, Met Lomas, Met del Sol, Cosmopolitan y Artemio. Matter representa el sexto desarrollo conjunto, reafirmando la capacidad del Consorcio para ofrecer productos inmobiliarios de alta gama. La colaboración con Atelier Saizieu, socio arquitectónico de confianza, refuerza esta apuesta con un diseño que equilibra innovación, flexibilidad y estética corporativa. En el plano urbano, Matter se inserta en un área estratégica del nuevo Asunción corporativo, frente al Shopping del Sol y rodeado de servicios gastronómicos, financieros y comerciales. La ubicación ofrece ventajas en accesibilidad, networking y visibilidad, reforzando su atractivo para empresas que buscan reducir tiempos de traslado y operar en un entorno dinámico y conectado. Con esta propuesta, el mercado paraguayo de oficinas incorpora un proyecto que combina innovación arquitectónica, amenities de gran escala y un enfoque consciente de sostenibilidad. Matter no solo aporta un edificio de oficinas al skyline de la ciudad, sino que introduce un nuevo paradigma sobre cómo deben concebirse los espacios laborales: flexibles, luminosos, integrados al exterior y diseñados para elevar la calidad de vida de quienes los habitan.
- Más Allá del Contexto: Jasper Architects y la Arquitectura que Interpreta y Transforma el Lugar
Con una trayectoria marcada por la diversidad geográfica y cultural, el estudio fundado por Martin Jasper redefine los vínculos entre arquitectura, paisaje y escala urbana. Martin Jasper, Director Funador de Jasper Architects en la presentación de Palmanova Center En un escenario inmobiliario en plena expansión como el paraguayo, la presencia de estudios internacionales con una mirada fresca y rigurosa marca la diferencia. Jasper Architects no solo representa esa visión exterior, sino que la funde con una comprensión íntima del paisaje urbano, social y climático de Latinoamérica. Fundado en 2008 por el arquitecto Martin Jasper, el estudio se distingue por una metodología de diseño profundamente analítica, una sensibilidad estética que cruza fronteras y una voluntad genuina de dialogar con los lugares que interviene. Martin Jasper es, en sí mismo, la encarnación de múltiples geografías. Nacido en Ecuador en 1979, hijo de padres alemanes, su infancia transcurrió entre Perú, Alemania y Chile. Su formación académica lo llevó a estudiar arquitectura en la Universidad de las Artes de Berlín, con pasajes por el Politécnico de Milán y la Universidad Católica de Valparaíso. Tras iniciar su carrera profesional en la oficina berlinesa de Norman Foster, Martin profundizó su vínculo con el arte estudiando pintura en la Academia de Brera, en Milán. Martin Jasper en la obra de UP! Berlin Fue precisamente en medio de esta búsqueda artística que una oportunidad inesperada lo llevó a Buenos Aires, y de allí al nacimiento de Jasper Architects. El estudio nació de una conferencia sobre desarrollo urbano y sostenibilidad que Martin brindó junto a un socio en la capital argentina. El impacto de esa presentación motivó la apertura de una oficina y, en paralelo, el inicio de un proyecto emblemático: un parque tecnológico empresarial al norte de Buenos Aires, co-financiado por un inversor alemán. Desde ese punto de partida, Jasper Architects se internacionalizó casi de inmediato, con proyectos en Chile, Perú, Austria y Alemania. La arquitectura de Jasper Architects no responde a un estilo formal predefinido. Su marca no está en la repetición de una estética reconocible, sino en la constancia de una metodología. Cada proyecto comienza desde cero: una hoja en blanco donde se identifican los parámetros específicos del proyecto —urbanísticos, climáticos, económicos, culturales— y se jerarquizan en función de su peso relativo. El diseño emerge, entonces, de esa interacción compleja entre contexto y estrategia, entre limitación y oportunidad. Para Jasper, las restricciones no son obstáculos sino herramientas. “La arquitectura no es una expresión plástica libre, sino una respuesta a condiciones concretas”, sostiene. La experiencia de haber vivido en distintas latitudes y culturas se convierte en una fuente constante de innovación. Desde la geografía andina hasta las costas tropicales, pasando por el legado incaico, indígena y colonial de América Latina, Martin Jasper incorpora una sensibilidad arraigada en el territorio. Al mismo tiempo, su formación europea —tanto académica como profesional— le aporta un rigor metodológico y una conciencia profunda del patrimonio arquitectónico occidental. Es en esa conjunción, entre intuición y análisis, donde se configura la matriz conceptual del estudio. Aunque el lenguaje formal de Jasper Architects es variable, hay constantes que atraviesan su obra: una fuerte presencia de la luz natural, el uso deliberado del vidrio como mediador entre interior y exterior, y una geometría marcada por la ortogonalidad y la eficiencia constructiva. No hay ornamento gratuito, sino una búsqueda de belleza a través de la lógica y la sencillez. “Queremos encontrar soluciones que parezcan complejas, pero que en realidad sean simples de ejecutar”, explica Martin. Esa filosofía se traduce en fachadas que parecen esculturas, pero que están compuestas por módulos repetibles. También en volúmenes que maximizan las vistas, la ventilación cruzada y el ingreso de luz, sin renunciar a la racionalidad estructural. Entre los trabajos más reconocidos de Jasper Architects a nivel internacional se encuentra UP! Berlin, una intervención emblemática de reutilización adaptativa que transformó un antiguo centro comercial de la ex Alemania Oriental en un complejo contemporáneo de oficinas y comercios en el barrio de Friedrichshain. Ganador de un concurso internacional en 2016, el proyecto implicó vaciar por completo el edificio original, abrir grandes vacíos en sus cuatro fachadas para inundar los espacios de luz natural y reorganizar la planta en torno a un núcleo central, creando terrazas y vistas panorámicas en todos los niveles. Completado en 2021 y certificado con el estándar LEED Oro, UP! Berlin no solo devolvió relevancia urbana a una pieza icónica de la ciudad, sino que se consolidó como un ejemplo de sostenibilidad, preservando la estructura de hormigón existente y minimizando la huella de carbono frente a una obra nueva. La experiencia internacional de Martin Jasper también se nutre de obras desarrolladas en entornos de alta sensibilidad ecológica, donde la arquitectura se convierte en un puente entre el confort humano y la preservación del medio ambiente. Un ejemplo es ENAI, un hotel boutique ubicado a orillas del río Tambopata, en la Amazonía peruana, dentro de una zona protegida de Puerto Maldonado. JASPER ARCHITECTS logró la comisión del proyecto por un concurso de diseño, en el que la propuesta de Martín salió ganador. Se articula en dos bloques de suites y un volumen central para el restaurante y áreas comunes, integrados en un paisaje que incluye piscina y embarcadero. Las habitaciones, elevadas sobre pilotes para favorecer la ventilación natural, se abren con techos inclinados hacia vistas panorámicas del bosque y el río, mientras que la estructura del espacio social incorpora celosías abiertas y materiales locales como piedra y madera, reforzando su vínculo con el entorno natural. El proyecto fue reconocido con el LIV Hospitality Awards 2023 y distinguido en los Americas Property Awards como ‘Best Hotel Architecture 2024-2025’ . Otro caso emblemático es Ocama, un retiro en plena selva de la península de Samaná, en la costa norte de República Dominicana. Este resort, concebido como un conjunto de 12 villas y espacios comunes distribuidos en un terreno de fuerte pendiente hacia la playa, se apoya en técnicas constructivas y materiales vernáculos para insertarse con precisión en la topografía. La planificación busca que cada bungalow mantenga privacidad sin aislarse del paisaje, al tiempo que los espacios abiertos del hotel favorecen la circulación del aire y la luz natural. El resultado es un masterplan de 120.000 metros cuadrados que dialoga con la montaña y el mar, reflejando una comprensión profunda de la arquitectura como respuesta al lugar. El proyecto recibió el LIV HOSPITALITY AWARDS 2023. Palmanova Villamorra La llegada de Martin Jasper a Paraguay fue tan casual como decisiva. En 2016 fue invitado como experto alemán por el Consejo Paraguayo de Construcción Sostenible, con el objetivo de contribuir al desarrollo de una norma nacional y un sistema de certificación para la construcción sustentable. La experiencia lo conectó con el país de una manera inesperada: “Me enamoré desde el primer momento”, cuenta. El verde urbano, la tranquilidad de Asunción, la energía constructiva de su mercado y la posibilidad de conectar con el mundo desde una ciudad aún amable fueron razones suficientes para establecer una base operativa y personal en Paraguay. Desde entonces, el estudio ha estado involucrado en el desarrollo de variados proyectos, entre los que destacan tres proyectos en colaboración con Katueté Desarrollos, de gran visibilidad en el país: Palmanova Villa Morra, Palmanova Pacheco y Palmanova Center. Ubicado en una esquina estratégica de la ciudad, el edificio Palmanova Pacheco presentaba un desafío común en los desarrollos locales: cómo aprovechar incentivos normativos que exigen volumetrías rígidas (como un zócalo de estacionamientos de varios niveles) sin comprometer la calidad urbana. En lugar de replicar una muralla opaca a nivel peatonal, Jasper Architects estudió el terreno, preservó los árboles existentes y propuso llevar el verde hacia arriba mediante una volumetría escalonada. El resultado fue una torre compuesta por bloques de distintas tipologías residenciales, desplazados entre sí para generar terrazas-jardín en alturas estratégicas. Estos espacios, que reproducen la experiencia de la vereda pero en pisos elevados, ofrecen un corredor para correr, zonas verdes de descanso y amenities con vistas abiertas. En la base, el estacionamiento se disimula tras un sistema de jardineras, evitando el efecto muro y manteniendo la conexión visual con el entorno. Con una escala mucho mayor —más de 200.000 m²—, Palmanova Center es el intento más ambicioso del estudio en Paraguay. El proyecto se ubica sobre la avenida Primer Presidente, una zona con potencial urbano inexplorado. El desafío fue crear un nuevo epicentro que no solo concentrara vivienda, oficinas, hotelería y espacios comerciales, sino que ofreciera una experiencia urbana genuina. El estudio propuso un zócalo de cinco niveles que funciona como un mall peatonal y ajardinado, con escalinatas que invitan al paseo y plazas internas que emulan cañadas naturales. Esta idea, inspirada en los recorridos por la naturaleza paraguaya, se traduce en una arquitectura que articula paisaje y edificación, generando un nuevo tipo de espacio público semiprivado. Sobre esa base se levantan cuatro torres dispuestas de forma que ninguna unidad mire directamente hacia otra. La geometría prismática y la orientación de las fachadas permiten maximizar las vistas al río y a los parques circundantes, al mismo tiempo que garantizan iluminación y ventilación en todos los niveles. El diseño está pensado desde adentro: cada decisión volumétrica responde a cómo se vive y se experimenta el edificio desde el interior. Para Jasper Architects, el éxito de sus proyectos en Paraguay no se mide solo en ventas —aunque los resultados han sido muy positivos—, sino en el valor urbano que agregan. En palabras de Martin Jasper: “Cada edificio tiene que contribuir a su contexto, y en el caso de Asunción, eso significa proteger y amplificar lo que hace única a esta ciudad: su abundancia de verde y su ritmo amable”. Esa visión se alinea con una tendencia global: la búsqueda de entornos construidos que integren naturaleza, escala humana y densidad inteligente. Jasper no quiere que Asunción se convierta en una jungla de concreto, sino apoyar a que la ciudad se desarrolle como una ciudad densa, pero viva. Como él mismo afirma, “basta que pongas un poco de tierra y ya la planta crece sola; eso no hay que perderlo”. Con oficinas activas en Nueva York, Berlín, Buenos Aires y Asunción, el equipo trabaja en proyectos en todo el Continente Americano, el Caribe, Europa, Medio Oriente y el Sudeste Asiático. Así, Jasper Architects sigue expandiendo su campo de acción. En Asunción, han encontrado un contexto urbano fértil, donde la arquitectura puede aún dialogar con la escala humana y proyectar nuevas formas de habitar la ciudad.
- Fundamentos de la Administración de Consorcios: Lo que Todo Propietario Debe Saber
En el mercado inmobiliario paraguayo, Gustafson & Asociados ha sido protagonista de proyectos pioneros que no solo han transformado la fisonomía urbana, sino también la forma en que se concibe la vida en edificios y condominios. Nathaly Gustafson, además de su papel en la comercialización a través de Paraguay Sotheby’s, lidera la administración de todos los desarrollos de la firma a través de MAJUBE S.A., una estructura creada específicamente para garantizar que la calidad de las obras se mantenga intacta a lo largo del tiempo. La relevancia de MAJUBE radica en dos aspectos clave: es una empresa conformada para administrar única y exclusivamente los edificios desarrollados por Gustafson, lo que le permite contar con el apoyo logístico de la propia constructora y desarrolladora, y con un equipo de trabajo integrado por personas formadas dentro de la empresa, que conocen en profundidad cada edificio y están plenamente comprometidas con la calidad del servicio que brindan. En esta nota, Nathaly comparte su enfoque, aprendizajes y recomendaciones sobre cómo una gestión profesional, transparente y proactiva puede marcar la diferencia entre un edificio que envejece con dignidad y uno que pierde valor con el paso de los años. La administración de consorcios es, en esencia, la columna vertebral de la vida en comunidad dentro de un edificio. Su alcance se extiende mucho más allá del pago puntual de facturas o la contratación de servicios básicos. Implica un manejo integral que conjuga dos dimensiones complementarias: la operativa, orientada a la funcionalidad y el mantenimiento diario, y la administrativa, centrada en la transparencia financiera, la planificación y la toma de decisiones. En la práctica, esto significa que cada tarea, desde la verificación del funcionamiento de los equipos hasta la gestión de grandes inversiones, debe abordarse con un criterio preventivo y una metodología rigurosa. La experiencia enseña que la improvisación en la administración termina costando caro, tanto en términos económicos como en calidad de vida para los residentes. En el plano operativo, una gestión eficiente no espera a que surjan las contingencias: trabaja para que estas no ocurran. Esto exige implementar planes de mantenimiento preventivo que cubran desde sistemas eléctricos y bombas de agua hasta ascensores y generadores. La clave está en la regularidad y el cumplimiento estricto de los cronogramas. Anticiparse a un fallo mayor, como la reparación de un ascensor o la reposición de un sistema de respaldo de energía, no solo ahorra dinero, sino que evita que la vida de los residentes se vea alterada. La capacidad de respuesta frente a imprevistos es otro pilar del área operativa: cortes prolongados de agua, interrupciones eléctricas o averías estructurales demandan soluciones inmediatas y coordinadas, con un equipo disponible las 24 horas para garantizar que el edificio siga funcionando con normalidad, incluso en circunstancias adversas. La dimensión administrativa es igual de crítica, aunque muchas veces menos visible para los propietarios. En este ámbito, la gestión se enfoca en la transparencia, la eficiencia y la claridad de los procesos. La utilización de sistemas integrados de administración permite llevar un registro detallado y ordenado de cada gasto, automatizar la emisión de planillas de expensas y generar reportes que muestran con precisión en qué se invierte cada guaraní. Este nivel de detalle no solo facilita la rendición de cuentas, sino que fortalece la confianza entre la administración y los copropietarios, al eliminar espacios de incertidumbre o desconfianza. Un proceso administrativo bien diseñado establece filtros y autorizaciones que aseguran que cada pago esté debidamente respaldado, reduciendo al mínimo las posibilidades de errores o manejos poco claros. Pero administrar un consorcio no es únicamente mantener las cuentas en orden y los servicios funcionando. La gestión involucra un componente humano decisivo: la capacidad de mediar, escuchar y facilitar acuerdos entre propietarios con intereses y prioridades diferentes. En Paraguay, un reglamento de copropiedad para propiedades horizontales —como edificios o condominios— establece las normas de convivencia y el uso de áreas comunes y privadas. Este reglamento es obligatorio, debe ser formalizado por escritura pública e inscripto en el Registro de Inmuebles, y cuenta con la intervención de la Municipalidad, que en el marco de sus competencias urbanísticas participa en la aprobación y regulación de estos documentos. Es práctica común que, una vez al año, se celebre una asamblea general en la que se rinden cuentas, se presentan balances y se definen políticas para el siguiente ejercicio. En estas instancias, la administración no solo actúa como ejecutora de decisiones, sino que debería también actuar como guía técnica y estratégica, presentando propuestas que respondan a las necesidades reales del edificio y ofreciendo información clara para que los copropietarios tomen decisiones informadas. En paralelo, cada consorcio designa un consejo de administración que funciona como un órgano de enlace y asesoramiento. Este consejo representa a los propietarios en la supervisión de la gestión y en la evaluación de propuestas de inversión o mejoras. La fluidez en la comunicación entre el consejo y la administración es fundamental para mantener la coherencia en las acciones y garantizar que las decisiones respondan al interés colectivo. La experiencia demuestra que cuando la administración es proactiva, planteando mejoras y estrategias antes de que los problemas se vuelvan urgentes, la comunidad responde positivamente y las inversiones se realizan con consenso. Un aspecto que marca la diferencia en la administración es la visión estratégica con la que se concibe el edificio desde su origen. Cuando en el diseño y la composición tipológica de las unidades se considera cómo se administrará el conjunto, se facilita enormemente la gestión posterior. Evitar combinaciones extremas de tipologías —como mezclar monoambientes con penthouses de lujo— reduce el riesgo de conflictos de intereses en las asambleas y promueve una comunidad con objetivos más homogéneos. Esta planificación inicial es una ventaja competitiva que, en la práctica, se traduce en una administración más ágil y menos conflictiva. Aspectos como el acceso seguro para limpiar fachadas y vidrios, la ubicación estratégica de salas técnicas para que el personal pueda trabajar sin interferir con las áreas comunes, la elección de materiales duraderos y de fácil reposición, o la instalación de sistemas que simplifiquen la inspección y reparación de equipos críticos, son decisiones que, aunque invisibles para el comprador en el momento de la adquisición, determinan la eficiencia y el costo de la administración en el futuro. Esta planificación inicial no solo mejora la operatividad diaria, sino que constituye una ventaja competitiva que, en la práctica, se traduce en una administración más ágil, menos conflictiva y financieramente más eficiente. Finalmente, la administración juega un papel determinante en la preservación del valor del activo inmobiliario. Un edificio que recibe mantenimiento constante y mejoras periódicas puede, incluso después de décadas, mantenerse competitivo en el mercado. El ejemplo del edificio Castavista, con 15 años de antigüedad y una reciente inversión en la pintura de su fachada, lo confirma: la conservación sostenida no solo evita la depreciación, sino que proyecta una imagen de calidad que atrae a nuevos compradores y refuerza la confianza de los residentes actuales. En contraste, la falta de gestión puede llevar a que un inmueble pierda su atractivo y se convierta en un pasivo en lugar de un activo. La administración de consorcios, bien ejecutada, es una disciplina que combina técnica, estrategia y compromiso. Es un trabajo en gran parte invisible para quienes disfrutan de sus resultados, pero que se refleja en la calidad de vida, la armonía comunitaria y el valor económico del inmueble. En un mercado donde la competencia entre desarrollos es cada vez más intensa, la diferencia entre un edificio que envejece con dignidad y otro que pierde vigencia puede radicar, precisamente, en la forma en que es administrado.
- Cómo Identificar Áreas de Revalorización en el Mercado Inmobiliario
Factores determinantes y dinámicas de mercado que configuran la revalorización inmobiliaria en Paraguay En el discurso inmobiliario —sea en presentaciones de venta, notas periodísticas o campañas publicitarias— es frecuente escuchar que ciertas zonas “son ideales para invertir” porque “se revalorizarán con el tiempo”. Aunque esa afirmación puede ser cierta, la lógica detrás de la valorización inmobiliaria suele quedar poco clara. Entender qué factores impulsan realmente el aumento del valor de un inmueble es clave para tomar decisiones informadas y evitar expectativas infundadas. En el mercado paraguayo, la revalorización no es producto de un único elemento, sino de la interacción de múltiples variables. Desde inversiones en infraestructura hasta estrategias de marketing bien ejecutadas, pasando por cambios regulatorios y la instalación de polos de actividad económica, el valor de un inmueble está profundamente vinculado al contexto urbano, social y económico en el que se inserta. Inversión en infraestructura La inversión en infraestructura es uno de los factores más determinantes para la revalorización de inmuebles, con un impacto que se percibe tanto en el corto como en el largo plazo. Sus beneficios pueden entenderse en tres planos interconectados: el aumento del valor intrínseco de la propiedad, la mejora de su atractivo comercial y la consolidación del entorno urbano en el que se inserta. Obras como autopistas, avenidas pavimentadas, iluminación pública, redes de agua y alcantarillado o sistemas de transporte reducen fricciones en la vida diaria y elevan la percepción de calidad de vida. Una calle pavimentada y bien iluminada no solo mejora la accesibilidad y la seguridad, sino que amplía el universo de potenciales compradores o inquilinos, lo que se traduce en mayor demanda y precios más altos. La infraestructura también genera un “efecto derrame”: cuando una zona recibe nuevas conexiones viales, servicios básicos o equipamientos urbanos —como parques, centros educativos o de salud— no solo aumentan los valores de las propiedades existentes, sino que se estimula la llegada de nuevos desarrollos, reforzando el estatus del área y creando un ciclo virtuoso de valorización. Además, este tipo de obras suele percibirse como una inversión de largo plazo respaldada por políticas públicas o privadas, lo que reduce el riesgo percibido e impulsa decisiones de compra más rápidas. En el contexto paraguayo, el Puente Héroes del Chaco es un ejemplo reciente y contundente. Esta conexión entre Asunción y lo que antes era Chaco’i —hoy Nueva Asunción— transformó por completo la dinámica de la zona. Incluso antes de su inauguración, el solo anuncio de la obra impulsó un alza en los precios de los terrenos. Tras su apertura, lotes que valían apenas centavos por metro cuadrado hace 15 años pasaron a cotizarse por encima de los USD 20/m², consolidando un nuevo frente de expansión urbana y demostrando cómo la infraestructura puede ser el detonante más poderoso de revalorización. Nuevas áreas corporativas y comerciales La creación de nuevas áreas corporativas y comerciales tiene un impacto directo y profundo en la valorización de los inmuebles, ya que no solo modifica la dinámica económica de una zona, sino que también redefine su identidad urbana y su proyección a futuro. La instalación de polos corporativos —ya sean edificios de oficinas, parques empresariales o centros de innovación— eleva la demanda por bienes raíces tanto comerciales como residenciales en su entorno inmediato. La concentración de empresas y trabajadores genera un flujo constante de personas que dinamiza el consumo, impulsa la apertura de comercios y aumenta la necesidad de viviendas cercanas, lo que se traduce en un incremento sostenido de precios y alquileres. De igual forma, los desarrollos comerciales de gran escala, como shoppings, avenidas gastronómicas o centros de servicios especializados, funcionan como verdaderas anclas urbanas. Estos equipamientos no solo sirven a los residentes de la zona, sino que atraen público de otras áreas, elevando la visibilidad y el valor percibido de los inmuebles aledaños. La apertura de un centro comercial de alto nivel suele ir acompañada de nuevas inversiones en hoteles, oficinas y proyectos residenciales de mayor categoría, generando un efecto multiplicador que transforma el perfil de todo el barrio. En Paraguay, este fenómeno se ve potenciado por una realidad particular: la mayoría de las plazas y parques no están bien mantenidos y existe una percepción generalizada de inseguridad que limita su uso, sobre todo en horarios vespertinos o nocturnos. Equipamientos en mal estado, iluminación deficiente y falta de mantenimiento regular han reducido su capacidad de funcionar como articuladores naturales de la vida comunitaria. Este vacío lo han ocupado, en gran medida, los centros comerciales. En Asunción y otras ciudades, los shoppings no son únicamente lugares de compra, sino verdaderos puntos de encuentro social donde convergen familias, amigos, colegas y turistas. Ofrecen un entorno climatizado, limpio, iluminado y vigilado, que brinda una sensación de seguridad y confort que el espacio público abierto muchas veces no puede garantizar. En países con tradición de espacio público activo, plazas y áreas centrales cumplen este rol; en Paraguay, gran parte de esa función recae sobre los centros comerciales. Las consecuencias sobre el mercado inmobiliario son claras: las propiedades ubicadas cerca de un shopping de referencia —como Paseo La Galería en Aviadores del Chaco, Shopping del Sol en la zona de Santa Teresa o Mariscal López Shopping en Villa Morra— tienden a valorizarse más rápido y de forma más estable que aquellas alejadas de este tipo de polos. Vivir cerca significa reducir traslados, acceder a un ambiente seguro y contar con un abanico de servicios —gastronomía, entretenimiento, bancos, supermercados, gimnasios e incluso clínicas— a pocos minutos de casa. Para un inversor, supone apostar por un activo respaldado por flujos constantes de personas y por la reputación consolidada del nodo comercial, factores que sostienen su valorización en el tiempo. Nuevas industrias y centros logísticos La instalación de industrias y centros logísticos tiene un impacto particularmente fuerte en la valorización de los inmuebles, aunque su lógica es distinta a la de polos corporativos o comerciales. Su efecto se sustenta en la generación de empleo, la dinamización de cadenas de suministro y la transformación estructural del territorio. En primera instancia, estos desarrollos provocan un incremento inmediato en la demanda de suelo. Una planta industrial o un centro logístico de gran escala requiere no solo su propio terreno operativo, sino también la presencia de proveedores, talleres, empresas de servicios y, en muchos casos, áreas para expansión futura. Esto eleva el valor de los terrenos industriales y semiurbanos en el entorno y puede convertir a zonas antes marginales en áreas estratégicas para la inversión. El impacto se extiende al mercado residencial. Cuando se instala un polo productivo, aumenta la necesidad de viviendas para empleados en todos los niveles, desde operarios hasta personal administrativo y gerencial. Este flujo poblacional ejerce presión sobre el mercado de alquiler y sobre la venta de lotes o viviendas cercanas, impulsando la valorización de los inmuebles habitacionales. A esto se suman las mejoras en conectividad que suelen acompañar a estas inversiones: pavimentación de rutas, ampliación de accesos, instalación de redes de agua y electricidad. Estas obras no solo benefician a la empresa o parque industrial, sino que revalorizan todo el corredor logístico y aumentan la competitividad de las propiedades cercanas para usos diversos. En Paraguay, los centros logísticos y parques industriales tienden a concentrarse en zonas periurbanas o ciudades satélite, como Limpio, Luque, Mariano Roque Alonso o a lo largo de los corredores de la Ruta PY02 y PY01. En estos lugares, el arribo de frigoríficos, depósitos de e-commerce y complejos de distribución ha generado un cambio notable en el mapa inmobiliario. Sectores que antes eran considerados de baja densidad o de poco interés comenzaron a recibir inversiones en galpones, oficinas técnicas y servicios auxiliares, lo que derivó en un aumento sostenido de precios y en una diversificación de usos del suelo. Terrenos que hace una década se vendían a USD 15/m² hoy superan los USD 45/m² en sectores con conexión directa a la ruta modernizada. En el mediano y largo plazo, cuando un polo industrial o logístico se consolida, la percepción de estabilidad económica del área se fortalece. Esto incentiva la instalación de bancos, estaciones de servicio, hoteles, restaurantes y comercios, transformando lo que antes era un sector aislado en un nodo económico diversificado y con un mercado inmobiliario mucho más dinámico. Megaproyectos catalizadores Los megaproyectos catalizadores —ya sean de carácter inmobiliario, de infraestructura, mixtos o incluso eventos internacionales— tienen un impacto transformador sobre la valorización de los inmuebles porque no solo cambian físicamente el territorio, sino que también modifican las percepciones y expectativas del mercado a gran escala. Se los denomina “catalizadores” porque desencadenan procesos que trascienden sus propios límites físicos, generando dinámicas económicas y urbanas que reconfiguran áreas enteras. La construcción de un complejo de usos mixtos de gran envergadura, un nuevo aeropuerto, un puerto fluvial moderno, una terminal multimodal o un estadio internacional puede redefinir completamente la centralidad de una zona, convirtiéndola en un nodo clave que antes no existía. En el corto plazo, estos proyectos generan movimiento económico inmediato: empleo en la construcción, demanda de insumos y servicios, y especulación inmobiliaria en torno a terrenos cercanos, con precios que muchas veces comienzan a subir incluso antes de que la obra esté concluida. Una vez en operación, el alcance de su impacto se amplía. Un nuevo aeropuerto o una terminal portuaria, por ejemplo, no solo mejora la conectividad, sino que atrae hoteles, centros de convenciones, parques empresariales y desarrollos residenciales orientados a captar la nueva demanda de visitantes o profesionales. Un gran distrito urbano, como podría ser un “hub financiero” o un “distrito tecnológico”, concentra oficinas, comercios, vivienda, entretenimiento y espacios públicos de calidad, actuando como un microcentro que irradia actividad y eleva el valor del suelo en un radio que puede extenderse por kilómetros. Además de los beneficios tangibles, los megaproyectos catalizadores aportan un elemento intangible pero determinante: el cambio de percepción. Una obra de gran escala bien diseñada y ejecutada envía al mercado una señal de confianza y visión a largo plazo, reduciendo el riesgo percibido e incentivando inversiones complementarias. El efecto de derrame es multisectorial: mejora de infraestructura urbana, fortalecimiento de la identidad y la imagen de la zona, atracción de eventos, turismo y negocios que antes no tenían en su radar el área intervenida. Este círculo virtuoso, si es bien gestionado, puede sostener la valorización y el reposicionamiento urbano durante décadas. Apertura de equipamientos de alto valor social La instalación de equipamientos de alto valor social —como colegios, universidades, hospitales, centros culturales o deportivos— es uno de los motores más consistentes y duraderos de valorización inmobiliaria. Estos proyectos no solo atraen usuarios directos, sino que transforman la dinámica urbana de un barrio, incrementando su atractivo y fortaleciendo su identidad. En primer lugar, actúan como polos de atracción poblacional. La apertura de un colegio de prestigio no solo convoca a estudiantes, sino también a familias que buscan residir cerca para reducir tiempos de traslado y garantizar comodidad. Lo mismo ocurre con universidades y hospitales: además de estudiantes y pacientes, atraen docentes, médicos, investigadores y personal administrativo, generando una demanda sostenida de viviendas y servicios en su entorno inmediato. Su presencia también eleva la percepción de calidad de vida. La proximidad a educación, salud o cultura es un factor decisivo en las decisiones residenciales, especialmente en segmentos medios y altos, y se traduce en una disposición a pagar más por el metro cuadrado. Esto hace que la valorización en zonas con este tipo de equipamientos sea más estable y menos susceptible a ciclos de mercado. A este efecto directo se suma un impacto indirecto sobre la economía local: la llegada de estos equipamientos impulsa la apertura de comercios, farmacias, restaurantes, librerías, cafés y servicios de transporte, creando un ecosistema urbano más activo y seguro. Este dinamismo mejora la reputación del área y consolida su atractivo para inversores, desarrolladores y residentes por igual. Cambios de normativas urbanísticas favorables Los cambios de normativas urbanísticas favorables pueden tener un impacto inmediato y profundo en la valorización de los inmuebles, porque alteran directamente las reglas del juego sobre lo que se puede construir, cómo se puede usar el suelo y qué actividades están permitidas en una zona determinada. En términos simples, una normativa urbana define el “potencial” de un terreno. Si las reglas cambian para permitir mayor altura, más densidad constructiva o un uso mixto que antes estaba restringido, ese terreno automáticamente se vuelve más valioso, incluso sin que se haya hecho ninguna mejora física. Esto también aplica cuando se introducen incentivos fiscales, se flexibilizan retiros, se reducen las exigencias de estacionamientos o se integran áreas al trazado de transporte masivo. En muchos casos, una recalificación puede transformar por completo el perfil de un barrio. Cuando una zona antes residencial de baja densidad pasa a permitir desarrollos de gran altura o con usos comerciales, el valor de los lotes puede multiplicarse, ya que los desarrolladores identifican la oportunidad de maximizar el nuevo potencial edificatorio. En Paraguay, estos cambios han sido decisivos para la transformación de corredores estratégicos. Ejes como Aviadores del Chaco o Molas López, que hasta hace dos décadas estaban dominados por viviendas unifamiliares, se convirtieron en zonas de alta densidad gracias a la flexibilización en altura y usos. Este cambio normativo abrió la puerta al surgimiento de torres residenciales, hoteles y edificios corporativos de gran escala, disparando el valor del metro cuadrado y atrayendo a grandes desarrolladores. El caso de Molas López es ilustrativo: la habilitación para edificios de mayor altura, acompañada por inversiones en infraestructura vial, en la red de cloacas y desagües, provocó un aumento de entre el 30% y el 50% en el valor del suelo en menos de tres años, consolidando el corredor como uno de los más demandados para proyectos residenciales. La normativa favorable no solo estimula el mercado local: también es un imán para el capital extranjero. Inversionistas internacionales suelen analizar con detalle el marco regulatorio antes de decidir una compra de tierra, y una normativa clara, previsible y orientada al desarrollo puede marcar la diferencia entre un área que se estanca y otra que se convierte en un polo de inversión regional. Por el contrario, cuando las normativas se endurecen o imponen restricciones significativas, el efecto puede ser el opuesto: un freno en el dinamismo del mercado y una caída en el atractivo de inversión. De ahí que el seguimiento de cambios regulatorios sea una de las tareas clave para anticipar dónde se producirán las próximas olas de valorización. Marketing por parte de la desarrolladora El marketing inmobiliario, cuando se ejecuta de forma estratégica y sostenida, no solo impulsa la venta de unidades: puede redefinir la identidad urbana de un sector entero y, con ello, catalizar su valorización. En el mercado paraguayo existe un caso paradigmático que lo demuestra: la campaña del “Nuevo Eje Corporativo de Asunción”, lanzada en 2009 por la desarrolladora Capitalis. En ese momento, la empresa estaba ejecutando un ambicioso plan de diez edificios corporativos en un plazo de cinco años, todos concentrados en un área específica de la ciudad. Más allá de la obra física, la verdadera jugada maestra estuvo en la narrativa. A través de artículos en medios, entrevistas y material promocional, se posicionó la idea de que Asunción estaba gestando un nuevo núcleo de oficinas premium, moderno y con proyección internacional. La estrategia tuvo un efecto multiplicador: otros desarrolladores, viendo el potencial comercial y la fuerza del concepto, adoptaron el término en sus propias campañas. El mercado comenzó a percibir la zona no como un conjunto de proyectos independientes, sino como un distrito coherente, con una identidad clara y un potencial de crecimiento diferenciado del resto de la ciudad. Lo más significativo es que esta construcción de marca territorial trascendió la duración de la campaña. Más de una década después, el área sigue siendo conocida como “el Eje Corporativo de Asunción”, una denominación instalada en el imaginario colectivo, presente tanto en la narrativa mediática como en la comunicación de nuevos proyectos. Este caso demuestra que insertar y consolidar un concepto en la mente del público puede revalorizar un área tanto como una inversión en infraestructura física. Cuando un sector logra una identidad reconocible y asociada a atributos positivos —modernidad, concentración de servicios y estatus corporativo—, el valor del suelo y de los inmuebles tiende a aumentar no solo por sus características intrínsecas, sino también por la fuerza de la marca urbana construida. Luego de analizar todos los factores que pueden impulsar la revalorización de un inmueble —infraestructura, polos comerciales, industrias, megaproyectos, equipamientos sociales, cambios normativos y estrategias de marketing—, es fundamental dar un paso más y preguntarse: ¿quién es el que realmente va a capitalizar ese valor adicional? Los inmuebles no aumentan de precio por sí solos. Lo que estos factores hacen es agregar atributos que mejoran su atractivo y funcionalidad. Ese nuevo valor solo se materializa cuando existe un segmento de personas o empresas dispuestas a pagar más por acceder a esos atributos. Por eso, entender al comprador o usuario final es tan importante como analizar el mercado en abstracto. Cada zona tiene un público objetivo diferente y, con él, prioridades distintas. Un barrio que se potencia con un centro comercial de alto nivel atraerá a quienes valoren la oferta gastronómica, el entretenimiento y la seguridad; una zona que incorpora un parque industrial de gran escala será más atractiva para trabajadores y empresas que prioricen la proximidad laboral; un distrito que se redefine con un cambio normativo favorable interesará a desarrolladores que vean margen para maximizar el uso del suelo. En Paraguay, muchos de estos factores no son solo proyecciones: ya están en marcha y en varios casos en etapa de consolidación, con procesos de revalorización visibles. La economía nacional, según la última estimación de la CEPAL, crecerá un 4,0 % este año, por encima del 3,6 % proyectado en abril. Este contexto macroeconómico activo y en expansión favorece que la mayor parte de las zonas urbanas y periurbanas estén en revalorización constante, a medida que nuevos comercios, instituciones educativas, servicios y equipamientos continúan expandiéndose. Pero tan importante como reconocer estos motores de valorización es comprender la dinámica de los compradores: hacia dónde se están desplazando, qué atributos priorizan hoy y cuáles podrían dejar de valorar en el corto o mediano plazo. Los patrones de demanda cambian con la economía, la movilidad, la tecnología y el estilo de vida. Detectar a tiempo esos giros permite anticiparse y posicionar los activos en los lugares y formatos que capturen mejor el valor presente y el que está por venir. En definitiva, la clave no está solo en identificar los elementos que generan valorización, sino en comprender a quién le generan ese valor y qué tan dispuesto está ese público a pagar por él. Es en esa intersección —entre los atributos de la zona y las motivaciones del mercado objetivo— donde la revalorización deja de ser un concepto potencial y se convierte en un retorno tangible.
- Hipotecas Divisibles: El Régimen que Argentina Ya Reglamentó y que Paraguay Debería Replicar
Una herramienta jurídica y financiera que transforma el acceso al crédito, moderniza el desarrollo inmobiliario y plantea un modelo replicable para Paraguay. El Gobierno Nacional argentino, a través de la Resolución Conjunta 2/2025 de los Ministerios de Economía y de Justicia, reglamentó de manera oficial la aplicación de las hipotecas divisibles, una herramienta legal y financiera pensada para facilitar el acceso al crédito, dinamizar el desarrollo inmobiliario y reducir el déficit habitacional mediante la formalización del financiamiento de proyectos en obra. Esta medida reglamenta el Decreto 1017/2024, que introduce un nuevo paradigma: el de permitir que un inmueble aún no subdividido pueda ser hipotecado y, posteriormente, al ser dividido en unidades funcionales o parcelas, se distribuya proporcionalmente tanto el crédito como la garantía entre los futuros adquirentes. Esta figura representa un salto cualitativo en la estructuración financiera de desarrollos inmobiliarios y responde a un objetivo claro: liberar el potencial del crédito hipotecario como motor de crecimiento urbano y acceso a la vivienda. En un país donde la informalidad, la desconfianza y los mecanismos tradicionales han limitado durante décadas la bancarización del sector inmobiliario, el régimen de hipotecas divisibles se instala como una vía concreta para destrabar el financiamiento estructurado. La pregunta que naturalmente se plantea desde Paraguay es directa: ¿por qué no adoptar una herramienta similar en nuestro país, donde los desafíos estructurales son muy similares, pero los marcos normativos y registrales aún no están alineados con las nuevas realidades del mercado? Una hipoteca divisible es, en esencia, una garantía real que se constituye sobre un inmueble aún no subdividido —por ejemplo, un edificio en obra— y que, al momento de la escrituración de las unidades individuales, se divide jurídicamente junto con la propiedad del inmueble. De este modo, el crédito hipotecario originalmente otorgado al desarrollador o propietario se fracciona en créditos individuales, y cada comprador asume la porción correspondiente de la deuda garantizada con su propia unidad. La figura es especialmente útil en desarrollos multifamiliares, barrios cerrados, proyectos de propiedad horizontal o urbanizaciones. El nuevo régimen argentino permite constituir esta hipoteca divisible en el acto de otorgamiento inicial, o bien estructurar una hipoteca común sujeta a división futura, con efectos simultáneos al momento de la transferencia dominial de cada unidad. Esta última alternativa es clave para flexibilizar las operaciones. Además, se habilita la inscripción registral de boletos de compraventa sobre unidades futuras, en folios especiales vinculados a la hipoteca madre, lo que otorga seguridad jurídica y trazabilidad a las operaciones de preventa. El régimen también regula el derecho real de superficie, la afectación a propiedad horizontal y la documentación técnica necesaria para operar dentro de este esquema. Tradicionalmente, una hipoteca en un inmueble indiviso impedía al desarrollador escriturar por partes a menos que cancelara íntegramente la deuda. Esto creaba un cuello de botella: ni se podía escriturar sin pagar todo, ni se podía pagar todo sin escriturar (y cobrar). Este dilema forzó a muchos desarrolladores a trabajar con estructuras poco transparentes —cesiones de derechos, contratos privados, fideicomisos no estandarizados— que dificultaban el acceso al crédito formal y elevaban el riesgo para todas las partes. Con las hipotecas divisibles, el modelo se invierte: la deuda y la garantía acompañan a cada unidad, facilitando que el desarrollador transfiera la propiedad sin cancelar el préstamo completo, siempre que el comprador asuma su parte de deuda o la cancele por anticipado. El desarrollador se libera de su responsabilidad en la medida en que transfiere cada unidad con su porción de deuda asumida, y el banco pasa a tener múltiples deudores parciales, con garantías individualizadas. Una vez que se concreta la compra de la unidad, el comprador asume su porción individual de deuda dentro del fideicomiso o estructura financiera del proyecto. Esto implica que el nuevo propietario no paga el valor total de la unidad al contado, sino que asume una deuda hipotecaria asociada exclusivamente a ese departamento. Esa hipoteca, ya segregada del resto del conjunto edilicio, pasa a estar registrada a su nombre y respaldada por la unidad que adquirió. Es decir, no hay una hipoteca única sobre todo el edificio, sino una por cada unidad que se activa al momento de la transferencia. Lo interesante del modelo es que esa deuda puede ser estructurada de manera flexible. Aunque el préstamo original del desarrollador haya sido a corto o mediano plazo —por ejemplo, a tres años— el comprador final puede refinanciar su porción en condiciones propias: convertir el valor correspondiente de su unidad en un crédito hipotecario de largo plazo, a 20 o 25 años, con cuotas mensuales ajustadas a su capacidad de pago.. Esto permite convertir un esquema de financiación corporativa en una solución de acceso al crédito habitacional para personas físicas. El financiamiento puede estructurarse bajo distintos sistemas de amortización (francés, alemán, entre otros), y los términos —tasa, moneda, plazos— pueden ser renegociados en función del perfil del comprador. Además, el deudor puede, con posterioridad a la compra, acudir a otra entidad financiera y realizar una subrogación de hipoteca o incluso cancelar la deuda existente y constituir una nueva en mejores condiciones. Este nivel de portabilidad y flexibilidad es impensable en modelos tradicionales de preventa, donde las unidades se pagan al contado o mediante cuotas directas al desarrollador, sin respaldo bancario ni instrumentos líquidos que permitan apalancamiento. La clave de este modelo radica en que abre la puerta a una mayor bancarización del proceso inmobiliario y habilita esquemas de acceso al crédito que no dependen de la solvencia del desarrollador, sino del comprador final. Además, genera productos financieros más transparentes, con garantías registradas individualmente, lo que mejora la trazabilidad de la deuda y potencia su eventual titularización. En este contexto, la implementación de hipotecas divisibles se presenta como un paso hacia la modernización del crédito inmobiliario y la construcción de un ecosistema más dinámico y seguro para todas las partes involucradas. Es importante aclarar que este régimen no aplica a desarrollos sin financiamiento bancario. No es un instrumento para proyectos financiados únicamente con capital propio o preventas. Para que exista una hipoteca divisible, debe existir una hipoteca, y por ende, un préstamo otorgado con garantía real sobre el inmueble. Sin ese crédito, no hay nada que dividir. Lo que permite la nueva figura es que ese crédito hipotecario no quede atado a la totalidad del inmueble de forma indivisible, sino que pueda fraccionarse jurídica y registralmente. En otras palabras, es un esquema que habilita una nueva forma de financiar obras con respaldo bancario, no un reemplazo del financiamiento tradicional. En Paraguay, la mayoría de los desarrollos inmobiliarios de escala media y alta no se financian mediante préstamos bancarios tradicionales. El modelo predominante se basa en una combinación de capital propio del desarrollador, preventas realizadas en etapa de pozo o construcción, y, en algunos casos, fideicomisos privados. Los bancos, por su parte, suelen mostrarse reticentes a otorgar créditos para la construcción, prefiriendo financiar la compra de unidades ya terminadas por parte de personas físicas. Las razones son múltiples: falta de un marco normativo claro, debilidad en los registros, alta informalidad, dificultad para registrar preventas con valor jurídico y la imposibilidad de dividir garantías hipotecarias. En este escenario, el desarrollador que decide tomar un crédito bancario se encuentra con un obstáculo: no puede escriturar ni transferir unidades mientras exista una hipoteca global sobre el inmueble, salvo que cancele la totalidad de la deuda. Este esquema no solo desalienta el financiamiento bancario, sino que obliga a los actores a operar en un entorno informal o a depender exclusivamente de capital propio, lo que limita la escala, eleva el riesgo y desalienta la inversión extranjera institucional. La adopción de una figura similar a la que ya rige en Argentina permitiría abrir una nueva etapa en la profesionalización del desarrollo inmobiliario en Paraguay, con impactos positivos en múltiples frentes: Mayor acceso al crédito bancario: los bancos podrían otorgar préstamos con respaldo hipotecario que luego se dividen entre múltiples adquirentes, con menor exposición y mayor liquidez. Facilitación de las escrituraciones: el desarrollador podría transferir unidades sin necesidad de cancelar toda la hipoteca, al tiempo que el comprador asume su parte de la deuda con total claridad jurídica. Reducción de la informalidad: se eliminaría la necesidad de operar con cesiones privadas o contratos que no ofrecen seguridad ni trazabilidad. Atracción de fondos institucionales: la posibilidad de estructurar garantías escalables y registradas facilitaría la llegada de capitales institucionales, tanto nacionales como internacionales. Fortalecimiento del régimen de preventas: la inscripción de boletos y contratos con efecto frente a terceros consolidaría un canal formal para financiar obras en etapa de ejecución, con menor riesgo para compradores y entidades financieras. En definitiva, Paraguay necesita dar el paso hacia un sistema jurídico más robusto, que acompañe la evolución natural del mercado. La implementación de las hipotecas divisibles —junto con un régimen de inscripción de boletos y contratos futuros, tal como el Decreto 1017/2024 de Argentina— permitiría un salto cualitativo que impactaría directamente en el crecimiento urbano, la transparencia de las operaciones y la bancarización del sector.
- Fundamentos Reales de un Mercado en Expansión: Más Allá del Relato Alarmista
El crecimiento urbano de Asunción responde a una lógica económica concreta, con marcos regulatorios sólidos y un perfil de inversión que desmiente los prejuicios externos. La reciente publicación del diario La Nación de Argentina, titulada “Rascacielos, crisis de vivienda y sospechas de lavado: el dinero argentino alimenta un boom de desarrollos en Paraguay”, propone una lectura alarmista del mercado inmobiliario paraguayo, anclada más en impresiones que en datos. Desde una óptica externa y simplificada, la nota intenta construir un paralelismo entre crecimiento urbano, flujo de capitales y prácticas sospechosas. Sin embargo, al examinar el fenómeno con mayor profundidad, se revela una realidad mucho más compleja y, sobre todo, más profesionalizada de lo que se sugiere. Paraguay no solo ha avanzado de forma significativa en materia de regulación financiera y prevención del lavado de activos, sino que también ostenta uno de los índices más bajos de riesgo en la región. Según el Basel AML Index —que compila información de organismos como el GAFI, el Banco Mundial y Transparencia Internacional— Paraguay registró en 2024 un puntaje de riesgo de 5, una baja respecto al 5,07 del año anterior, consolidando una tendencia descendente desde 2017. Dentro del contexto latinoamericano, el país figura entre los mejor posicionados en este indicador, lo cual desmiente categóricamente cualquier sugerencia de descontrol o permisividad institucional. La evolución regulatoria ha sido contundente. Aunque el sector inmobiliario fue considerado sujeto obligado desde 2007, no fue sino hasta la Resolución 94/2019 de la SEPRELAD que se definió con precisión quiénes debían cumplir con los requisitos de prevención: inmobiliarias, corredores, desarrolladores, comisionistas. Esta normativa fue ampliada de forma aún más estructurada en 2020, con la Resolución 201, que introdujo exigencias de manuales de cumplimiento, auditoría, políticas KYC y reportes obligatorios. Desde entonces, el sector pasó a estar fuertemente supervisado, con un régimen de sanciones que ha golpeado sobre todo a quienes no se adaptaron rápidamente a estas exigencias. Hoy en día, las inmobiliarias son el segundo grupo más numeroso de sujetos obligados en la SEPRELAD, solo detrás de las organizaciones sin fines de lucro, lo que confirma el grado de formalización y control que rige sobre esta actividad. Frente a ello, sorprende la liviandad con la que se emiten juicios en la nota argentina. Una afirmación particularmente llamativa es la que sugiere la existencia de una burbuja inmobiliaria en Asunción. No es la primera vez que se anuncia su inminencia: desde 2011 circulan pronósticos similares, todos desmentidos por la evolución sostenida —aunque no descontrolada— del mercado. El crecimiento en Asunción tiene lógica y fundamentos. Un ejemplo claro es el modelo de plusvalía en preventa. Muchos desarrolladores venden unidades en pozo a valores menores que los de mercado, y el inversor obtiene una ganancia al momento de la entrega. Ese margen de valorización no es producto de una burbuja especulativa, sino de un esquema lógico de captación de capital durante la obra. Además, si la zona donde se construye mejora su infraestructura, servicios y conectividad, ese capital sigue creciendo. De hecho, al hablar con numerosos agentes inmobiliarios en Asunción, la percepción generalizada es que, si bien existe oferta de departamentos terminados tanto en venta como en alquiler, no es tan abundante ni tan fácil de encontrar como podría suponerse desde afuera. Muchos productos con buena ubicación, diseño atractivo y precios razonables tienden a absorberse rápidamente, sobre todo en zonas con infraestructura consolidada o donde se concentra la demanda de jóvenes profesionales, parejas o extranjeros que buscan vivir cerca de sus centros de actividad. Esto también explica por qué ciertos edificios nuevos muestran una alta rotación o incluso listas de espera para determinadas tipologías. Por otro lado, no toda la oferta inmobiliaria tiene el mismo comportamiento. Hay edificios de lujo que aún tienen unidades disponibles incluso años después de su finalización, lo cual no necesariamente responde a una sobreoferta estructural general, sino que a una demanda naturalmente más acotada. El segmento de lujo implica departamentos de mayor metros cuadrados, con precios por metro cuadrado por encima del promedio, y cuya clientela potencial —clase alta local o internacional— suele preferir viviendas unifamiliares. En cambio, edificios semilujo, mejor ubicados, con unidades más compactas, bien diseñadas y con una relación precio-calidad más ajustada, muestran altos niveles de ocupación e incluso reventa activa. Pero lo que probablemente más distorsiona la percepción externa es el fenómeno de los departamentos aparentemente desocupados por la noche. A simple vista, un edificio con pocas luces encendidas puede parecer vacío, pero esa observación no resiste un análisis serio. Muchas viviendas están efectivamente ocupadas, pero la luz encendida en el living o la habitación principal no siempre es visible desde la calle. Cortinas blackout, vidrios espejados, balcones techados o interiores con disposición hacia patios internos impiden esa observación directa. En otros casos, las unidades se destinan a alquiler temporario o están en fases de ocupación normal, especialmente en edificios recién entregados. El perfil del comprador extranjero también cambia la lectura. Muchos argentinos, bolivanos y brasileños compran departamentos en Paraguay como resguardo de capital, dadas las condiciones macroeconómicas de sus países de origen. Esto no implica desuso ni improductividad, sino una lógica de diversificación patrimonial. Además, muchos de estos departamentos se alquilan mediante plataformas como Airbnb o Booking, con rotación variable según la temporada, o están simplemente en pausa entre contratos de alquiler. En un contexto de crecimiento demográfico y urbanización, la vacancia momentánea no puede interpretarse como sinónimo de falla estructural del mercado. La periodista argentina también omite otro dato crucial: los bienes incautados por causas relacionadas al lavado de activos en Paraguay son mayoritariamente casas, estancias, terrenos baldíos o propiedades rurales. Según los registros públicos de remates de la SENABICO, apenas dos departamentos ubicados en edificios antiguos del microcentro fueron subastados en los últimos años. El peso inmobiliario dentro del universo de bienes incautados es marginal, lo que debilita la tesis de que los desarrollos verticales de Asunción serían el vehículo preferido para operaciones ilícitas. En lugar de seguir reproduciendo miradas externas basadas en generalizaciones o prejuicios, es momento de asumir una conversación más rigurosa sobre el futuro urbano de Asunción. El mercado inmobiliario paraguayo no es perfecto, pero está lejos de ser una anomalía latinoamericana. Su crecimiento responde a fundamentos claros: macroeconomía estable, baja carga impositiva, inflación controlada, una clase media en expansión, y un ecosistema de desarrolladores que —con matices— ha profesionalizado cada vez más su propuesta. Paraguay no es tierra de especuladores. Es tierra de oportunidades, sí, pero también de reglas que se han ido consolidando, con un Estado más presente y un sector privado que, en muchos casos, busca hacer las cosas bien. Y si hay algo que sí necesita el sector, no son alertas sin fundamento, sino más análisis serios, más datos y más periodismo económico de calidad.
- Invertir No Es Comprar Barato: Una Mirada Crítica a la Rentabilidad Mal Entendida en el Mercado Inmobiliario Paraguayo
Una crítica a la lógica reduccionista del “precio bajo” como sinónimo de oportunidad, y un llamado a evaluar la inversión inmobiliaria desde el valor real, la liquidez y la sostenibilidad a largo plazo. En un mercado aún en proceso de maduración como el paraguayo, persiste una noción distorsionada —y profundamente arraigada— sobre lo que significa invertir en el rubro inmobiliario. Con frecuencia, se asocia de forma automática la palabra “oportunidad” con el hecho de acceder a un inmueble de precio bajo o de precio por metro cuadrado bajo, sin un análisis más profundo sobre su verdadero comportamiento como activo de inversión. Esta lectura, aunque tentadora para quien busca multiplicar su capital sin asumir grandes riesgos, suele ser engañosa. Y en muchos casos, termina generando más pérdidas que beneficios. La rentabilidad inmobiliaria no puede ni debe medirse únicamente por el precio de entrada. La diferencia entre precio y valor, entre costo inicial y retorno neto, es fundamental para comprender cómo se construye una inversión sólida, sostenible y financieramente estratégica. Y esa diferencia, en Paraguay, marca con claridad la línea entre un activo con potencial y uno simplemente barato. El precio es el monto que se paga. El valor es lo que se obtiene a cambio. En el sector inmobiliario, esta diferencia se expresa en elementos como la ubicación, la calidad del diseño y la construcción, el prestigio del desarrollador, el prestigio de la constructora, la liquidez del producto, su comportamiento en el mercado secundario, la ocupación proyectada, la demanda de alquiler, la estabilidad jurídica, y la reputación del activo como resguardo patrimonial. Un departamento vendido a USD 45.000 en la periferia de la ciudad puede parecer una oportunidad atractiva desde lo numérico. Sin embargo, si ese inmueble carece de una red urbana consolidada, si está inserto en un proyecto sin respaldo técnico ni comercial, si la demanda de alquiler es inestable o si la reventa está restringida por la escasa liquidez del producto, el supuesto “ahorro” inicial se diluye rápidamente. En contraste, un departamento de USD 90.000 en un eje urbano denso, bien conectado, con sólida demanda de alquiler y respaldo institucional, puede tener una rentabilidad más baja en términos porcentuales brutos, pero ofrecer un retorno neto superior, sostenido y predecible. Inclusive dentro de un mismo barrio, es posible encontrar diferencias notables entre proyectos que, en apariencia, comparten una ubicación similar. Un departamento puede ofrecerse a USD 1.300 el metro cuadrado, mientras que otro, a escasos metros de distancia, se comercializa a USD 1.800 el metro cuadrado. A simple vista, la opción más barata parecería más atractiva, pero la diferencia puede explicarse —y justificarse— por múltiples factores: el diseño arquitectónico, la calidad de materiales, los espacios comunes, la altura de los cielorrasos, el perfil del desarrollador, el tipo de administración proyectada, e incluso la calle específica en la que se encuentra el inmueble y su relación con el tejido urbano. Esa diferencia de precio suele ser, en realidad, una diferencia de valor. Evaluar una inversión inmobiliaria implica comprender estas sutilezas, y saber que lo que se paga de más no siempre es un sobreprecio, sino una prima por liquidez, previsibilidad y menor exposición al riesgo. Uno de los errores más frecuentes es limitar la medición de la rentabilidad al cociente entre la renta mensual y el valor de compra. Esta fórmula, útil como referencia rápida, no contempla factores críticos como vacancia, gastos comunes, administración, impuestos, mantenimiento, seguros, depreciación y —sobre todo— salida del activo. En Paraguay, donde el mercado secundario aún es poco transparente y está poco desarrollado, la verdadera rentabilidad debe incorporar también el análisis de liquidez. ¿Cuánto tiempo lleva vender esa propiedad si se requiere hacerlo? ¿Cuántas ofertas se reciben realmente? ¿Existe un público dispuesto a pagar por ese producto sin necesidad de rematarlo? Un activo de “alta rentabilidad” con vacancia crónica o sin mercado de reventa pierde su atractivo como inversión, por más que haya sido adquirido a bajo costo. En mercados maduros, el análisis de inversión inmobiliaria siempre considera tres pilares: liquidez, proyección y respaldo. En Paraguay, estas variables son frecuentemente ignoradas o mal ponderadas. Liquidez: Es la capacidad del activo de convertirse en efectivo sin perder valor. Un inmueble puede ofrecer altos retornos en papel, pero si no se puede vender en el corto o mediano plazo, o si debe rematarse para generar liquidez, su utilidad como inversión se ve severamente limitada. Esto aplica especialmente a departamentos en proyectos poco consolidados, sin administración profesional ni posicionamiento en el mercado. Proyección: No se trata solo de si la zona “va a crecer”, sino de si hay una lógica urbana que respalde ese crecimiento. Infraestructura pública, equipamientos, conectividad, desarrollo de usos mixtos, cercanía a nodos económicos. Sin estos factores, la proyección queda atada a narrativas especulativas sin anclaje real. Respaldo: En Paraguay, la informalidad y la falta de trazabilidad de muchos desarrolladores sigue siendo un problema serio. Elegir un producto desarrollado por un actor con experiencia comprobada, trayectoria en entregas, cumplimiento normativo, gestión postventa y solvencia técnica reduce el riesgo y aporta valor real. La diferencia entre proyectos similares, pero con distintos promotores, puede medirse en años de estabilidad o en meses de litigios. Hay una tendencia creciente en el mercado local a presentar productos de bajo ticket como “democratización de la inversión”, cuando en realidad se trata de esquemas financieramente inviables sostenidos por marketing agresivo y promesas infladas. La ausencia de regulaciones estrictas y la falta de educación financiera favorecen la proliferación de estos modelos. Departamentos en pozo vendidos por debajo de los costos reales de construcción y comercialización, zonas periféricas sin servicios mínimos donde se promete “alta rentabilidad”, o proyectos sin respaldo técnico que seducen con cuotas accesibles pero sin entregar escritura ni garantizar ocupación, son ejemplos de falsas oportunidades que abundan en el mercado. En este contexto, la responsabilidad del inversor —y del asesor inmobiliario— es elevar el nivel de análisis. Preguntar más allá del precio. Cuestionar proyecciones. Exigir respaldo. En el mercado inmobiliario paraguayo, donde la oferta crece rápidamente pero la demanda calificada aún es limitada, invertir de forma inteligente implica comprender que el precio bajo no es sinónimo de oportunidad. Y que la rentabilidad verdadera se construye con tiempo, estrategia y criterio técnico. Una inversión sólida no se basa en la ilusión de un retorno rápido, sino en la construcción de un activo estable, líquido, proyectado, con demanda real y respaldo concreto. El desafío está en dejar de mirar solo el precio y empezar a mirar el valor. Porque en este mercado —como en cualquier otro— el verdadero inversor no es quien compra barato, sino quien compra bien.
- Grupo Fénix Lanza NIX Recoleta: Un Proyecto Residencial Pensado para Inversores
Con monoambientes desde 30 m² y unidades de un dormitorio de 45 m², NIX Recoleta responde a la demanda de alquiler tradicional y temporario, captando desde su preventa el interés de inversores que acceden a tickets desde USD 46.000. Grupo Fénix, con más de una década de experiencia asesorando a inversores en el mercado inmobiliario paraguayo, presenta su primer desarrollo propio: NIX Recoleta, un proyecto residencial que conjuga propósito, rentabilidad y sentido estético en una de las zonas con mayor proyección de la capital. Concebido específicamente para quienes buscan una inversión estratégica, NIX Recoleta se emplaza sobre Cuartel de la Rivera 4826, en pleno corazón del barrio Recoleta. Tradicionalmente residencial, Recoleta se transforma hoy en un nuevo eje urbano de alta densidad, donde conviven el auge de desarrollos corporativos y residenciales con una creciente oferta gastronómica y comercial. A pasos de La Cuadrita —la única peatonal gastronómica de Asunción—, del Shopping Mariscal y de una red consolidada de cafés, tiendas y servicios, el entorno inmediato del proyecto articula centralidad, conectividad y calidad de vida. En este contexto, NIX Recoleta se presenta como una propuesta de escala media —70 departamentos distribuidos en 7 plantas habitables, más una azotea con amenities— orientada a responder a la creciente demanda de renta urbana, tanto tradicional como temporaria. La estrategia de producto se basa en una tipología eficiente: monoambientes de 30 m² promedio y unidades de un dormitorio de 45 m², pensadas para alquiler en plataformas como Airbnb o para alquiler tradicional. Acompañadas de 24 cocheras, estas unidades fueron diseñadas para maximizar la rotación, la ocupación y el valor de reventa, priorizando atributos como practicidad, ubicación y bajo costo operativo. Desde la preventa, la propuesta fue bien recibida por un público inversor joven, que encuentra en NIX Recoleta una oportunidad concreta de entrada al mercado. Los monoambientes se comercializan desde USD 46.000, incluyendo mobiliario completo y cochera, mientras que las unidades de un dormitorio parten de USD 58.000, con la opción de agregar cochera y equipamiento. La financiación durante obra —con un plazo de 24 meses y sin intereses— permite escalonar pagos, facilitando el acceso a quienes inician su camino en la inversión inmobiliaria. NIX Recoleta incorpora un sistema de inmótica desarrollado por ITE, con sensores de presencia en áreas comunes que permiten ahorros energéticos de hasta el 30%, control de accesos mediante tarjeta, celular o llavero, y cerraduras digitales que se integran con asistentes virtuales. Todas las unidades incluyen Alexa como interfaz de control de entorno, y las funciones pueden gestionarse de forma remota desde dispositivos móviles. Esta tecnología apunta no solo a la comodidad del usuario, sino también a optimizar la administración a distancia, clave en modelos de renta temporaria. A esta solución tecnológica se suma una unidad de administración centralizada, que se encargará de toda la gestión operativa de las unidades, desde la ocupación hasta el mantenimiento, permitiendo a los propietarios delegar completamente la gestión y recibir únicamente el rendimiento y retorno de su inversión. Esta estructura está pensada para quienes desean participar del mercado inmobiliario sin asumir tareas adicionales, asegurando una experiencia ágil, eficiente y profesional. En términos de amenities, el edificio se inspira en la infraestructura hotelera y las necesidades del viajero urbano. Contará con piscina, gimnasio, coworking, quincho climatizado con parrilla y laundry, espacios funcionales que permiten desde mantener rutinas laborales o de entrenamiento hasta recibir visitas y resolver tareas cotidianas sin salir del edificio. Esta lógica integral refuerza la vocación del proyecto como producto de inversión de alta rotación, con servicios que responden a un público diverso: turistas, ejecutivos, residentes temporarios o propietarios que buscan rentabilidad sin renunciar a la calidad. Uno de los elementos más singulares de NIX Recoleta es la integración del arte como parte estructural del proyecto. El reconocido artista paraguayo Antonio Barú ha sido convocado para crear una obra mural que se convertirá en el ícono visual del edificio. Su lenguaje plástico, profundamente conectado con la espiritualidad guaraní, se expresa en símbolos, geometrías sagradas y paisajes internos que buscan reconectar con la memoria ancestral del Paraguay. Su intervención no es meramente decorativa: es un punto de anclaje conceptual que conecta el edificio con su propósito original de ser un espacio de creación, expansión y autenticidad. La obra tendrá una duración estimada de 20 meses y comenzará el próximo 28 de agosto de 2025. Detrás de NIX Recoleta hay una visión: la de construir desde el centro, desde lo esencial. Grupo Fénix transmite en este proyecto su filosofía de inversión con propósito, enfocada en brindar seguridad, retorno y valor a largo plazo. No se trata solo de colocar capital en ladrillos, sino de hacerlo en un producto concebido con coherencia, conocimiento de mercado y una identidad clara. La ejecución de NIX Recoleta ha sido proyectada por SIAR Ingeniería, una de las empresas con mayor trayectoria en el sector. Con más de 40 años de experiencia y un historial de más de 450 obras ejecutadas en todo el país, SIAR S.R.L. se ha consolidado como un referente en términos de cumplimiento, profesionalismo y capacidad operativa. Respaldada por un equipo de más de 500 contratistas y obreros, su participación en el proyecto garantiza estándares técnicos elevados y una ejecución ajustada a los más altos niveles de exigencia. La elección de SIAR responde a una visión que prioriza no solo la calidad constructiva, sino también la confianza y la previsibilidad a lo largo del desarrollo de la obra. El cálculo estructural estará a cargo del Ing. Francisco Muñizaga, reconocido por su solvencia técnica y experiencia en obras de mediana y gran envergadura. En un contexto urbano donde la demanda por renta temporaria se consolida y la búsqueda de activos con valor real cobra fuerza, NIX Recoleta representa una oportunidad precisa: accesible en precio, clara en su posicionamiento, respaldada por experiencia y construida para permanecer. Para conocer más sobre NIX Recoleta completa el siguiente formulario:
- Veralta: El Desarrollo que Consolida la Vida de Club como Estilo de Vida en Los Laureles
Asunción suma un nuevo protagonista a su escena inmobiliaria con la llegada de Veralta, un proyecto residencial que se propone redefinir el concepto de calidad de vida en uno de los barrios más codiciados de la capital: Los Laureles. Ubicado sobre la esquina de Alas Paraguayas y Serafina Dávalos, este complejo se inserta en un entorno consolidado y altamente valorado, rodeado de colegios, supermercados, centros comerciales y principales arterias urbanas. La ubicación no solo garantiza accesibilidad, sino también un contexto residencial tranquilo, ideal para quienes buscan vivir con equilibrio entre la calma y el movimiento. Desde su presentación al mercado, Veralta ha despertado un interés notable, posicionándose con fuerza entre las opciones de mayor potencial en Asunción. En apenas tres meses, el desarrollo ha colocado más del 20% de las unidades en la etapa de preventa, lo que evidencia tanto el atractivo del producto como la confianza que genera entre compradores e inversores. La velocidad de ventas anticipa una respuesta positiva del mercado y subraya la oportunidad de ingresar en una etapa temprana a un proyecto con proyección de plusvalía. Veralta Los Laureles ofrece unidades habitacionales diseñadas para adaptarse a distintos perfiles de usuarios. La propuesta incluye monoambientes, ideales para jóvenes profesionales, estudiantes o como primer inversión inmobiliaria; departamentos de un dormitorio, pensados para quienes buscan independencia sin resignar confort; unidades de dos dormitorios de 80 m² a 103 m², perfectas para parejas o familias pequeñas que priorizan amplitud y funcionalidad; y departamentos de tres dormitorios, que se destacan por su generosa distribución, espacios de guardado y diseño contemporáneo. Cada unidad ha sido proyectada con una distribución funcional, materiales de alta calidad y una estética moderna. Los ambientes privilegian la comodidad y la eficiencia, con espacios pensados para el disfrute cotidiano, tanto para quienes eligen habitar como para quienes buscan una inversión segura y con retorno. El concepto de "vida de club" es uno de los sellos distintivos del proyecto. Veralta propone una experiencia residencial integral, en la que los espacios comunes se transforman en verdaderas extensiones del hogar. El desarrollo contempla una cancha de pádel, piscina con solárium, gimnasio completamente equipado, quinchos, salas de eventos y más de 1.200 metros cuadrados de áreas verdes. En el centro de esta propuesta se ubica la Casa Club, un espacio concebido para el encuentro y la vida social de los residentes, con salas para eventos, sector de juegos, bar, área de plaza cubierta y un ambiente pensado para cada etapa de la vida, incluyendo un Kids Room y parque infantil techado. Esta infraestructura aporta un valor diferencial que excede la vivienda y fortalece el sentido de comunidad dentro del proyecto. A nivel comercial, Veralta se presenta como una alternativa competitiva, con precios alineados a la calidad del producto y diversas modalidades de financiación, incluyendo opciones propias, acuerdos con bancos como Itaú y Sudameris, así como planes para compradores al contado. Esta flexibilidad, sumada a la proyección de plusvalía y el respaldo de desarrolladoras reconocidas, consolida a Veralta como una propuesta atractiva para primera vivienda o inversión inmobiliaria. El proyecto tiene como fecha estimada de entrega diciembre de 2027 y es co-desarrollado por Creo Inmuebles y Altamira Group, dos firmas con trayectoria destacada en el sector. Creo Inmuebles es una empresa desarrolladora especializada en proyectos de vivienda que priorizan la funcionalidad, la eficiencia espacial y el diseño arquitectónico de alto nivel. Su enfoque se centra en maximizar el uso inteligente del espacio disponible sin comprometer la estética ni la calidad de vida de los residentes. La firma se caracteriza por la utilización de materiales duraderos, acabados modernos y una visión orientada a crear soluciones habitacionales que respondan a las necesidades reales del mercado, tanto en términos de habitabilidad como de inversión a largo plazo. Altamira Group, por su parte, es una desarrolladora inmobiliaria con más de 25 años de trayectoria internacional y una presencia consolidada en Paraguay desde hace más de 8 años. Su modelo de gestión integral 360° abarca todas las etapas del proceso inmobiliario: desde la arquitectura y la construcción hasta la comercialización y administración de sus propios consorcios. Altamira se distingue por contar con un equipo multidisciplinario altamente capacitado, tecnologías constructivas innovadoras y una política de mejora continua centrada en la calidad, la sostenibilidad y la funcionalidad. Su principal fortaleza radica en la construcción propia, lo que le permite garantizar estándares elevados, cumplimiento de plazos y un fuerte compromiso con la experiencia del cliente. Con un concepto claro, gran respaldo empresarial y una propuesta pensada para el estilo de vida contemporáneo, Veralta se posiciona como uno de los desarrollos más interesantes en curso dentro del mercado inmobiliario paraguayo. Los interesados pueden agendar su visita al showroom o solicitar una propuesta personalizada completando el siguiente formulario:
- ¿Funciona la Exclusiva en Propiedades a la Venta? Lo Que Todo Propietario y Desarrollador Debería Evaluar
En un mercado inmobiliario cada vez más competitivo, la figura de la exclusiva se posiciona como una herramienta estratégica que puede marcar la diferencia entre una venta exitosa y un inmueble que permanece sin venderse durante meses. Pero no siempre es la solución ideal. Su eficacia depende de múltiples factores: desde la reputación del agente hasta la naturaleza del producto, el momento de mercado y la estrategia de comercialización. Entonces, ¿cuándo conviene otorgar la exclusiva y cuándo puede jugar en contra? Otorgar la exclusiva significa confiar la venta o alquiler de un inmueble a un único intermediario, generalmente por un plazo determinado. En teoría, este acuerdo garantiza que el agente inmobiliario se comprometa al máximo, invierta en marketing, organice recorridos personalizados y negocie con propiedad, sabiendo que no competirá con otros por la comisión. Desde la perspectiva del desarrollador o propietario, la lógica parece sólida: una sola voz que comunica el producto con claridad, un canal de contacto ordenado y una estrategia coherente sin fragmentación de precios, versiones ni relatos. En mercados más maduros, la exclusiva es casi un estándar para propiedades en venta. Pero en Paraguay, su aplicación aún genera dudas. En parte porque el mercado está menos profesionalizado, y en parte porque muchos clientes han tenido malas experiencias: exclusivas sin resultados, promesas incumplidas o agentes que no activan canales ni redes. La exclusiva funciona especialmente bien en contextos donde el agente o inmobiliaria tiene posicionamiento en el mercado, una red activa de contactos y capacidad de generar contenido diferencial para impulsar el inmueble. También cuando el producto necesita una narrativa curada, un proceso de venta consultivo o filtros específicos para el perfil del comprador. Es decir, cuando no se trata de vender un lote más, sino de comunicar un concepto, defender una propuesta de valor o posicionar un desarrollo en un mercado saturado. La exclusiva da resultados cuando el agente se involucra, responde rápido, conoce el producto en profundidad y mantiene una comunicación transparente con el propietario. Sin ese compromiso, no hay cláusula que garantice el éxito. Sin embargo, la exclusiva también puede jugar en contra cuando se otorga sin criterio o sin evaluar la capacidad real del intermediario. Si el agente no tiene los recursos ni la red para activar la propiedad, si simplemente la publica en los mismos portales sin estrategia, o si desincentiva la colaboración con otros colegas, lo que se logra es limitar artificialmente la exposición del inmueble y postergar su venta. Esto se agrava cuando el producto no está bien ubicado en precio, tiene documentación irregular o directamente no cuenta con demanda clara. En esos casos, cerrar el canal a una sola inmobiliaria puede volverse un error estratégico. Más allá del marco operativo, la exclusiva también incide en la percepción del mercado. Un producto que no rota dentro del plazo previsto —y que permanece durante meses exclusivamente en manos de un solo canal sin resultados— corre el riesgo de quedar “quemado” en la mente del comprador. En un entorno tan digitalizado como el actual, donde los interesados suelen ver las mismas publicaciones repetidamente, un inmueble que no cambia de estado, precio o narrativa se asocia rápidamente a una propiedad problemática o sobrevalorada. La falta de movimiento genera desconfianza, y esa desconfianza es difícil de revertir incluso cuando se ajustan las condiciones. En este sentido, la exclusiva no solo tiene un costo comercial, sino también simbólico: puede debilitar el posicionamiento de un proyecto si no está correctamente activada y sostenida con inteligencia de mercado. Una idea equivocada que muchos propietarios tienen es que firmar una exclusiva significa desentenderse del proceso. En realidad, la exclusiva exige más compromiso: requiere un seguimiento constante, indicadores de avance, revisiones periódicas de precio y estrategia. Una exclusiva sin rendición de cuentas es solo un acto de fe. Y en un mercado que evoluciona rápidamente, la fe sin datos no alcanza. Hoy, algunos desarrolladores están optando por esquemas intermedios: exclusivas por etapas, exclusivas compartidas con agencias de confianza, o contratos con metas concretas y tiempos definidos. Estos modelos híbridos buscan combinar el foco y el orden que da la exclusiva con la flexibilidad que exige el mercado. En contextos dinámicos, con productos de alta rotación o volumen, abrir más de un canal puede ser más eficaz que centralizar todo en un solo interlocutor. Ahora bien, cuando se trata de propietarios individuales que venden una propiedad puntual —una casa familiar, un departamento heredado, un terreno sin construir o incluso una unidad de inversión—, la lógica cambia por completo. En estos casos, otorgar una exclusiva a un agente profesional suele ser no solo conveniente, sino deseable. A diferencia de los desarrolladores, que manejan grandes volúmenes de stock y tienen estructuras comerciales propias o tercerizadas, el propietario particular no vive del negocio inmobiliario y generalmente no tiene tiempo, conocimientos ni recursos para gestionar múltiples relaciones en paralelo. Coordinar con varios agentes, filtrar visitas, revisar publicaciones duplicadas, lidiar con versiones contradictorias de precio o condiciones, e incluso recibir llamados a horas inapropiadas se convierte, muy rápidamente, en una carga emocional y operativa. En ese contexto, trabajar con un solo interlocutor permite ordenar el proceso, profesionalizar la comunicación y canalizar todos los esfuerzos hacia una estrategia coherente y bien ejecutada. La exclusiva no solo evita la superposición caótica de anuncios —que muchas veces deteriora la imagen del inmueble—, sino que además permite establecer una relación más cercana y comprometida entre propietario y agente. Hay mayor responsabilidad, mejor seguimiento, y un flujo de información más transparente. Incluso desde lo emocional, para alguien que está vendiendo su hogar o una propiedad con valor afectivo, tener una única persona de confianza que lo acompañe en el proceso reduce significativamente la ansiedad y da mayor contención. Por supuesto, esta confianza no puede ser ciega. El propietario sigue teniendo el deber de verificar a quién le está entregando la exclusiva: su experiencia, su reputación, su capacidad de respuesta, y el tipo de estrategia que planea implementar. Pero cuando se elige bien, el resultado suele ser superior a dispersar el inmueble entre múltiples canales con poca coordinación. En este tipo de operaciones individuales, la exclusiva bien aplicada no solo protege los intereses del vendedor, sino que también mejora la experiencia del comprador, quien encuentra una propuesta más clara, coherente y cuidada. En la práctica actual del mercado paraguayo, especialmente en el segmento de nuevos desarrollos, la exclusiva muchas veces deja de ser una ventaja y pasa a ser una limitación. Con una creciente cantidad de agentes independientes, redes comerciales informales y agencias establecidas operando al mismo tiempo, restringir la comercialización a un solo canal implica renunciar a un ecosistema que hoy mueve una parte sustancial del volumen de ventas. Además, en un contexto donde la oferta inmobiliaria ha crecido de forma significativa y los proyectos compiten por captar la atención de un público cada vez más informado y exigente, es habitual que los agentes comparen productos de características similares. Si entre dos opciones equivalentes en precio, ubicación y calidad, uno de los proyectos ofrece una comisión completa y el otro tiene exclusiva (y por ende una comisión dividida), el incentivo es claro: la recomendación irá naturalmente hacia el que deja mayor margen al intermediario. Esta dinámica, aunque no siempre explícita, se repite con frecuencia y explica por qué muchos desarrolladores optan por abrir su canal de ventas a toda la red de brokers, priorizando la capilaridad antes que el control absoluto del discurso comercial. La exclusiva no es ni buena ni mala por sí misma. Es una herramienta. Y como toda herramienta, su valor depende de quién la utilice, cómo lo haga y en qué momento del proceso se aplique. Otorgar una exclusiva sin claridad estratégica, sin expectativas compartidas y sin una revisión crítica de su ejecución puede ser tan perjudicial como no otorgarla cuando sí corresponde. La pregunta que debe hacerse todo propietario o desarrollador antes de firmar es sencilla pero profunda: ¿estoy entregando mi inmueble a alguien que realmente puede llevarlo a su máximo potencial, o simplemente estoy cediendo el control esperando que algo ocurra? La respuesta a esa pregunta —más que cualquier cláusula contractual— es lo que determinará si la exclusiva funciona… o no.
- Torre Faro en Marena: Una Nueva Forma de Invertir en Ladrillos
En un entorno urbano en plena expansión, a minutos del eje corporativo de Asunción, emerge una propuesta que desafía los modelos tradicionales de acceso a la vivienda: Torre Faro combina financiación inédita, una experiencia residencial de alto estándar y un entorno natural diseñado para vivir la ciudad como si fuera un resort. En un mercado donde los esquemas tradicionales de financiación limitan el acceso a la inversión inmobiliaria, surgen propuestas que buscan romper con esa lógica sin renunciar a la calidad ni al potencial de valorización. Torre Faro, la sexta torre del proyecto Marena desarrollado por EYDISA Desarrollos Inmobiliarios, encarna precisamente esa visión. Es una apuesta por un modelo accesible, sostenible y con enorme proyección, enmarcada dentro de un megaproyecto residencial que redefine el concepto de vivir en la ciudad con ambiente de resort. Marena se desarrolla sobre la calle 12 de Junio, a tan solo 3,5 kilómetros del eje corporativo de Asunción y a escasas cuadras del Club Internacional de Tenis. En una zona que se encuentra en plena expansión urbana y donde se concentran varios desarrolladores de primer nivel, EYDISA avanza con un emprendimiento de escala inédita: un condominio cerrado con seguridad, amenities de alto estándar y una laguna cristalina con tecnología Crystal Lagoons®, rodeada de playas, palmeras y un equipamiento que apunta a elevar la calidad de vida de sus residentes. En este contexto, Torre Faro se posiciona como un producto único, tanto por su concepto como por sus condiciones comerciales. Vistas panorámicas desde la Torre Faro Marena no es simplemente un desarrollo inmobiliario con buenos amenities. Es un ecosistema residencial planificado alrededor de un recurso que marca la diferencia: una laguna de agua cristalina, apta para actividades como kayak, paddle board, natación. Esta laguna, desarrollada con la reconocida tecnología Crystal Lagoons®, permite vivir la experiencia de playa dentro de la ciudad, los 365 días del año. La primera torre del complejo, Brisa, ya está en obra y será entregada con la laguna terminada en julio de 2026. La segunda torre, Arena, iniciará su construcción en agosto de 2025. Cada torre se entrega de forma escalonada año tras año, consolidando progresivamente el conjunto residencial. Faro, como sexta torre del complejo, mantiene su propia lógica dentro de esta secuencia. El rasgo más distintivo de Torre Faro no es su arquitectura, su ubicación ni sus vistas a la laguna —aunque todo eso forma parte del atractivo—, sino el modelo de financiación que plantea. A diferencia del esquema clásico de entrega del 25% más cuotas durante obra, Faro propone una entrega inicial de apenas el 5% del valor de la unidad y un plan de 100 cuotas fijas, sin intereses. Este modelo, que implica un horizonte de entrega estimado en 100 meses (aproximadamente ocho años), permite abrir las puertas de la inversión inmobiliaria a un segmento del mercado históricamente excluido por las exigencias iniciales de capital. Lejos de tratarse de un plan de ahorro, se trata de una compraventa directa: cada inversor firma por la unidad específica que desea —su tipología, altura y orientación—, congelando el precio desde el momento de la firma. El producto apunta tanto a pequeños ahorristas que buscan capitalizarse a largo plazo como a inversores con mayor capacidad financiera que ven en Faro una forma estratégica de diversificar. Con una cuota mensual que comienza en USD 788 para monoambientes y llega a los USD 2.200 en unidades de tres dormitorios, el abanico de posibilidades se adapta a distintos perfiles. El verdadero diferencial de Torre Faro no solo está en el valor de las cuotas, sino en su lógica de valorización. El inversor accede hoy a precios iniciales, pero en ocho años recibirá un activo cuya plusvalía acumulada —considerando inflación, consolidación del barrio, finalización de la laguna y saturación de unidades disponibles— puede representar un incremento estimado importante, sin contar la renta futura. A esto se suma la posibilidad de disfrutar desde los primeros años del condominio y sus amenities, incluso antes de recibir la unidad, algo que no es habitual en este tipo de esquemas a largo plazo. En un mercado con escasas alternativas de turismo interno o escapadas de fin de semana, las unidades de Marena , por su ubicación y amenities, también abren la puerta a un mercado creciente de alquiler temporal entre asuncenos, sumando una demanda alternativa a la tradicional de alquiler residencial o corporativo. Marena se compone de ocho torres residenciales con amplios balcones y vistas abiertas hacia la laguna. Los edificios están rodeados por una extensa playa de arena blanca, palmeras, jardines, y una serie de espacios comunes pensados para ofrecer una experiencia de vida integral. Entre los amenities se incluyen canchas de fútbol, beach volley y pádel; gimnasio con vista a la laguna; spa con sauna y salas de masajes; coworking; salón de eventos; club house con restaurante; salas de juego para niños; jardines zen; bar de playa; terrazas con quinchos climatizados; y un circuito de sendas aeróbicas. A ello se suma un sector comercial exterior que brindará servicios esenciales como supermercado, lavandería, cafetería y otros locales de conveniencia, generando autonomía y practicidad para la comunidad. Un detalle no menor: toda la circulación vehicular dentro del condominio es subterránea. Esta decisión proyectual garantiza la seguridad para niños, peatones y mascotas, y contribuye a reforzar el ambiente de tranquilidad que define al proyecto. Las unidades de Torre Faro contarán con terminaciones de primera calidad, incluyendo aberturas con doble vidrio aislante (acústico y térmico), cocinas equipadas y materiales seleccionados bajo estándares internacionales. Marena es desarrollado por EYDISA, una firma de sólida trayectoria y amplio reconocimiento en el mercado inmobiliario local. Presente en Paraguay desde el año 2012, EYDISA ha desarrollado numerosos emprendimientos residenciales y corporativos en ciudades como Asunción, Altos, Pedro Juan Caballero y Hernandarias. Su experiencia como desarrollador inmobiliario le ha valido importantes distinciones, como el premio Top Marcas de la Construcción. La compañía cuenta con un know-how especializado en la implementación de proyectos con tecnología Crystal Lagoon® y un equipo de profesionales radicado estratégicamente en el eje corporativo de Asunción, a tan solo tres kilómetros del predio donde se construye Marena . La construcción estará a cargo de CCI Proyecta y Construye, una empresa con una extensa trayectoria y alto prestigio en el rubro, responsable de obras emblemáticas en Paraguay, especialmente en la capital. En un contexto donde los grandes desarrollos muchas veces quedan reservados a segmentos de alto poder adquisitivo, Torre Faro representa una excepción estratégica: un modelo pensado para incluir, sin sacrificar calidad ni visión de largo plazo. La fórmula que propone —con una cuota fija, sin intereses, y una ubicación privilegiada dentro de un entorno urbano que incorpora naturaleza, infraestructura y seguridad— no solo responde a una necesidad concreta del mercado, sino que anticipa una tendencia. Cada vez más, los proyectos exitosos serán aquellos que sepan combinar accesibilidad con propuesta de valor, y que logren transformar la vivienda en una experiencia de vida. En ese camino, Marena se posiciona como uno de los referentes del nuevo paradigma residencial en Paraguay, y Faro, como su puerta de entrada más inteligente. Si desea más información sobre Torre Faro en Marena, complete el siguiente formulario:











